LAS FIESTAS DE MI PUEBLO
Por INOCENCIA GARCÍA%20dibujo%20banda.jpg)
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Yo soy una villenera
a quien las fiestas de mi pueblo
me embriagan y me embelesan.
¡Cuánto me gusta la «entrada»
cuando el día cinco, a las cuatro,
desfila nuestra Laureada Banda
tocando ese pasodoble
que compuso un buen paisano!
También me gusta ver
la preciosa cabalgata
del día seis en la noche;
noche de luz y color,
noche de amor y fragancia,
en la que los villeneros
viven una gran velada.
¡Qué bonitas que son
las retretas, las dianas,
y esa hermosa procesión
en honor a nuestra Virgen,
esa Virgen soberana!
Pero ¡ay!, cuánto me gusta
el oír las embajadas;
cuando salen las comparsas
haciendo su recorrido
por esas calles lozanas:
la de Ramón y Cajal,
también la de Juan Chaumel,
esa gran calle «la Cruz»,
y después la de Hernán Cortés;
sigue la calle Prim
(la de aquel gran general)
y terminan en el castillo
con la calle Libertad.
Y cuando llega el festejo
al castillo de la Atalaya,
entre moros y cristianos
comienza la gran batalla.
¡Qué silencio, qué emoción!
Yo creo que no respiramos
para oír bien lo que dicen
el moro con el cristiano.
¡Qué colorido, qué encanto,
qué realce, qué belleza
tienen las embajadas
dichas desde el castillo
de esta enorme fortaleza!
Y como empecé termino:
yo soy una villenera
que nací frente al castillo:
en la calle la Pedrera.
Extraído de la Revista Villena de 1992
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