1994 LITERATURA REVISTA VILLENA

Romance aureal

En la aurora naciente, tu 

cuerpo junto al mío 

descansando en fina arena 

sin buscar ningún 

destino. Rozando tu piel,

sellando tu boca,

descansando en tu hombro 

como si cualquier cosa. Y la 

aurora nunca pregunta, ni tú 

nunca respondes a los 

comentarios que la brisa no 

halla ni cuándo ni dónde. Las 

gaviotas vuelan alto, nueva 

patria les espera, y nosotros 

seguimos hundidos en el 

gozo y en la arena. La 

aurora ya está marchita, un 

nuevo día llega que con 

lágrimas en los ojos 

nuestros cuerpos se despegan.

Jesús Soto Abellán

Soneto

¡Qué descansada vida

la del que huye del mundanal ruido...!

Fray Luis de León

Eterna soledad que ahora me faltas, 

antaño odiosa y hoy tan deseada, ¿dónde 

estás, que no encuentro tu morada y 

abandono por ti metas más altas?

Sin ciencia y sin amor fuiste muy dura, 

mas luego eras semilla que sembrada 

aumentaste mi ciencia tan menguada, 

y aclaraste, por fin, mi vida oscura.

Hoy quiero saber más, y con premura, 

aprender, abstraer del mundo aislado, 

razonar y alcanzar la ciencia pura.

Quiero estar en silencio ensimismado 

sentirte, soledad, mas con ternura 

compartirte después enamorado.

José Fernando Domene Verdú

Cristina

Nombre dulce y eterno

donde apoyas tu encanto

que formando zig-zag

se perfila en los años.

Tus golpes sabios y torpes,

tu aire enojadizo

tu sonrisa perfecta

convierte lo vulgar en castizo.

Y tu andar trabajado,

y tu peso en crecimiento

se muestra cambiable

como el más hondo pensamiento.

Entre niña y mujer

deambulan tus días

¡Qué el tiempo y el cielo

te den nueva medida!

(A mi sobrina) Jesús Soto Abellán

Ven conmigo, ven

Hay una sonrisa blanca, eres tú, eres tú.

Hay una mirada clara, eres tú, eres tú.

Cuando duermes entre nubes,

el cielo siempre se enfada

y un rayo de sol

me trae tus palabras.

Ven conmigo, ven,

ven conmigo, ven.

Dame tu mano sin pausa

que los enemigos mueren

cuando unimos el alma.

Ven, ven conmigo, ven,

ven conmigo, ven.

Trae fresca tu agua

para que apague mi sed

y no duerma más el alba.

Ven, ven conmigo, ven,

ven conmigo, ven, ven.

Jesús Soto Abellán

Extraído de la Revista Villena de 1994