Una vida heroica: Ángel Hernández Menor
Por ROBERTO MARCO AHUIR
La imagen que tenemos de Ángel Hernández Menor no ha desaparecido de nuestra memoria. Era una mañana de principios de verano y un hombre joven, casi un muchacho, marchaba por la acera de enfrente a la nuestra. Su figura más bien pequeña, su aire marcial, su cara grácil y agraciada. Su vestido militar, sumamente atractivo de húsar de la reina; con la esclavina desprendida de su hombre, acentuaban su gallardía y marcialidad. Era Ángel Hernández Menor, ya alumno de caballería, había vuelto a casa e iba a visitar a unos vecinos y familiares nuestros, dueños del establecimiento la Rosa de Oro.
En la Cartilla Militar de Identidad se puede leer: Academia Militar de Caballería, Ángel Hernández Menor, alumno de Caballería. Valladolid 17 de septiembre de 1917. Firmado: el Coronel Director. Por R.O. de julio de 1920 ascendió a Alférez de Caballería. Firmado: el Coronel Director.
Ángel Hernández Menor había nacido en Villena en el año 1899. Era alumno de la Academia a los 18 años y alférez a los 21. Teniente a los 22 y propuesto para Capitán, a título póstumo, a los 26 años. Medalla de Sufrimientos por la Patria, propuesto para la Medalla al Mérito Militar y para la Cruz Laureada de San Fernando. Combatió en África desde el instante del inicio de las operaciones que siguieron al desastre de Annual hasta el día 8 de septiembre de 1925 que se produce el desembarco en la playa de Cebadilla, de la bahía de Alhucemas, hecho de armas que significó cambios substanciales en la acción española en su Protectorado del Rif.
Su vida fue breve, inferior a los 32-33 años de la media de los elegidos a la gloria. Veintiséis años que se proyectan en los cuatro últimos; los de su entrega total a la profesión elegida, con desprecio de todo peligro personal.
En sus compañeros y jefes militares dejó un recuerdo imborrable. Fue ascendido a Capitán y su nombre se contestaba en la Academia: ¡Presente! ¡Muerto gloriosamente en Alhucemas! Fue el primer desembarcado, lo hizo en una camilla, se encontraba gravemente enfermo. Fue la primera víctima de una granada y el primer evacuado al hospital de Melilla.
En el periódico El Día de Alicante del lunes 21 de septiembre de 1925, a grandes titulares «El homenaje de la tierra nativa al hijo invicto». VILLENA TRIBUTO AYER UN GRANDIOSO RECIBIMIENTO AL CADAVER DE HERNÁNDEZ MENOR. La nobilísima ciudad de Villena, cuna de tantos hombres insignes, tributó un homenaje póstumo a su glorioso hijo.
Nuestro compañero don José Cuellas nos comunica (...) En el correo de Andalucía, a las diez cuarenta de ayer llegó a ésta, acompañado de sus hermanos, familia y amigos que salieron a La Encina para acompañarles. (...) fue trasladado seguido de una inmensa muchedumbre, que con tristeza comentaban los hechos del que con orgullo podemos llamar el héroe de Cebadilla y la desgracia de que tan en flor haya sido segada la vida del bizarro militar villenense (...) el Salón de Sesiones había sido convertido en Capilla Ardiente. Los funerales se celebraron en la Iglesia de Santiago. En un gran catafalco fue colocado el féretro, celebrándose un solmene funeral, acompañado por una buena orquesta y con grandísima concurrencia. Un elocuente orador sagrado ha dirigido la palabra, haciendo conocer los brillantes estudios, la carrera y gloriosos hechos realizados por el finado, que haciendo vibrar los corazones, ha hecho asomar las lágrimas de cuantos lo presenciábamos. Después y presidido por el Excmo. Sr. Gobernador Militar, familia, delegado gubernativo, una nutrida y digna representación de varios cuerpos del Ejército, autoridades locales, representaciones de distintos puntos y el pueblo en masa (...).
