31 jul 2024

1995 APUNTES SOBRE LA VIDA Y LA ÉPOCA DE D. JOAQUÍN MARÍA LÓPEZ

Apuntes sobre la vida y la época de D. Joaquín María López.
Por ROBERTO MARCO AHUIR
El día 15 de agosto de este año 1995 faltarán tres años para el segundo centenario del nacimiento en Villena de D. Joaquín María López. Nos parece oportuno recordar esta fecha y en lo posible llamar la atención sobre ella; para no hacer actual una crítica aparecida en un periódico de fiestas en septiembre de 1921 al expresarse así en sus páginas centrales dedicadas a Chapí y a López: si con sinceridad debemos hablar, hay que reconocer que en mucho más olvido que a Chapí recluimos a este orfebre de la palabra; olvido imperdonable que costará caro a los prohombres españoles por el estudio ingrato que de la senda de D. Joaquín hicieron.
Es cierto que las Escuelas Graduadas inauguradas en tiempos de la segunda República lo hicieron con su nombre. Pero es cierto también que ello se debió a un artículo defendiendo en la revista «Villena» el nombre de D. Joaquín para esas escuelas y suscrito por D. Antonio Pérez Torreblanca, hijo de Villena y abogado en ejercicio en Alicante; a la sazón Director General de Agricultura (entonces no había ministerio de este ramo) del Ministerio de Economía y también Diputado en las Cortes Constituyentes de la República. En nuestro tiempo la biografía de Vicente Prats y la colocación de su busto en el Paseo de Chapí, son datos de un reencuentro de Villena con una de las figuras excelsas de su historia; que sigue viva y el 15 de agosto del año 1998 Villena sabrá comportarse como ese nombre histórico merece.
D. Joaquín María López nace en una calle singular de Villena: la Puerta de Almansa, llamada así como recuerdo de la Puerta de la muralla medieval que abría el camino hacia Castilla por Almansa. Hijo de una familia de hidalgos, su padre D. Alonso López de Oliver y Pérez, abogado de los Reales Consejos y Regidor Perpetuo de Villena. Su madre, D.ª Pascasia López y Cervera, nacida y educada en Madrid en el Colegio de Loreto, llamada «La Colegiada» al destacar por su educación entre la sociedad local. Dos tíos abuelos serán sus tutores. D. Pedro López, beneficiado de la Iglesia de Santiago de Villena y Fray Antonio Cervera, Vicario y Prior después de la Orden militar de San Juan. La infancia de D. Joaquín transcurre, la mayor parte, en una heredad del segundo tío: La Hoya Hermosa. Las razones de no hacerlo en Villena y con sus padres las ignoramos.
A este respecto un coetáneo de nuestro paisano, Mesonero Romanos, en sus memorias, que cita Fernández de los Ríos, escribe: absolutamente todos los muchachos desde los ocho a los doce años éramos decididamente liberales hasta la médula de los huesos, y en nuestras escuelas, en nuestros juegos, en nuestros paseos, revelábamos nuestros sentimientos por medio de canciones y peroratas que sin duda harían estremecer a nuestros padres y abuelos».
Los finales del siglo XVIII no pueden calificarse como ilustrados como ese siglo se denomina. Carlos III muere en diciembre del año 1788. Le sucede su segundo hijo, el primero incapacitado por enfermedad mental, Carlos IV. Hombre débil y bien intencionado, dominado por su esposa María Luisa, rompe con la tradicional serie de ministros de su padre y se entrega la pareja real en brazos de Godoy. Este personaje de gran ambición personal, en década y media lleva a España a guerrear: con Francia, 1793-1795; con Portugal, 1797-1801, e Inglaterra, 1804-1808. Tiene que acudir a una de las primeras desamortizaciones por la grave crisis económica. Hemos perdido la escuadra en Trafalgar. Por el tratado de Fontainebleau permite el paso y ocupación de Cataluña y el Norte de España, por las tropas imperiales de Napoleón. El futuro Fernando VII que odia a Godoy ha dispuesto en Aranjuez un golpe revolucionario. El 17 de marzo de 1808 una turba heterogénea pide la destitución del valido. El día 19 pide la abdicación del Rey. De este modo es proclamado Fernando VII.
Napoleón, que tenía un objetivo: ocupar España; aprovechó tan excelente oportunidad para reunir en Bayona a los miembros de la familia real obligándoles abdicar el reino a su persona. Convocó allí mismo una asamblea de notables imponiéndoles una nueva Constitución de la Monarquía y un nuevo soberano: el Rey José I, su hermano y Rey de Nápoles. Ninguna dificultad parecía presentarse, puesto que Murat gobernaba prácticamente en Madrid; cuando el pueblo español hasta ahora no consultado se alzó en armas en las calles de Madrid el día 2 de mayo de 1808. Seco Serrano se expresa así: «Si evocamos las pinturas del genial Goya, sobre los sucesos de mayo, vemos que en ellas ha desaparecido la presencia de jefes, capitanes o príncipes, con penacho; y si por el contrario, se ve un revoltijo de personas y caballos, deliberadamente inarmónico y anticlásico como la realidad misma; que refleja el paroxismo de la lucha del paisanaje madrileño con los mamelucos imperiales en la Puerta del Sol. Esta pintura es ya de por sí una proclama revolucionaria; tan revolucionaria como es, la técnica pictórica de Goya».
