Historia, copiada del boletín de la Coronación de 1948, en la que su autor narra un suceso prodigioso ocurrido en 1912-13, se desconoce si la incoación presentada por el Párroco Azorín dio fruto.
Cedido por... Pepe Galbis Hernández.
UN MILAGRO DE LA VIRGEN DE LAS VIRTUDES
De propio impulso, y sobreponiéndose un instante a la enfermedad que le tiene postrado, anhelante por ayudarnos en nuestra labor este ilustre y fervoroso hijo de Villena, Rdo. Gaspar Archent, que tantas veces tuvo la gloria de ensalzar con su apasionada oratoria sagrada y con su pluma de historiador, de literato y de poeta, el amor a nuestra Excelsa Patrona, en forma inigualable e inolvidable, se une y colabora con nosotros aun con esta sentida cuartilla que nos envía, que tanto nos alegra y tanto nos honramos en publicar.
Fue por el año doce o trece del presente siglo. Aquel año hubo en Villena, por primera vez, festejos de Aviación, y acudieron gentes de todos los pueblos inmediatos.
El campo de exhibición fue en los llamados “Prados de Galeno”, y allí se llegaron todos.
Había venido de Sax una joven que estaba muda durante algún tiempo.
Antes de regresar entró en Santiago a despedirse de la Virgen, y al salir de la iglesia exclamó de repente diciendo a los que la acompañaban: “¡Ay, Josefa, que ya hablo!”. Y corrió la noticia como una centella.
Al volver a Sax, ya lo noticia veloz como el relámpago, iba de boca en boca y era en todos motivo de asombrado comentario.
Al día siguiente, que era el día 8, vino a la procesión acompañada de sus padres, cosa que repitió varios años.
El Párroco de Santiago, que era Don Francisco Azorín, de tan venerada memoria, incoó el oportuno expediente.
Y ese fue el milagro de nuestra querida Patrona.
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