25 jul 2023

1992 TRES ANTIGUOS CAMINOS EN LAS COMUNICACIONES BÁSICAS DE VILLENA

TRES ANTIGUOS CAMINOS EN LAS COMUNICACIONES BÁSICAS DE VILLENA. Por CÉSAR LÓPEZ HURTADO
La situación geográfica de Villena, convierte a su emplazamiento y comarca en un auténtico eje vertebrador de itinerarios cardinales, Encrucijada de vías de comunicación desde las épocas más remotas, las tierras villenenses han sido siempre ruta de paso obligado de las gentes y culturas más dispares.
Nos gustaría dar aquí a relación completa de los más importantes caminos que cruzaron la ciudad, o que en el a tuvieron su inicio; algunos ya desaparecidos y, otros, difuminados tras las calles en que se fueron transformando (1). Razones de espacio, en esta ocasión, tan sólo nos permiten referirnos a los que a continuación se bosquejan.
Camino de Almansa
Arrancaba desde Villena —desde la Puerta de Almansa—, por la misma calzada de lo que hoy es avenida de la Constitución, prosiguiendo hasta la ciudad de Almansa, a través de las partidas del Angosto y los Alhorines, en un trazado aproximado a la actual autovía de Levante.
Titulado en la mayoría de documentos antiguos camino de Almansa, y también camino Real de Almansa, asimismo, fue utilizada en distintas ocasiones para esta vía, año 1584 y anteriores, a denominación de camino del Angosto del Al-horín. El nombre oficial de este itinerario fue el de camino Real de Castilla
Según publica en el año 1546 Pedro Juan VILLUGA, el trayecto utilizado en aquella época para ir a Castilla desde Alicante, no fue la ruta que hoy atraviesa por Almansa; lo era un itinerario que transitó por Yecla. Esta red viaria, desde Alicante al interior de la península, recogida por este viajero valenciano y de la que sólo anotamos los pasos hasta Toledo y Ciudad Real —el recorrido hasta Madrid no se describe—, era como sigue:
Hacia Toledo: Alicante, Monforte III (leguas), Aldea II, Villena lll, Yecla III, La Venta de Juan Gil II, Montealegre II, Guaza I, Xétrula III, Chinchilla III, Albacete II, La Gineta III, La Roda III, La Minaya III, El Provencio IIII, Las Mesas III, Monja Vacas I, El Tovoso II, La Puebla II, La Puebla de Don Fadrique I, Vilacañís II, Tembleque III, Bogas II, Almonacid III, Nambroca I y media, y Toledo II.
A Ciudad Real: Alicante, Monforte III (leguas), Elda II, Saxes I, Villena II, Yecla III, La Venta de Juan Gil II, Montealegre II, Gasa I, Pertulla III, Chinchilla III, La Venta de San Pedro II, la Venta del Alcayde III, Las Casas de Martín Cantos ll, Alesusa III, El Bonillo III, Alahoz III, Pozo la Calera IIII, La Solana IIII, La Membrilla I, La Pardilla III y Ciudad Real V (2).
Ante una información tan precisa sobre estos caminos de la primera mitad del siglo XVI, «incómodos, ásperos y cansinos, que ofrecían un peligroso caminar», aprovechamos para anotar algunas observaciones:
En 27 de febrero de 1595, el Cabildo del Ayuntamiento con motivo de que las salidas y entradas de los caminos de Villena estaban de manera que los pasajeros y vecinos de esta ciudad, no pueden pasar con sus mulas y carros y otras bestias. Acordaron (…) para el camino Real de Castilla, por San Sebastián, atento a que está ruin, lo reparen [los vecinos].
En 25 de agosto de 1621, igualmente trataba el Ayuntamiento de Villena, de cómo el administrador del Puerto de esta ciudad pide que se le dé para Aduana una casa en parte cómoda para los vecinos y pasajeros, donde él esté en lugar acomodado despacho (…) habiéndosele de dar en lugar acomodado y en el camino de Castilla y Valencia hay una casa yerma, que es la casa de Juan Casque, alguacil mayor de esta ciudad, y aquella le parece que se le puede dar al dicho dezmero (3).