El planteamiento militar y político de Napoleón sobre España fracasa en cuanto al proyecto de poder disponer al sur de los Pirineos un país satélite de su imperio. Militarmente, hasta la ayuda de los ingleses sólo existe Bailén como triunfo de los generales españoles. Pero las resistencias heroicas de ciudades como Zaragoza o el Bruch figuran como derrotas graves napoleónicas. Pero la resistencia que el país ofrece a través de un modo de lucha armada: la guerrilla; el pueblo en armas; obliga la permanencia en la península de contingentes militares importantes que Napoleón precisa para otros planes de expansión como Rusia. Igualmente la acción política del Rey José I, que es para los españoles Pepe Botella; a pesar del grupo selecto de los afrancesados; su acción política no pasa de los despachos de Madrid. Surgen nuevas formas del poder político como son las juntas, también organismos revolucionarios, independientes de la Regencia y del Consejo de Castilla. Que serán lo que no sólo mantendrán la lucha si no que realizarán una transformación política de un régimen absoluto a un régimen liberal burgués.
En estos años trascendentes, D. Joaquín, ya muchacho, estudia el ingreso para los estudios de bachiller en Villena. Marcha a Murcia en el año 1811 para ingresar como alumno en el Colegio de San Fulgencio. Su profesor tutor será el representante de Murcia en las Cortes de Cádiz, D. Francisco Sánchez Borja, Profesor de Lógica. En 1814 es bachiller y elige la carrera de abogado. Los estudios los realiza en la Universidad de Orihuela.
La colaboración inglesa da como consecuencia Arapiles y Vitoria que son claves para obligar la retirada de los imperiales. En estos finales bélicos se produce la retirada de Suchet, el Virrey de Valencia. Nos relata Vicente Boix: en Castalla el francés está cercado por tropas situadas en Castalla, Villena, Biar y Yecla en espera de un contingente inglés que debe desembarcar en Alicante. Suchet efectúa un repliegue táctico de tierra quemada y en Vi llena deja su recuerdo volando el interior de la Torre del Homenaje del Castillo de la Atalaya.
La derrota francesa cristaliza tres años de labor parlamentaria en Cádiz en una Constitución que será ejemplo para países europeos de nuestro entorno e incluso alejados como Rusia. En Cádiz se aprobó: la constitución de un régimen de soberanía que no dependerá del rey; es el parlamento quien la posee. Son extinguibles los señoríos y su fiscalidad no estatal, al igual que los diezmos y primicias de la Iglesia. Liberaliza el Comercio a nivel nacional. Admite la propiedad de la nobleza siempre que desaparezca la vinculación. Negará el régimen de propiedad al Estado, a los municipios y a la Iglesia; para estos liberales sólo existe la propiedad del individuo. Defiende el mercado libre de la producción, comercio e industria, disolviendo los gremios. Sustituye los impuestos indirectos por un régimen fiscal obligatorio.
El año 1814, el 22 de marzo, sale de Bayona el rey Fernando. Le esperan en Madrid la Regencia que preside su primo el Cardenal Borbón y las Cortes; que en Madrid son ordinarias. Pero Fernando, con el pretexto de ir a Zaragoza toma el camino hacia Valencia. El viaje fue apoteósico por tierras valencianas, muchachas vestidas a la usanza de este país sustituyeron los caballos de la carroza real para recibirle. En Valencia le espera la «plana mayor del bando absolutista local. El general Eguía le rinde pleitesía como monarca absoluto y los «persas» leen su manifiesto de adhesión.
Mesonero Romanos nos relata qué sucede en Madrid en el tiempo del viaje del «deseado»: la noche del 10 de mayo que habían celebrado sesión las Cortes. Los diputados estaban muy ajenos a su inmediato destino. El general Eguía, nombrado secretamente por Fernando, Capitán General de Castilla, ordenó que los alcaldes de Casa y Corte se presentaran en los domicilios de los diputados conocidos por sus ideas constitucionalistas, periodistas, actores, hasta nobles, etc., y fueron conducidos a diversas cárceles y cuarteles (...) mientras grupos de gentes corrían por las calles gritando e insultando a personas conocidas por sus ideas liberales, ¡masones!, ¡judíos!, ¡herejes! La Casa de la Panadería de la Plaza Mayor fue asaltada y la placa de la Constitución hecha añicos.
En toda España hubo escenas semejantes. Volvían las estructuras absolutistas del año 1806. Estamos en el sexenio absolutista. D. Joaquín María López se casa el día 9 de noviembre del año 1819 con su prima D.ª Manuela López y Fernández de Palencia. No ha terminado la carrera de abogado. El matrimonio tuvo por parte familiar la dotación necesaria para su sustento. Al parecer en estos años de reacción absolutista que afectó a tantos españoles a nuestro paisano le mantuvo al margen. Las depuraciones administrativas alcanzaron también a los médicos, puesto que hasta D. Antonio Gimbernat con sus ochenta años y de tan ilustre historia en las cátedras de Cádiz y Barcelona, además de investigador anatómico, descubrió el ligamento del arco crural que lleva su nombre; se le persiguió como a tantos otros. El mundo subterráneo de la conspiración, sociedades secretas, intentonas, pronunciamientos, fusilamientos. Espoz y Mina, Porlier, Lacy, la conspiración del Triángulo que intenta asesinar al Rey, etc.
