Formar actitudes cooperativas en los adolescentes.
Por M.ª JOSÉ COLOMA MARTÍNEZ
Un reto y una experiencia innovadora en el Instituto de Formación Profesional «Navarro Santafé» de Villena.
Un grupo de profesores del Instituto de F.P. «A. Navarro Santafé» hemos llevado a cabo, durante el pasado curso escolar 96-97, «una experiencia para reducir los numerosos conflictos que surgen a diario en las aulas del Centro». Más de 500 alumnos de 2.º Ciclo de Enseñanza Secundaria Obligatoria, con edades comprendidas entre 14 y 16 años, han participado en esta experiencia, «que tenía como objetivo enseñar a estos adolescentes a ser menos agresivos y más cooperativos».
«La joven y la vieja» y «Una copa o dos caras». Pruebas de la importancia de ver las cosas desde distintos puntos de vista.
Hemos partido de que el conflicto, en sí mismo, no es negativo sino que es, incluso, algo positivo e ineludible, porque:
• La diversidad, la divergencia, es un valor, una fuente de enriquecimiento en un mundo plural.
• Es una palanca de transformación social. A través de entrar en conflicto con lo injusto, la sociedad avanza hacia modelos mejores
Acostumbramos a ver el conflicto como algo a evitar, porque lo relacionamos con la forma en que habitualmente se resuelve: la guerra, la violencia. No es de extrañar que tengamos esa imagen. La historia está plagada de guerras; los medios de comunicación, los juguetes, nos dan siempre modelos violentos de resolución de conflictos. Si a ello le sumamos la situación de violencia estructural presente en el mundo (paro, pobreza, desigualdades...), tenemos el caldo de cultivo perfecto para que los actos de violencia sean un hecho cotidiano.
Puesto que lo negativo es la forma de resolver los conflictos, se trataba de enseñar a los alumnos a hacerlo de una forma no violenta.
Por otra parte, los cambios físicos y psicológicos de la adolescencia propician la aparición de conflictos en esta etapa de la enseñanza.
Alrededor de los 14 años se producen cambios corporales, que tienen como consecuencia un mayor interés por el cuerpo y la imagen. Estos cambios van unidos al desarrollo de la sexualidad, que es vivida con necesidad de experimentación. Es una etapa de incertidumbre, de falta de confianza en sí mismos, de búsqueda del yo, de autoafirmación. Una época de adquisición de autonomía personal e independencia social. Una época de rebeldía contra las costumbres de los adultos, pero en la que incurren en modas y hábitos sacados de la tele y los famosos.
Característico de esta edad es el predominio del pensamiento idealista con respecto al mundo y al comportamiento humano, así como la necesidad-dependencia del grupo, razón por la que conceden especial importancia a la lealtad.
Nuestra intervención con estos alumnos ha seguido los siguientes pasos:
1. ENSEÑARLES A CONOCERSE MEJOR A SÍ MISMOS Y A LOS DEMÁS, PARA LOGRAR LA AFIRMACIÓN EN EL GRUPO Y MEJORAR LA AUTOESTIMA.
Todas las relaciones comienzan con una PRESENTACIÓN. Hemos subrayado las actividades de presentación, olvidadas casi siempre en la enseñanza, porque ayudan a "romper el hielo" y crean el clima adecuado para unas relaciones más cooperativas.
A continuación, las actividades de conocimiento tienen como objetivo descubrir valores positivos de uno mismo y de los demás, y permiten a los alumnos compartir sentimientos.
Conocer a los demás es imprescindible para afirmarse en el grupo. Conocerse a sí mismo es el primer paso para construir la autoestima. Pero el instrumento más potente para edificar la autoestima de nuestros alumnos es el lenguaje, pues con él les reflejamos su identidad. Es vital, por tanto, fomentar la autoestima tanto cuando elogiamos, como cuando corregimos. Para ello, proponemos lo siguiente:
• Describir conductas sin juzgar. Así distinguimos entre la valía del alumno y su conducta, esto es, desvinculamos la valoración de una conducta de su valía básica como persona.
• Comunicar los motivos para querer que se haga algo. Es más fácil satisfacer expectativas y evitar el conflicto cuando se sabe por qué los demás reaccionan de una manera.
• Apreciar los esfuerzos, tanto si tienen éxito como si no.
ELOGIAR. Configuramos las conductas de nuestros alumnos a través del elogio y la aprobación. Si lo sabemos utilizar, les estamos enseñando a reconocer lo que tiene un valor especial, aquello que hicieron de lo que pueden sentirse orgullosos, y además pueden aprender a valorar sus esfuerzos y talentos. Para ello, hay que:
• Comunicar los sentimientos cuando se elogia, para que el alumno sepa que es importante para el profesor y, para no ser arbitrario ni impredecible.
• Aprovechar toda oportunidad para elogiar sinceramente, pero evitar el elogio excesivo que incomoda y presiona a destacar cada día.
• Evitar el cumplido ambivalente, esto es, evitar recordar fracasos anteriores cuando elogia por lo que se hizo bien.