Dos años más tarde en el Cuartel del Conde Duque se instaló el Nuevo Museo del Arma de Caballería que se instaló provisionalmente en este cuartel de Madrid. La prensa recoge este acontecimiento que fue presidido por sus SS.MM. los Reyes, que fueron recibidos además por el Presidente del Gobierno, General Primo de Rivera, ministros y generales: Weyler, Sanjurjo, Berenguer, entre otros. El general Jefe de la Sección de Caballería, don Pablo Rodríguez García dijo que el museo es un recuerdo vivo y constante de todos los que cumplieron con la patria. Dedicó un recuerdo al Tte. Coronel D. Fernando Primo de Rivera, cuyo monumento se iba a descubrir, así como a los 27 jefes y oficiales y 500 soldados que murieron bajo el estandarte de Alcántara; también al Tte. Hernández Menor, que va a figurar por R.O. con el número 1 en la escala de Capitanes de Caballería.
El Diario ABC del 28 de septiembre de 1925, publica una fotografía de la playa y campamento de Cebadilla como subtítulo de MARRUECOS.
Las operaciones en Alhucemas
Blanco y Negro del domingo 27 de septiembre de 1925 publica en la sección de actualidades una fotografía del Tte. Hernández Menor: el Teniente de Caballería D. Ángel Hernández Menor, muerto durante el desembarco y cuyo entierro, en Villena, fue una gran muchedumbre.
En una carta familiar un compañero de armas y casi hermano de Ángel escribe desde Málaga con fecha 23 (de septiembre) «De aquí se llevaron la guarnición de Infantería que había y como no quedó nadie nos trajeron a nosotros». El día 7 pasó por aquí el Tte. Cruz que iba a Melilla y a él le encargué que tan pronto como llegara me enviase un telegrama dándome noticias del pobre Ángel. El día 9 a las dos de la tarde recibí un telegrama que decía «Ayer murió Menor». Es inútil que pretenda expresar el efecto que la me noticia produjo (...) y después leí en el periódico que había sido enterrado en Melilla. Que después llegaron los hermanos y pidieron autorizaran la exhumación, que desde luego se concedió y entonces recibí de sus hermanos un nuevo telegrama el día 17 que decía: «Disponed lo necesario para recibir y trasladar estación cadáver nuestro hermano». El día 18 llegaron a Málaga y ya no pude verle ¡pobrecito! la caja estaba soldada (...). Al desembarcar, la explosión de una granada enemiga le destrozó la cabeza. Murió sin sufrimiento ninguno. Sin darse cuenta. Seguramente que en su mayor entusiasmo, con aquella sonrisa y guiño de ojo que tanta gracia tenía, le sorprendió la muerte. ¡Pobre Ángel! ¡Ha muerto! Se ha hecho acreedor de todos los honores (...). La familia conserva los telegramas que su hermano D. José mandó desde Málaga donde delicadamente da cuenta a su pobre madre de la fatal noticia.
Ciertamente que su muerte y las circunstancias de la misma, con la reacción justa de honrar su memoria, son testimonios de la excepcional personalidad de Ángel Hernández Menor.
Pero mejor prueba que los epitafios son los elogios a su persona en vida. He aquí la carta que desde Córdoba le envía con fecha del 27 de mayo de 1925 D. José Primo de Rivera Willians.
«Sr. D. Ángel Hernández Menor. Muy Sr. mío: leí a fines del pasado abril en la prensa, que el Arma a que pertenece le obsequió en Madrid con un banquete presidido por el General Ruiz del Portal, como homenaje a la brillante actuación de Ud. en África, formando parte del "harca" que manda el Comandante Muñoz Grandes. Leí también que está Ud. propuesto para tres ascensos, además de la Laureada y la Medalla Militar.