El día 1 de enero del año 1820 se pronuncia el coronel D. Rafael de Riego en Cabezas de San Juan. El año anterior en la logia de Cádiz, en el domicilio de Isturiz, se fraguó a niveles superiores del ejército la sublevación de las tropas allí acantonadas para embarcar para América para apaciguar la sublevación de aquel mundo colonial. Una epidemia de fiebre amarilla y unos buques comprados a Rusia de un modo administrativo irregular y que resultaron inservibles por su deterioro; hace que la estancia de la tropa se prolongue y favorezca el descontento y hasta la deserción. La primera intentona fracasada por la llamada Traición del Palmar que descubrió Madrid; dio paso a los niveles inferiores del ejército para intentar otra insurrección, que cuenta con dinero suficiente para las soldadas adeudadas además de la presencia de Mendizábal que es quien sufraga este segundo intento; que triunfa: la que formaba parte Riego. Este una vez proclamada la Constitución de Cádiz y repuesto el Ayuntamiento Constitucional; marcha de un modo irregular por caminos diversos proclamando su ideal. Del 21 de febrero al 5 de marzo se suceden las sediciones. El 21 de marzo de 1820 una conjura cívico militar proclama la Constitución en La Coruña y así hasta Barcelona, Zaragoza y Pamplona y a toda España. En Ocaña O'Donnell se niega a combatir y Madrid lo acepta. El Rey Fernando VII dirá: «Marchemos y yo el primero por la senda constitucional». Se inicia así un período, llamado Trienio Liberal, que durará hasta la llegada del Ejército de Angulema con los 100.000 hijos de San Luis.
Son años los del Trienio Liberal que marcarán el destino político de D. Joaquín María López. Ha terminado los estudios teóricos de abogado y precisa hacer las prácticas en un despacho de reconocido prestigio y validez académica. En el año 1821 en el vigor de sus ilusiones decide marchar a Madrid. Dice Fermín Caballero: todo cuanto apetecía abundaba en la coronada villa: libros, bibliotecas, literatos distinguidos, eminencias en todas las carreras, los mejores negocios, tribunales supremos (...). Está de pasante con D. Manuel María Cambronero, que según el biógrafo de Concepción Arenal está muy relacionado con el mundo social y sus salones reciben las más distinguidas personas de la mejor sociedad. El ambiente madrileño es un mundo ardiente: el Café de la Cruz de Malta, el salón bajo de la Fontana de Oro de la Carrera de San Jerónimo, acuden peñas y se pronuncian muchos discursos. Madrid vive una verdadera revolución retórica.
La experiencia de Fernando VII como Rey Constitucional es negativa para ambas partes. Si en un principio recurre a los «presidiarios» es decir los políticos que vuelven de los presidios de Ceuta y la radicalización posterior es debida a los liberales exaltados que acentúa la reacción absolutista como la formación de la Regencia de Urgel, hechura del antiguo régimen, exponen ante el mundo una situación de precariedad para el rey, que obliga a la intervención de las potencias extranjeras, también alarmadas en sus propios países por las metástasis de las ideas liberales españolas. Hay que acabar y acaban. El día 7 de abril de 1823 cruzaba el Bidasoa el ejército de Angulema. Por su parte, D. Joaquín María López con su título pleno de abogado había regresado a Villena el año 1822. No ejerce de abogado como se espera. Es persona comprometida con la causa liberal. Su regreso a Villena es para la organización de la Milicia Nacional en calidad de teniente de la misma. Marcha a Alcoy con sus milicianos, lugar donde la Diputación ha establecido una base de concentración de tropas. El contingente que manda D. Joaquín es destinado al Puerto de Albaida; donde llega en su retirada desde Valencia el General Ballesteros. La tropa es allí disuelta pero D. Joaquín no regresa a Villena con los suyos; se incorpora al contingente de Ballesteros que sigue en retirada hasta llegar a Castillo de Arenas en Andalucía donde se entregan a los franceses.
D. Joaquín María López regresa a Villena donde es detenido y llevado preso al campo de concentración de Monóvar. Su situación personal es crítica y sus familiares negocian en Granada y Murcia la obtención de pasaporte para emigrar a Francia y salvoconductos para llegar hasta Pamplona; su idea es ir a Burdeos, pero quizás por Roncesvalles y San Carlos llegue a entrar en Francia camino de Montpellier. El pasaporte se le ha concedido el 2 de diciembre de 1823 y su llegada a Pamplona es el 27 del mismo mes. Permanece en Montpellier, ciudad francesa, hasta el 17 de julio de 1824. Los ocupantes franceses y en particular el propio Angulema se oponen a las medidas de represión que sufren los liberales. Insisten en recomendar un decreto de amnistía que al fin redacta Calomarde. Lo firma el Rey y es vigente el 11 de mayo de 1824. D. Joaquín regresa a Villena vía Marsella el 17 de julio del mismo año 1924.
