LO QUE PUEDO SER Y… Por Primitivo Gil Saúco
Dar carácter y sentido a algo es ser testigo de lo que acontece, de los hechos, de los logros, de las grandes y pequeñas cosas que configuran poco a poco, día a día, do a año, la historia de un pueblo, de una nación o, como en nuestro caso, de una Comparsa, que se ha dado en llamar MOROS VIEJOS.
Abordar lo más recóndito y alejado de su historia me plantea serios problemas morales; por lo tanto, de lo que aquí pueda decir sólo yo y mi calenturienta cabeza son culpables; y vaya por delante que admitiré cualquier otra hipótesis que alguien esté dispuesto tanto a plantearme como a compartir, ya que ésta podría ser aclaratoria de todos o algunos de aquellos puntos oscuros que en estos momentos tengo.
Hace muchos años, tantos que nadie sabe cuántos son, alguien debió de pensar en celebrar una fiesta a imagen y semejanza de as que en algunos pueblos vecinos celebraban; y aprovechando a inercia de la celebración Mariana existente y a organización festero de la Soldadesca, que integraba en sus filas las clases acomodadas de la ciudad, aparece, se crea, o se funda, otra Soldadesca, nacida ésta del pueblo llano y sencillo, que interpreta su oposición vestido de Moro al más puro estilo turco-francés, que pocos años antes había sido invasor de nuestro suelo patrio; hecha éste que hizo elevar el espíritu patriótico, del que Villena no fue una excepción.
Nace a fiesta moro-cristiana, así como algo natural, sin más pretensiones que las de festejar os triunfos nacionales, o, si se quiere, ideológicos o religiosos; valorando, por un lado, la reconquista y el triunfo de la cruz sobre la media luna, y, por otro, la derrota de os ejércitos franceses, más cercana en el tiempo y, por lo tanto, más recordada, Para la celebración era necesario encontrar os símbolos que identificasen a os dos bandos: os Moros echan mano de a Mahoma de Biar, que ya en el año 1838 era trasladada desde a vecina localidad, según destaca un periódico de la época; en cuanto a os Cristianos no han de buscar mucho, ya lo tienen en nuestra Patrona, la Virgen María de las Virtudes, que por primera vez en el año 1838 acude en romería a nuestra ciudad para la celebración de su festividad. El recibimiento fue el día 6 de septiembre, y el regreso a santuario tres días después, el día 9, siempre en romería.
Unos años después, al nacer otra comparsa de moros, a los que, a pesar de llamarse «Moros Musulmanes», se les denomina «Moros Nuevos», hace que a Comparsa existente popularmente se le conozca como la de los «Moros Viejos».
Año 1976. El aumento de Moros Viejos es notable.
La falta de documentación escrita, tanto en los comienzos como muchos años después, nos hace resumir a grandes rasgos lo que pudo ser el nacimiento de esta Comparsa, en lo referente al desdoblamiento del bloque que supuso la Soldadesca durante muchísimos años y su conversión en Moros y Cristianos. Pero... fue así? No podemos aseverar nada de esto, pero tampoco rechazarlo como imposible, ya que las pocas fechas de que podemos disponer nos llevan a especular más que a afirmar. Pero, en mi opinión, la historia, por todo esto, no va a sufrir ningún daño. Repasemos, pues, los datos que conocemos:
19— D. José Zapater, en su libro sobre la Virgen de las Virtudes, editado en el año 1884, nos remite a primer tercio de siglo XIX.
29— El inicio de la tradicional y anual visita de la sagrada imagen de Nuestra Señora de las Virtudes, en los primeros días de mes de septiembre, coincidiendo con su festividad el día 8 de este mismo mes, allá por el año 1838.
39— La creación de la primera Comisión de Fiestas en el año 1839.
49- La aparición en el periódico «Semanario Pintoresco Español», fechado el día 5 de mayo de 1839, de un artículo sobre las fiestas de Biar, referente al año anterior, es decir, 1838, en el que se relata el traslado de la efigie, o, mejor dicho, de los restos de la efigie de la Mahoma hasta nuestra población.
50— El acta encontrada en el Archivo Municipal, fechada en el año 1843, y que hace referencia a las fiestas del año anterior, exactamente de 1842, en la que se habla de Moros y Cristianos.
Estos son los datos que realmente podemos manejar; entrar en aseveraciones de otra índole plantearía dudas a las que hoy por hoy no se puede responder.