Las notas anteriores, nos llevan a considerar que no existiendo durante los siglos XVI-XVII la actual salida hacia Yecla por la desaparecida ermita de San Sebastián —por delante del Colegio Salesiano—, son suficientemente explícitas en sí mismas las citas apuntadas, e indirectamente informan, que la ruta por Almansa hacia Castilla ya estaba abierta en tiempos de Felipe II y, cuanto menos, sería compartida con el itinerario a Castilla por Yecla en determinadas ocasiones, las más, propiciadas por la intransitabilidad de los caminos, deteriorados por avenidas fluviales y arramblamientos (4).
Otra cosa es, que tal vez por alguna causa: más seguridad por ser generalmente más transitada; evitar subir, caso de estar abiertos, los puertos de los Altos y El Blanco —desniveles más que notables para los carruajes de la época— o por seguirse una vía de trazado más corto y cómodo, fuese por ello más utilizada la ruta de Yecla que la de Almansa; hecho reafirmado por la toponimia local que señalaba al puente que se levantó al final de la calle de la Trinidad, como «de Madrid»; título que en efecto corroboraría a la ruta por Yecla como la preferente hacia Castilla y Madrid desde antiguo.
El itinerario alternativo a Castilla por Almansa y Chinchilla —donde se unificaban los dos caminos—, era, según el trayecto Valencia-Sevilla también tomado de VILLUGA: desde Villena —por el Portazgo y los Alhorines—; (...) La Venta del Puerto III (leguas desde Mojent), Almansa II, La Venta II, Taponet II, El Villar III y Chinchilla III (5).
Tal vez en estas causas apuntadas, seguridad y mejor acceso a La Meseta por Yecla-Montealegre-Pétrola-Chinchilla; que por Almansa-La Venta-Taponet-El Villar- Chinchilla, también radicara el hecho de que el denominado camino de galeras Alicante-Castilla, no circulara por el interior de Villena hasta los últimos años del siglo XVII; como que forzosamente esta vía comercial a tierras castellanas transitaría por el llamado camino de carros —a que hace referencia la respuesta de los villenenses a la 59 pregunta de las Relaciones de los pueblos de España, mandadas hacer por Felipe II (6)—, evitando así la circulación por la Partida de El Carrizal —por el camino viejo de Sax—, paso en ocasiones impracticable y muy perjudicado por las avenidas del río Vinalopó, que estaría no pocas veces inundado; de ahí que en el siglo XVI El Carrizal fuera zona de pastos y no de cultivo (7),
Desde Villena, la alternativa del itinerario al centro de la península por Yecla —que como se ha visto fue la ruta más utilizada durante siglos y a la vez la de trayecto más corto—, desde finales de sigo XVII, se inclinó a pasar por el camino real de Almansa, definitivamente.
Camino de galeras
Importantísima vía de penetración comercial hacia la meseta desde el Mediterráneo, que canalizaba, en ambos sentidos, gran parte del tráfico de mercancías que circuló por esta ruta caminera durante la Edad Media y hasta el siglo XVIII.
Este camino carretero, «de tráfico pesado» que diríamos hoy, penetraba en el término de Villena, proveniente de Alicante y Murcia, por tierras de lo que en la actualidad conocemos como Colonia de Santa Eulalia, desde donde, por las cercanías de las laderas de los Picachos de Cabrera y el piedemonte oriental de la estribación de la Sierra Salinas, se internaba hacia el Santuario de las Virtudes y Yecla, por las partidas del Rincón del Moro, falda de la loma de Carboneras, la Hoya de Carboneras y la Hoya del Zaricejo —en cuyas cercanías enlazaba con el camino de Granada—.
En este punto llamamos la atención sobre un dato determinante y firme: el camino de galeras Alicante-Castilla, no transitará por el interior de la ciudad de Villena hasta finales del siglo XVII. Referencia concluyente de que durante centurias no fue práctica habitual el tránsito del transporte carretero de largo recorrido, por los aledaños o el centro de la ciudad; ello debido más a razones estratégicas que de otra índole.