Todo lo legislado en el período del Trienio Liberal es nulo y también lo es el título de abogado de D. Joaquín. Lo obtiene de nuevo el 19 de febrero del año 1828. Posiblemente estos cuatro años que transcurren hasta que revalida el título los pase en Villena sin actividad documentada. Sí se indica que en el año 1829 se traslada a Alicante donde abrirá su bufete de abogado. En Alicante encontró campo para demostrar su valía personal. Es elegido síndico del Ayuntamiento de Alicante el 26 de abril de 1833. Y en la Historia de Alicante de Nicasio Camilo Jover encontramos la biografía de D. Fermín Iribarren que había sido Corregidor Perpetuo de la ciudad; personaje siniestro y cruel antiliberal que puso de manifiesto en los intentos liberales de los años 1824 y 1826 en las costas de Santa Pola y Guardamar. D. Antonio Bazán y su grupo, fueron hechos prisioneros y llevados a Alicante; a los tres días ejecutados por la orden irrevocable de Iribarren. A D. Joaquín se le supone falsamente amigo de este personaje. Y la otra referencia de Jover se refiere a unos actos celebrados en Alicante con motivo del cumpleaños de la Reina Regente: «D. Joaquín María López escribió y pronunció una Loa Alegórica, de no escaso mérito literario, que revelaba ya las ideas de progreso que empezaba a germinar en la mente, del que más tarde sería el primero y más célebre de los tribunos españoles; gloria que debe participar Alicante por haber sido la patria adoptiva de aquel insigne varón y el primer pueblo que le nombró su representante en el Estatuto de Procuradores del Reino.
Con la muerte del Rey en el Palacio del Pardo el día 29 de septiembre de 1833 se da fin a una década «ominosa». Ha sido una década con un intento fracasado de restauración absolutista. La opinión liberal enmudecida permite una acción de gobierno sin oposición. A pesar de ello, su muerte testifica sus palabras: «España es una botella de cerveza que al saltar el tapón, que soy yo, se derramará sin obstáculo alguno». Se ha enmudecido la prensa, de nuevo actuó la Inquisición persiguiendo la cultura. Los intentos liberales se han cortado sin piedad: a lo sucedido en Alicante con el coronel D. Antonio Fernández Bazán, que ya citamos, la muerte en el cadalso de Mariana Pineda el día 26 de mayo de 1831; por el simple bordado de una bandera; el desembarco de Torrijos, burdo engaño del gobernador de Málaga, y sus 54 compañeros; todos son fusilados la mañana del 11 de diciembre de 1831, etc. Por otra parte, en estos años finales de la «ominosa» vira la política del Rey y da paso al gobierno de «afrancesados» como Javier de Burgos que hará en 1833 la reforma administrativa, que perdura, de la división de España en provincias; el dramaturgo Moratín, el literato Lista. El Museo del Prado, la mejor obra sin duda de Fernando VII.
El Rey Fernando en su agonía anula la Pragmática Sanción y de este modo puede reinar su hija Isabel, primogénita de su último matrimonio con su sobrina carnal, D.ª María Cristina de Borbón, hija del Rey de Nápoles, Francisco I, y de la infanta María Isabel, hermana de Fernando VII. En el testamento declara que será la Reina Regente hasta la mayoría de edad de la princesa Isabel. El Gobierno de Cristina tiene que apoyarse en las fracciones liberales, ya que su tío el Infante Carlos Isidro con sus partidarios, los carlistas, se levanta en armas. Esta es la razón de cambiar los primeros gobiernos heredados de Fernando, por otro presidido por D. Francisco Martínez de la Rosa, político liberal moderado que figuró en el grupo de los presidiarios. La solución quiere encontrarla con la Promulgación del Estatuto Real.
El 10 de abril de 1834 es la fecha de creación de esta Carta Otorgada que es el Estatuto Real, remedo de parlamento. Consta de dos Cámaras: próceres de elección directa y procuradores de elección censataria. Sólo tienen derecho a elegir procuradores los ayuntamientos de las poblaciones cabeza de partido. De los 18.447 concejos existentes; sólo aproximadamente 490 tenían derecho a votar. Los votantes eran los concejales asociados, que se elegían entre los mayores contribuyentes. Dos eran los votos de los concejales elegidos. Si la media por provincia es de 10 municipios; bastaban 20 votos para ser procurador. De todas las posibilidades que tenían los procuradores progresistas y el Estatuto otorgaba, era el «derecho de petición». Este derecho es aprovechado en el mismo instante de la apertura de las sesiones. En la primera de las peticiones presentadas se enumeran unos principios que son equivalentes a los enunciados en la Asamblea Francesa del 26 de agosto de 1789 como los Derechos del Hombres y del Ciudadano.
He aquí la proposición de la minoría de procuradores progresistas:
1.º— La libertad personal será protegida y garantizada.
2.º— Todos los españoles pueden publicar sus ideas por la imprenta.
3.º— Ningún español puede ser perseguido, preso, ni arrestado, ni separado de su domicilio, si no en los casos previstos por la ley.
4.º— La ley no tiene efecto retroactivo, y ningún español será juzgado si no por los tribunales establecidos por ella.
5.º— La casa de los españoles es un asilo que no puede ser allanado.
6.º— La ley es igual para todos.
7.º— Todos los españoles son igualmente admisibles a los empleos civiles y militares.
