Por JOSÉ CONEJERO ALCARAZ
Ruperto Chapí y su ciudad al fondo
En óleos nobles he visto a un caballero español
portando en su diestra mano la ciudad donde nació.
Preguntemos que ciudad el gran maestro ha nacido...
y nos dirán que en Villena... ¡donde conservan su nido!.
*****
Chapí... Aquel "chiquet de la blusa"...
que logró alcanzar la cumbre
entre fusa y semi fusa.
El que brillaba en sus ojos
las sales mediterráneas
mojadas con aguas frescas
de sus nubes coterráneas.
Firme, como su lealtad,
como su hombría, hasta el fin.
Así fué y vocacional...
la ilustración de Chapí.
A su amplia ilustración
unió fantasía creadora
y añadió, cual galardón...
sutileza pensadora.
Su melodía musical era...
porque Dios lo quiso,
como un gran "Puñao de rosas"
Mi homenaje al maestro Ruperto Chapí
Un buen día te lanzaste al encuentro
de la luz por el maravilloso sendero
de la música.
*****
En el aleccionador silencio de los recuerdos
se eleva tu voz, cual murmullo de floresta...
Como una música acariciante.
Comienzan a arder los candelabros de las altas
palmeras que despiertan al nuevo amanecer.
Todo está impregnado de silencio cuando vuelan
las campanas aladas hasta perderse entre lauros,
arrebatador concierto, como plegarias de bronce
rindiendo honor al Maestro.
Silencio...!
Mudos los labios...!
Alertado el pensamiento...!
Ya la tibia y suave brisa va repitiendo los ecos,
y el corazón los latidos detiene dentro del pecho,
porque su latir altera ese profundo silencio
que en la noche de los tiempos acarician el recuerdo.
¡Silencio...!
El alma en alto y abierta para que penetre el eco
de los pífanos antiguos que hacen honor al Maestro.
Extraído de la Revista Villena de 1997
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