CORREGIR. Si es en forma de rechazo o insulto, el alumno no estará receptivo a la información nueva ni deseará comportarse correctamente. Aunque "obedezca", estará resentido y reacio. Para que saque provecho de la corrección y cambie de conducta sin sentirse mala persona, los pasos a seguir en nuestro lenguaje son:
1.- Descripción de la conducta, sin hacer valoraciones.
2.- Una razón para cambiar dicha conducta.
3.- Reconocimiento de los sentimientos, esfuerzo, criterio o motivos del alumno.
4- Formulación clara de lo que se espera de él.
LOS ESTILOS DE LENGUAJE A EVITAR, por destructivos, porque merman la autoestima son: Hipergeneralizaciones, que nunca son verdaderas ("Siempre lo haces mal"); Amenazas vagas o violentas ("Hazlo otra vez y verás lo que te pasa"); Trato silencioso. No hablar a un alumno por su mala conducta le hace sentir rechazado, sin modo de compensarlo.
2. El segundo paso era lograr LA CONFIANZA de cada alumno EN EL GRUPO
Hemos tratado de que cada alumno tome conciencia de la importancia de los otros, de potenciar el sentimiento de unión al grupo, de eliminar miedos y prejuicios con respecto a uno mismo y los demás. Se trata de sentirse sostenido por el grupo, de enfrentar los conflictos poniendo sobre la mesa las cosas, sin tapujos.
Hemos utilizado ejercicios físicos; ejercicios de equilibrio y de orientación, evitando la competitividad. Para resolverlos, son imprescindibles la confianza en uno mismo y en el grupo.
3. Para resolver los conflictos sin agresividad, es necesario que exista en el grupo una COMUNICACION EFECTIVA.
Los jóvenes carecen a veces de habilidades para expresar sus deseos, necesidades y sentimientos. Por esto, tienen que aprender a diferenciar los distintos estilos de comunicación: Pasiva; Asertiva y Agresiva.
Ser pasivo significa evitar decir lo que piensas y quieres, por miedo a las consecuencias, por no saber manifestarlo, o por creer que los derechos de los demás son más importantes que los propios.
Ser agresivo significa decir lo que piensas sin respetar el derecho de los demás a ser tratado con respeto. Algunos se comportan con agresividad porque así consiguen lo que desean, o porque es el único modo de sobrevivir en su entorno.
Ser asertivo es expresar lo que piensas y esperas de los demás de manera honesta y no amenazadora, sin dejar de tener en cuenta tus derechos y sin pisotear el respeto por los demás.
Ser capaces de responder asertivamente es especialmente importante para los adolescentes. Están aprendiendo a ser más independientes pero, al tiempo, se sienten inseguros en la relación con sus compañeros y dependientes de su aprobación. En las actividades se describe una situación problemática usual (ser insultados, tener una mala nota...), y se pide que describan cómo reaccionarían, analizando ventajas y consecuencias.
Otros aspectos de la comunicación que hemos trabajado han sido el reparto justo de la palabra, la escucha activa, la comunicación no verbal (posturas, gestos) y la expresión de sentimientos.
4. El siguiente paso era DESARROLLAR LA CAPACIDAD DE EMPATÍA
No es otra cosa que experimentar "en la propia piel" para intentar cambiar actitudes y comportamientos. Se hace mediante simulación, para hacer vivir experimentalmente una situación, no sólo intelectualmente sino también con los sentimientos. Se trata de "mirar" desde puntos de vista diferentes a los usuales para aprender que la realidad puede ser distinta desde cada uno. Ayuda a comprobar lo relativo de nuestras imágenes mentales respecto a los demás, y que guían nuestros actos.
5. El último paso fue lograr LA CAPACIDAD DE CONSENSO EN EL GRUPO, y sustituir la relación competitiva por RELACIONES COOPERATIVAS.
Para ello, les hemos enseñado a tomar decisiones consensuadas, poniéndoles en situaciones que sólo podían resolver a través de éstas (ej.: Resolver problemas contando con las pistas que cada uno tiene) y siguiendo las siguientes normas:
• No cambies de opinión para llegar a un acuerdo y evitar el conflicto.
• Apoya sólo aquellas decisiones con las que, al menos, estés en parte de acuerdo.
• No emplees técnicas para reducir el conflicto, como el voto de la mayoría o el promedio.
• Razona tu punto de vista sin discutir, y mira las diferencias de opinión como una riqueza, no como un obstáculo.
En este punto ya habían asimilado la eficacia del trabajo cooperativo: que competir nunca es la mejor opción, ni individual ni colectiva, y que el mejor resultado, se obtiene cooperando.
Como evaluación de esta experiencia nos ha servido el cambio de actitud de nuestros alumnos, que han sustituido habituales comportamientos competitivos por otros más cooperativos, y han incorporado formas menos agresivas de resolver conflictos. La experiencia se ha realizado en el tiempo dedicado a tutorías pero además, y dado el elevado número de profesores que han participado, ha sido fácil incluirla en muchas asignaturas aprovechando los diferentes tipos de actividades que en ellas se realizan.
Para todos, ha sido un esfuerzo más para mejorar las actitudes y la convivencia, en uno de los Centros donde se forman gran parte de los jóvenes de nuestra ciudad.
Extraído de la Revista Villena de 1997
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