8.º— Todos los españoles tienen igual obligación de pagar las contribuciones.
9.º— La propiedad es inviolable.
10.º— Ni la autoridad ni ningún funcionario público puede atacar la libertad individual, la seguridad personal o la propiedad.
11.º— Los secretarios de despacho (así se llamaban los ministros) son responsables de las infracciones de las leyes fundamentales.
12.º— La Milicia Nacional se organizará según leyes que discutirá la Cámara. A excepción de la disposición 12, que se aceptó, el resto no fue aprobado ni considerado. Y como consecuencia inevitable las relaciones entre el ejecutivo y el legislativo se hicieron muy tensas.
En las primeras sesiones de los procuradores del Estatuto se produjo este hecho que relata Fernández de los Ríos: testigos de aquella sesión memorable, recordamos como si fuera ayer, la descompostura que los primeros signos de censura produjeron en oídos no acostumbrados a ella; de aquel sol incomparable de la tribuna (...) Junto al tribuno de la Fontana de Oro que perdía el secreto de la elocuencia y se veía rodeado por el vacío, cuando no de la reprobación; surgía un joven alicantino, de quien nadie se fijaba todavía, que poco después oscurecía al propio Alcalá Galiano: EL ORADOR LOPEZ, el que cautivando al auditorio con sus inspirados discursos fuera Hamado EL POETA DE LA TRIBUNA. Aquel que llenaría años más tarde a toda España y fuera bandera de una revolución.
Los procuradores progresistas y naturalmente D. Joaquín María López, pueden mediante el derecho de petición, llevar, discutir y votar todas las enmiendas. «El Estamento de Procuradores se convirtió en el centro de la vida política del país y actuó como verdadero parlamento, haciendo y ejerciendo las funciones que el reglamento le atribuía y otras que asumió por su cuenta» en palabras de Artola. Uno de los primeros discursos de D. Joaquín, y a él se le considera autor, es la figura importante del Consejo de Ministros que lo define «toda la máquina del sistema representativo es una ficción legal. El Monarca no tiene voluntad propia si no la voluntad legal; lo cual se puede hacer por el Órgano de sus ministros responsables». Del modo más enérgico defiende la libertad de imprenta. En todas las sesiones habidas en el año 1834, la exoneración de D. Carlos y sus descendientes de la Corona de España; haciendo hincapié en las leyes de partidas para considerarlo una traición que levanta «un muro de bronce». De igual modo se opone al Voto de Santiago.
La sesión del 11 de mayo planteada con violencia; López ataca al Ministerio; el público de las tribunas aclama al orador. Martínez de la Rosa dimite. Le sucede D. José María Queipo de Llano, Conde de Toreno. El 4 de julio extingue la Compañía de Jesús y se incautaba de sus bienes. La situación en la calle provocó incendios de iglesias y en Barcelona la situación es muy violenta. Ante el cariz radical de los hechos, la Reina Gobernadora llama a Mendizábal el día 15 de septiembre. Por su estatura se le llamaba Juan y medio. Es presidente y ministro de tres carteras: Estado, Marina y Hacienda. Las Juntas que se habían formado las disuelve y transforma en Diputaciones Provinciales. Mendizábal da beligerancia al parlamento. Moviliza los recursos nacionales para poner fin a la guerra, mediante la desamortización, que servirá tanto para aumentar los recursos financieros y descargar la enorme Deuda Pública como para interesar a los acreedores del Estado en la consolidación del régimen liberal al darles la oportunidad de adquirir a bajo precio las fincas enajenadas; al mismo tiempo que promovía la expansión económica al poner los bienes en manos capitalistas. Y una quinta de 100.000 hombres parcialmente redimibles en metálico, que aportarían hombres y dinero para finalizar la guerra. Artola concluye «por cuanto comprometió a la Corona y amplias capas sociales de manera irreversible con la revolución liberal».
Conde de las Navas, Joaquín María López, Telesforo Trueba Cossio, Antonio González y Fermín Caballero, procuradores del reino en las Cortes Generales de la legislatura de 1834. Grabado de la época. (Biblioteca Nacional. Madrid)
La Reina Gobernadora disuelve las Cortes el día 27 de enero de 1836. Las elecciones dan mayoría progresista. El 15 de mayo dimite Mendizábal. Es nombrado Isturiz que será presidente hasta el 12 de agosto. Existe una enemistad entre Isturiz y Mendizábal; han pasado muchos años desde el levantamiento de Riego, que colaboraron en Cádiz. Hasta se han batido en duelo en el Puente de Segovia de Madrid. El gabinete Isturiz es combatido por los progresistas. D. Joaquín María López encabeza un escrito dirigido a la Reina Gobernadora: «Los firmantes se ven en la obligación de exponer a su Majestad, la necesidad que las personas que hayan de ser llamadas para formar gobierno sean conocidas por sus principios liberales, dispuestas a llevar a cabo en la Administración la marcha reformadora y progresiva que reclama el voto nacional y la situación crítica del momento»; según señala Prats Esquembre. Como esto no deja de ser una premonición, ante el decreto de disolución de las Cortes que hace Isturiz y convocatoria de elecciones; los progresistas tienen que tomar no la acción si no la insurrección. De nuevo aparecen las juntas en provincias: Málaga, Cádiz, Sevilla y Granada, 26, 29 y 30 de mayo de 1836. En agosto es todo el país. Las Juntas renacen con una petición: la Constitución de 1812.
