EL PENSADOR DE MÁRMOL
En una roca estaba
el pensador de mármol
y el faro jugaba
con el mar a caballo.
Un silencio sepulcral
se apoderó de la noche
mientras las olas iban ya
junto al pensador sin reproche.
Si pudiera moverme
—decía desesperado—
las olas no vendrían a verme
ni yo escucharía su canto.
Rompióse la piedra en dos
y una nube celeste
conquistó su amor
y las olas optaron por perderse.
Y la nube estaba ciega,
que, aunque el hombre tomara la carne,
tornaría siempre en búsqueda
SOBRE TU HOMBRO CAÍDO
Sobre tu hombro caído
se resumen los siglos,
los de plena armonía,
los de oscuro signo.
Sobre tu cabeza erguida
las ilusiones y esperanzas,
la solera de lo viejo,
el devenir de la templanza.
El chasquido de las palmas
señal de alegría nueva
canta al rodar el día,
al encuentro con las estrellas.
Tus mejillas sonrosadas
surco de lo tierno
donde soldados y damas
encuentran siempre refresco.
Sobre tu hombro caído
descansan todos los tiempos
para reciclar el curso
de lo antiguo y lo moderno.
Por JESÚS SOTO MELLAN
Extraído de la Revista Villena de 1997
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