Desde que leí eso no he dejado de pensar todos los días en escribirle a Ud. para pedirle un favor. Y es que si Ud. no tiene inconveniente me haga el favor de mandarme una fotografía de Ud.; primero por que será honroso para mí tener el retrato de un tan bravo oficial de nuestro abnegado ejército y segundo porque es posible publique un folleto de lujo dedicado a homenajear al Directorio y a sus colaboradores.
He leído en el Anuario Militar del Ministerio de la Guerra que está Ud. a las órdenes del Alto Comisario, pero claro, Ud. ha dejado la ayudantía para hacer carrera en "harca" combatiente. Eso hizo mi primo Miguel y así fue general a los 40 años.
Yo soy hijo del Tte. General D. Rafael Primo de Rivera que falleció a los 90 años, hace ahora 22. He cumplido 72 años, estoy jubilado, claro es, hace algunos años. Le doy estos detalles de mi modesta persona para que sepa quién le dirige estos renglones y quién desea tener un retrato de Ud. (dedicado) para honrarme con ello, siempre que no encuentre Ud. obstáculo alguno.
Tiene su casa en Córdoba (aquí la dirección) y aprovecho esta oportunidad para ofrecerle su más distinguida consideración su affmo. s.s. José Primo de Rivera y Wiliams. Ruego a Ud. tome alguna precaución, si hace el envío, para evitar caiga en manos de algún curioso.
Ya en la época de la República, quizás en el otoño de 1932, en la prensa de Madrid aparece con estos titulares: Escuela de Equitación Militar de Carabanchel. ES DESCUBIERTO EL MONUMENTO AL CAPITAN DON ANGEL HERNANDEZ MENOR con asistencia del Presidente de la República. (...) el monumento ha sido erigido por suscripción del Arma y particulares. Tiene un pedestal de mármol de color y encima el busto del glorioso militar. En el pedestal aparece la cruz laureada de San Fernando y una inscripción que dice: al Capitán de Caballería D. Ángel Hernández Menor, también se expresa la fecha de su muerte, 8 de septiembre de 1925, y debajo dos lanzas cruzadas. Al acto asistieron: el Presidente de la República Sr. Alcalá Zamora, el Jefe del Gobierno y Ministro de la Guerra D. Manuel Azaña. (...). Generales Cabanellas, Sanjurjo, Queipo de Llano. (...).
Discurso del General Augusti, Director de la Escuela. (...) El segundo apellido de este glorioso capitán tenía relación con la pequeñez de su cuerpo, pero no así con la grandeza de su alma. Los ocho años de vida militar del Capitán Hernández Menor van unidos a los hechos de armas que se desarrollan, desde el desastre de Annual hasta la toma de Alhucemas. (...) La acción más gloriosa de este representante del Arma de Caballería ocurrió el 7 de agosto de 1924 en Midar, en Benifusin.
La caballería nuestra al dar un ataque enérgico contra numerosos enemigos, fue rechazada, y el capitán Menor, que además del fuego enemigo tenía que soportar las bombas de nuestra aviación, que había querido impedir el avance del enemigo, consiguió contener el retroceso de las fuerzas, rehacerlas y volver nuevamente a la carga. Como el fuego enemigo, aunque ya había cesado la aviación, era intensísimo, la caballería volvió a retroceder y el capitán Menor, con más espíritu y dando muestras de su valor verdaderamente excepcional, consiguió que las tropas volvieran nuevamente a la carga. Nuevamente fueron rechazadas y después de este movimiento de retroceso y avance consiguió volver las tropas al combate, ocho veces, durante los cuales el teniente entonces perdió tres caballos.
Con gran brío consiguió mantener la moral de sus tropas y lograr todos los objetivos que le había asignado el mando a pesar de las extraordinarias pérdidas que habían sufrido nuestros soldados. Esto hizo decir a un glorioso jefe de infantería, el entonces comandante MUÑOZ GRANDES que Menor era uno de los mejores oficiales que había poseído nuestro ejército de Marruecos.