La Corte veranea en agosto en la Granja de Segovia. La oficialidad ha marchado a Madrid. Es la noche del 12 de agosto, los sargentos de la Guardia, única fuerza en Palacio. La sublevación de los sargentos que esa noche ocurre, según la opinión moderada, es obra de los progresistas, el dinero de Mendizábal, y la conspiración de Calatrava y López según Ballesteros Beretta. El sargento Gómez irrumpe en las habitaciones de la Regente para que firme un decreto que ponga en vigor la Constitución de Cádiz. La misma noche regresa a Madrid María Cristina acompañada por Calatrava. El 17 del mismo mes es nombrado Calatrava presidente del Gobierno y D. Joaquín María López subsecretario de Gobernación. El 11 de septiembre es Ministro de Hacienda del gabinete Calatrava, Mendizábal y D. Joaquín Ministro de la Gobernación. Este Ministerio tiene como objetivos primordiales: acabar la guerra civil; elaborar una nueva Constitución, rehacer las leyes de libertad de imprenta, supresión de las vinculaciones, reorganización de la Milicia Nacional. Y convocatoria de Cortes el 12 de octubre de ese año de 1836.
A partir del otoño de 1837 la suerte de la guerra iniciada por los partidarios de D. Carlos Isidro, hermano de Fernando VII; está decidida. El bando carlista si aún puede mantenerse en el norte, Bilbao ya fue liberado por Espartero, gracias a la acción del puente de Luchana, y Cabrera ha tomado Morella; el ejército isabelino ha licenciado parte de sus tropas. Y ha sido capaz de llegar D. Carlos a las puertas de Madrid, con toda su Corte y Administración. En Arganda espera y en Vallecas está el mismo 11 de septiembre a la cabeza de 20 batallones; el 24 de octubre atravesaba el Ebro.
El día 6 de noviembre de 1837 se disuelven las Cortes Constituyentes bajo la presidencia de D. Joaquín María López; había dejado de ser ministro el 25 de marzo de ese año. «Fieles a su cometido y desempeñando el acto más solemne de un pueblo libre; el Congreso ha decretado una ley fundamental que superados oportuna-mente los poderes del Estado y hermanados felizmente las prerrogativas de la Corona con los derechos de los pueblos (...) han enmudecido las aspiraciones secretas del interés particular de cada diputado, a la voz más enérgica y más imperiosa de su corazón y de la conveniencia pública (...) si la guerra no ha mejorado hasta el punto de estar concluida, la situación actual es consoladora: el Pretendiente después de haber pasado el pendón negro de la rebelión por varias provincias, ha tenido que volverse al sitio de donde salió; mientras los pueblos han ofrecido sus representantes a las Cortes que han de sucedernos».
A Calatrava le suceden cuatro gobiernos moderados entre 1838-40. Pero hay que tener ya en cuenta la existencia de otro poder independiente de progresista o moderados. El Régimen de los Generales que llamó García Pavón. He aquí sus palabras: «Comienza en 1839 cuando el Convenio de Vergara que pone fin a la guerra de los siete años, nuestra primera contienda civil. Termina el 1868 con la revolución de septiembre, un episodio del «régimen de los generales», acaba con él y pone fin al reinado de Isabel II». En nuestro tema y en la vida política de D. Joaquín María López jugará un papel decisorio al abandonar a Espartero y entregarse a Narváez. De los treinta años del siglo XIX del régimen tutelar militar más de la mitad inciden en una madurez política del alma de un partido y acaban con el partido progresista mismo.
María Cristina capeaba el temporal en espera de la mayoría de edad de su hija Isabel y así poder retirarse a su intimidad conyugal. Pero una ley de Ayuntamientos es decisiva para provocar la llamada revolución de 1840. La ley moderada de Ayuntamientos no es otra cosa que el intento moderado de acabar con una de las bazas más importantes que tenía el partido progresista para poder gobernar. Por esta ley se impone una elección de alcaldes por designación en vez de elección. Los alcaldes de las capitales de provincias serían de nombramiento regio; las de poblaciones cabeza de partido y de más de quinientos habitantes serán designados por los jefes políticos de las provincias (los gobernadores civiles). El 14 de julio de 1840 sancionaba María Cristina la ley. Para mayor problema el mayor protagonismo lo va a tener Barcelona. El general Espartero se encontraba en tierras catalanas como resultado de las acciones de Cabrera en Morella y en la misma Cataluña. Y la Reina Regente al cumplir al pie de la letra una prescripción facultativa: la princesa Isabel, que padece una dermatosis y debe tratarse en el Balneario de Caldas. En Esparraguera tiene lugar el encuentro entre María Cristina y Espartero; no hay arreglo posible. Para Pierre Vilar en su Historia de Catalunya, Barcelona vivía en un régimen de excepción desde 1837 bajo el mando del Barón de Miers. La Milicia Nacional desarmada desde octubre de 1837 y una fuerte represión se impuso a todos los niveles con los consiguientes destierros y prisiones. La ley de Ayuntamientos que provoca protestas en toda España también se refleja en Cataluña y con más intensidad en Barcelona. La primera confrontación en la Ciudad Condal sucede el 18 de julio de 1840 en la plaza de San Jaime. La ley de Ayuntamientos la había sancionado la Reina el 14 de este mes, desoyendo los consejos contrarios de Espartero en Esparraguera. En la plaza de San Jaime los grupos radicales entraron en acción frente a otro grupo que saludaba gozoso a la Reina Gobernadora; ocurrieron sucesos graves. Se declaró el estado de guerra con todas sus consecuencias. La Reina abandona disgustada Barcelona el 24 de agosto y marcha a Valencia. En el mes de septiembre el movimiento de las juntas generalizado llega a Madrid, donde el propio alcalde preside la allí formada. La junta de Madrid dominada por progresistas nombra los ministros que acompañarán a Valencia a Espartero el 9 de octubre de 1840. El día 12 redactaba Cortina el acta de abdicación de la Reina. El día 17 embarca para Francia. El 20 del mismo octubre se forma el Ministerio Regencia presidido por el general Espartero. D. Joaquín María López es delegado representante por Alicante en la Junta de Madrid. El 4 de noviembre es Fiscal del Tribunal Supremo.