Otra cosa diferente es la historia reciente, quiero decir la que desde finales del pasado siglo nos conduce hasta nuestros días, en la que podemos constatar la participación anual, y además, los pequeños-grandes detalles del acontecer festero, que dan fe de aquellos hombres legendarios, que con no pocos esfuerzos mantuvieron la presencia de nuestra Comparsa en la Fiesta.
Evocar las figuras de los Piñeros, Colicas, Chaconeros, Canonches, Pelotas o los Titos en un artículo literario sobre los Moros Viejos, es casi obligado, pero no solamente recordarlos para la historia, podríamos plasmar aquí alguna de sus anécdotas, como por ejemplo: la de aquel moro (creo recordar que era el tío Canonche) que criaba un burro durante todo el año, y que en las vísperas de las fiestas lo vendía; con los haberes obtenidos de esta transacción, hacía acopio de comida, bebida y pastas, para pasar las fiestas y pagar, también, las obligaciones que tenía contraídas con la Comparsa; al finalizar el último acto festero (la entrada de Capitanes, que antes se realizaba con fuego de arcabucería) recogía los restos de pólvora que le quedaba en la cartuchera, y dándole unos golpecitos para que se desprendiera bien de a caja de hoja de lata que cumplía este cometido, lo echaba al viejo arcabuz. Al disparar decía: «Ahí va el rabo», refiriéndose al del burro, y con eso daba por terminada la Fiesta y con el producto obtenido con el esfuerzo realizado durante todo un año, y que, sin duda, daba por bien empleado. O de las serias dificultades por las que pasaron las fiestas, después de la Guerra Civil, y que en algunos casos supuso un gran esfuerzo paro la continuidad; concretamente aquel año en el que el tío Piñero tuvo que salir a desfilar con las bandas de Capitán y Alférez puestas, porque no había componentes suficientes para poder nombrar estos cargos. O aquel día 5, que formaron cuatro moros en la escuadra en la que desfilaba de cabo el tío Piñero y que siguiendo el estilo de los viejos cabos, que mandaban el desfile con órdenes dadas de viva voz, al llegar a la altura de la calle donde se ensancha, dio la orden de abrir filas, cono que cada uno de los componentes de la escuadra se desplegaron hasta llegar al bordillo de la acera, para aparentar que formaban más componentes; ni que decir tiene que no lo consiguieron, al contrario, ni se veían desfilar, ya que los cuatro iban a una distancia de tres metros cada uno del otro. O los llantos que el tío Tito tenía que echarle a su patrón, el Sr. Amorós, para conseguir que aflojara el bolsillo y procurar algún durillo para solventar los problemas económicos que tenía la Comparsa, y algunos más.
Realmente sería interesante encontrar tiempo para adentrarse en el estudio de este apasionante tema y tener la oportunidad de analizar convenientemente o, por lo menos, tranquilamente, los orígenes de la Fiesta de Moros y Cristianos de nuestro pueblo, sin detrimento de la festividad Mariana con la que coincide y a quien se dedica, a la vez que tener la ocasión de conocer los motivos sociales, económicos, religiosos o de cualquier otra índole que provocaron el cambio o la transformación de la Soldadesca en Moros y Cristianos, a la vez que poder contar con la opinión de los expertos y estudiosos, que los hay, y plantearse estas y otras cuestiones de ayer y de hoy; porque también hoy, como ayer, existen problemas sociales, religiosos y políticos.
Este año, porque sí, porque los Moros Viejos quieren, como ocurriera hace años, se celebra un acontecimiento histórico, un acontecimiento que dice mucho de la voluntad de celebración de una Comparsa, que quiere hacer patente su propia historia, que quiere hacer un canto a todas las personas que, a través de los años, han hecho posible que la Fiesta haya llegado hasta nosotros; como decía antes, dar testimonio y carácter a una efemérides que ahora celebramos y en la que creemos.
La historia se hace cada día, y hoy, ahora, se escribe una nueva página que está protagonizada por los Moros Viejos de Villena.
Este es un año de celebraciones importantes, pero lo es mucho más para nosotros, que celebramos 150 años de nuestra particular historia, de los Moros Viejos. Con ellos, y de ellos, se hablará en una nueva etapa de las fiestas.
VILLENA, a uno de febrero del año de gracia de mil novecientos noventa y dos
Extraído de la Revista Villena de 1992
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