El 8 de septiembre, hallándose enfermo, después de treinta días de cama, quiso asistir a la toma de Alhucemas, cuyas playas quiso ser el primero en pisar. Embarcó en el Hespérides, en una camilla y en el momento de desembarcar un disparo de cañón del enemigo, que sus hombres habían de apoderarse después, le quitó la vida».
PALABRAS DEL JEFE DE GOBIERNO: Me asocio, en nombre del Gobierno como Ministro de la Guerra y Jefe de éste, al homenaje al glorioso Capitán Hernández Menor, uno de los más altos prestigios del Arma de Caballería y del Ejército. En estos hechos es más estimable el ejemplo que la gloria. En cuanto a la petición que me ha hecho el Director de la escuela de Equitación para que el Capitán Hernández Menor pase la revista en esta Escuela haré lo posible por complacerles. El ejemplo y la vida gloriosa del Capitán Hernández Menor, que no refiere a un hecho aislado sino a una vida entera dedicada al cumplimiento del deber, no es sólo honra del Arma de Caballería y del Ejército sino de los ciudadanos todos.
Del discurso de D. Niceto Alcalá Zamora. PRESIDENTE DE LA REPUBLICA, destacamos «La representación de los héroes tiene un valor ejemplar que va de dentro a fuera y otro valor de gratitud que va de fuera a dentro y que viene de esta figura que simboliza la más alta ejemplaridad del Ejército. Tenía razón el general cuando al referirse en su discurso a las glorias del Capitán Hernández Menor, aludió a las glorias de nuestros capitanes en la conquista de América. Yo añadiré a éste que en aquellos capitanes, con ser enorme el resultado conseguido, había el estímulo personal de una posible recompensa y el Potosí.
En cambio, en Marruecos, los héroes surgieron por un estímulo glorioso del cumplimiento del deber estricto y por ello su acción es mucho más meritoria y el país tiene que agradecerle aún más. La vida del capitán Hernández Menor no es la gloria de un hecho aislado sino toda una vida de gloria. Su ascenso fue el más espiritual que puede haber porque nadie se benefició de él. Ascendió a Capitán después de muerto, y después de muerto por la patria también recibió las cruces y este monumento (...). Su ejemplo y su gloria se extiende a todos los tenientes del Arma porque de entre ellos salió y lo acogen con extraordinario amor los capitanes porque a ellos vino ungido de la gloria».
Después del desembarco en la playa de Cebadilla el problema de Marruecos da un giro notable. Quedaban en la historia las campañas de 1860 del general O'Donell con la conquista de Tetuán y la batalla de Castillejos del General Prim, que precedió a la conquista de Tetuán, forjándose el mito de Prim como alma de la Gloriosa. Quedan ancladas en la historia las plazas de soberanía de Ceuta y Melilla. La Compañía Minera del Rif con el completo infausto del barranco del Lobo de 1909, con la movilización de los reservistas catalanes, que dan origen la semana trágica de Barcelona y el fusila-miento del pedagogo Ferrer. El Tratado de Algeciras, dando el mejor bocado de Marruecos a Francia. Annual. El 21 de julio de 1921. Abdel Krim. El cautiverio en sus manos del General Navarro, rescatado por acción diplomática, con el resto de oficiales y soldados, en la que interviene D. Luciano López Ferrer. La resaca del 21. Expediente Picasso. La Dictadura del general Primo de Rivera en 1923. La acción de Abd. el Krim contra los franceses, que sufren descalabros semejantes a Annual. La colaboración franco-española en materia militar, en acciones en tierra y mar, que culminan en el desembarco en las playas de Alhucemas.
En la gestión de estas operaciones destaca la intervención de Ángel Hernández Menor, que con sus conocimientos del idioma árabe colabora en la preparación sobre el terreno de las operaciones militares a realizar. Todo cuanto sucede después, y es sin duda también mucha historia, ya no puede verlo Ángel Hernández Menor. Pero en una historia futurible ¡cuánto se truncó aquella mañana del 8 de septiembre de 1925!
Extraído de la Revista Villena de 1993
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