En el mes de febrero de 1841 se convocan elecciones. D. Joaquín es candidato por Valencia, Alicante y Barcelona. Hubo mayoría progresista, si bien los moderados no acudieron a las urnas. D. Joaquín es diputado por Valencia. Debe elegirse un Regente, que no puede ser otro que el General Espartero. La Constitución señala que la Regencia puede ser única o de tres o cinco personas. En esta decisión el partido progresista está profundamente dividido. El grupo de diputados que siguen a nuestro paisano defienden la Regencia Trina; Espartero como Regente auxiliado por dos personas que compartirán la regencia y pueden asesorarle en problemas administrativos. La regencia única la defiende Olózaga y los senadores moderados del Senado que son en esta Cámara mayoría. Resultó vencedora la Regencia única con el General Espartero.
El nombramiento de D. Manuel González como el primer presidente que nombra Espartero no tiene en cuenta la mayoría progresista del Congreso. Son problemas internacionales, la conquista de Argelia por parte de Francia que ocupa militarmente parte de las Islas Baleares, las negociaciones con el Vaticano y con Inglaterra por pagos de deudas a esta potencia y su pago por la venta de la Isla de Fernando Poo; que no se llevó a efecto. Pero el problema más grave, preludio de otros de más gravedad, es el «pronunciamiento moderado». El levantamiento de generales en octubre de 1841. Estaba condenado a fracasar en el norte por negarse los carlistas a una alianza: el carlismo no podía apoyar una contrarrevolución conservadora en beneficio de una dinastía usurpadora (...) el carlismo deseaba dar al traste con la monarquía parlamentaria; los oligarcas moderados, por el contrario, deseaban explotarla con exclusión de radicales y demócratas (...) la revuelta del norte tan mal sincronizada se disparó a destiempo porque O'Donnell temía que se descubriera. No consiguió apoderarse de Pamplona. La Junta Foralista de Montes de Oca en Vitoria, la rebelión militar en Zaragoza se deshizo enseguida. En Madrid Diego de León y Manuel de la Concha, jóvenes generales, ascendidos en la guerra y de alma romántica se vieron obligados a actuar por la precipitación de O'Donnell. Trataron de hacerse con el Palacio Real y con la joven reina, pero fueron derrotados por la inesperada resistencia de unos cuantos alabarderos (Raymond Carr). La reacción de Espartero fue fulminante: Montes de Oca, Borso de Carminati, Diego de León, fusilados. Mientras Narváez que espera en Gibraltar se vuelve a París donde la Unión Militar esperará mejores tiempos que no tardaron en llegar.
El Gobierno González dimite ante la oposición progresista. Espartero llama a Olózaga, que rehúsa, nombra a Rodil el 19 de julio de 1842. Las Cortes suspenden las sesiones hasta el 14 de noviembre. En este mismo mes se subleva Barcelona. Los hechos habidos en la Ciudad Condal en los meses de noviembre y diciembre toman un cariz radicalizado por la presencia de grupos republicanos y demócratas que son la extrema izquierda del progresismo. Esta acción subversiva que tuvo su centro en Barcelona produjo la definitiva ruptura de esparteristas y progresistas, creando una coyuntura favorable para una alianza de progresistas y moderados. Espartero se presentó en Barcelona: obliga a reconstruir la Ciudadela, multa a la ciudad, disuelve la Asociación de Tejedores suprimiendo la prensa menos el Diario de Barcelona. Dimite de jefe del gobierno el general Rodil y el día 9 de mayo de 1843 acepta D. Joaquín María López sustituirle. Intenta D. Joaquín la colaboración de los progresistas Cortine y Olózaga que es rechazada por ambos porque su plan es dejar solo a López. Siguiendo a los historiadores Escalera y González Llana: presentóse López en los Cuerpos Colegisladores el 11 de mayo de 1842. (...) en tanto en el Congreso se expresaba en lenguaje franco avanzado, sin ambages, mostrándose consecuente con sus principios revolucionarios en pos del orden, progreso y civilización y su máxima: «El rey reina pero no gobierna»; en el Senado afectaba un lenguaje conservador. En su programa de gobierno llamó la atención el proyecto de amnistía. Pero sobre ello se comentaba que no pesaba ni sobre los carlistas ni sobre los republicanos anatema alguna gubernamental que les impidiese el regreso a la patria... La amnistía debía, pues, abrir las fronteras a los emigrados por las conspiraciones habidas en octubre de 1841 (...) Necesario es decirlo: el ministerio López produjo en el país una sensación de entusiasmo que nació y murió como ciertas flores, en un día.
