A José M.ª Soler. Por Lluis Ferri
Tu cuerpo transita ya
la penumbra apacible
del eterno reposo,
está tu rostro desprovisto de la luz,
tu voz callada para siempre.
Te vas discreto, sencillo,
casi ignorado por los tuyos
y nos dejas tu equipaje abandonado
estación tras estación.
Te vas y nos queda
la orfandad de tus escritos,
de tu museo, de tu ciudad entera,
de Consuelito.
La tarde desolada evoca
tu paciente saber acumulado,
tu elocuencia, tu docto magisterio,
tu espíritu humanista,
todos los vestigios que has atesorado,
la memoria de este pueblo
desgranada por tus dedos.
¿Quién seguirá ahora las huellas
de nuestros pretéritos paisanos?
¿Quién surcará los montes,
las ramblas, las llanuras
tras la estela invisible del pasado?
¿Quién descifrará los restos minerales
para entender lo que hemos sido?
Te vas y nos dejas
una vastísima oquedad en el paisaje,
tu recuerdo anclado
en todos los parajes de tu eterna amante,
Extraído de la Revista Villena de 1997
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