Espartero como Regente tenía su camarilla de adictos. Uno de los generales de ella simultaneaba dos cargos que para D. Joaquín eran incompatibles. Así se lo expresó el presidente del Gobierno, D. Joaquín María López, al Regente en el primer Consejo que con él tuvo. El día 18 de mayo de 1843 presentaba la dimisión. Siete días había durado. La coalición que se formó contra el Regente fue un error. Espartero era la única esperanza en una libertad racional. Derribarlo era hacer el juego a los moderados. Al grito de ¡Gobierno López! se levantó Málaga y de inmediato toda España. El Regente al aceptar la dimisión nombró al presidente del Senado, D. Álvaro Gómez Becerra. Entonces surge una curiosa cuestión: el Congreso no acepta a Gómez Becerra y casi lo expulsa del banco del gobierno, mientras los diputados presentan y aprueban una moción de confianza al gobierno dimitido. Al parecer el presidente del Congreso, Cortina, alegó el desconocimiento de la dimisión, pues oficialmente no obraba en su poder. Mientras, llegaba a Barcelona el general Serrano, ministro de la Guerra del gobierno López, en compañía del hasta entonces progresista radical y a poco moderado exaltado D. Luis González Bravo, a quienes la Junta formada en Barcelona nombró Ministerio Universal. Simultáneamente acogiéndose a la amnistía de un gobierno legalmente inexistente desembarca en Valencia la plana mayor del exilio moderado con el General Narváez al frente y la Junta de Valencia le hace entrega del poder. Narváez se pone al frente del ejército. Espartero acorralado y ante una tropa de fieles que se pasan a Narváez, indeciso en Albacete, marcha a Sevilla y después a Londres por Gibraltar. El gobierno López se constituye en Madrid el 23 de julio y dimitirá el 10 de noviembre.
La labor de este gobierno es controvertida. Frente a los que le juzgan de tener aciertos de Gobierno que señala Prats Esquembre, otros lo critican como antiliberal. Una decisión: adelantar la edad impuesta por la Constitución de la Infanta Isabel y proclamarla Reina. El 8 de agosto de 1843 una ceremonia palatina ante el cuerpo diplomático y corporaciones oficiales civiles y militares se hizo público el acuerdo del gobierno. Después del besamanos las tropas a cuyo frente iban el general Narváez y el brigadier Prim, desfilaron ante la reina.
D. Joaquín María López dimite y recomienda a la Reina al progresista Olózaga. Pero esto es otra historia.
BIBLIOGRAFÍA
Fernández de los Ríos: «Estudio histórico de las luchas políticas en España». Madrid, 2.ª edición, 1879. Evaristo Escalera y Manuel González Llana: «La España del siglo XIX». Madrid, 1865. V. Boix: «Historia de la Ciudad y Reino de Valencia», tomo 111. Valencia, 1845. Nicasio Camilo Joven «Reseña histórica de la ciudad de Alicante». Alicante, 1863. «Historia del mundo en la Edad Moderna. Napoleón». Barcelona, 1914. A. Ballesteros Beretta: «Historia de España y su influencia en la historia universal», tomos VII y VIII. Barcelona. J. Vicens Vives: «Historia General Moderna», tomo II. Barcelona. Seco Serrano: «Prólogo. Historia de España. Fernando VII». R. Menéndez Pidal, tomo XXXII. Madrid, 1959. J. María López Piñero: «Medicina y sociedad en la España del siglo XIX». Madrid, 1959. Raymond Carr: «España, 1808-1939. Barcelona, 1970. «Historia de España», R. Menéndez Pidal. «La Era Isabelina», tomo XXXIV. Madrid, 1981. J. Paredes Alonso: «La España liberal del siglo XIX». Madrid, 1888. «La revolución francesa», Albert Soboul, 1983. «Antiguo régimen y revolución liberal». Miguel Artola. Barcelona, 1991. «Historia de España», M. Artola T.V. Madrid, 1990. «Historia de Catalunya», T.V. Pierre Vilar. Barcelona, 1991. «Vida del patricio D. Joaquín María López». Madrid, 1856-57. Espartero. Valencia, 1843. Joaquín María López, Amparo Sevilla Merino. Alicante. Joaquín María López. Vicente Prats Esquembre. Alicante, 1991. «Narváez y su época». Jesús Pavón. Madrid, 1983. Concepción Arenal. J. Antonio Cabezas. Madrid, 1943. «El marco político de la desamortización de España». F. Tomás y Valiente. Madrid, 1989. «Villena durante la segunda República». Fernando Costa Vidal. Alicante, 1989. «El republicanismo en España, 1830-1977». Nigel Towson (Ed.). Madrid, 1994. «El Periódico de Fiestas», número único. Villena, 1921.
Extraído de la Revista Villena de 1995

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