De gran importancia al respecto, es hacer mención aquí de los acuerdos adoptados por el Ayuntamiento de Villena, relacionados con este asunto:
Así, el 24 de agosto de 1691, acordaba solicitar a la ciudad de Alicante, que venga el camino de galeras para Madrid por esta ciudad; oportunista petición del Cabildo villenense, que de esta forma pasaba factura a la capital alicantina por el socorro de 300 hombres, que Villena envió a Alicante para ayudar a su defensa durante la invasión de aquella ciudad por la Armada de Francia, sufrida apenas un mes antes.
En 9 de noviembre de 1692, está ajustado ya el que el comercio de Alicante a Madrid haya de Pasar por esta ciudad [de Villena], del que tanto hendido se espera que resultará a favor de sus vecinos y es necesario el que para el buen avío de las galeras se reparen los caminos macizando los humedales en la forma que más fijo y permanente parezcan, para ello mandaron que asistan todos los vecinos con sus personas y cabalgaduras (8).
A la vista de estas anotaciones en los libros de actas del Ayuntamiento de Villena, entendemos claramente la tajante contestación dada por los redactores villenenses a la pregunta 55ª de las Relaciones de los pueblos de España, mandadas hacer por Felipe II: la ciudad de Villena no es pueblo de paso (9); respuesta que en efecto pudiera parecer contradictoria, dada la posición geográfica de Villena, tal como opina SOLER GARCIA (10).
Camino de Ronda
Esta vía de servicio circundaba desde antiguo la ciudad. Los carruajes y carros de transporte que llegaban a Villena, en ruta de paso desde las tierras interiores con dirección a Alicante, o con destino a cualquier punto del Valle del Vinalopó o Murcia, y que no transitaban por el camino de galeras, justo por lo que hoy es la calle de Blasco, se desviaban del llamado camino Real de Castilla —actual avenida de la Constitución—. Se evitaban así: los atascos, retrasos y, en algunas épocas, los impuestos que además debían desembolsar aquellos arrieros, si se adentraban en la estrechez de las calles de la población, por la Puerta de Almansa (11).
No hay más que observar un plano actual de la ciudad de Villena, para notar que la calle de Blasco es la única con un sentido direccional distinto a las restantes. El mismo topónimo horno del Paso —que todavía persiste y que se sitúa en la calle de Cánovas del Castillo, continuación natural de la de Blasco—, indica por sí, que en sus inmediaciones fluía una circulación trajinante que dio nombre a esta popular tahona, ya documentada en el siglo XVII. También la significativa ubicación en estos años de una hospedería lindera con el citado horno y propiedad de la Orden de San Agustín (12), ayuda a componer un entorno de ajetreado tránsito en esta zona urbana.
El desvío completo, el llamado camino de ronda, discurría desde el camino Real de Casilla —Constitución—, por las calles de Blasco, Cánovas del Castillo, Luciano López Ferrer, Madrid y Ferriz (13); hasta enlazar con la plaza del Rollo —en la cual existió un mesón cuanto menos desde el siglo XVI—, y, por las inmediaciones de la salida de la calle de El Hilo, con el camino viejo de Sax.
En el año 1755 fue cortado un tramo de este camino —en terrenos hoy ocupados por la llamada Explanada del Círculo Agrícola Mercantil—, tras la presentación de un memorial al Ayuntamiento de Villena por el Padre Fray Joseph Martínez, Definidor y Guardián del Convento de Franciscanos Descalzos de Villena, en el que pedía permiso para cercar el Raso de San Francisco, con el fin de construir en el dicho paso un Vía Crucis, con los Dolores de la ciudad; hecho que motivará una gran polémica entre el regidor perpetuo don Alonso Pedro de Mergelina y Miño, con el resto de capitulares, por la concesión del permiso para cerrar este paso (14).
A raíz de la controversia suscitada, el tráfico desde la calle Cánovas del Castillo fue desviado de forma definitiva, por lo que hoy es Parque de Ruperto Chapí, y en la época: camino angosto con azarbes y azagadores Inmediatos (...) a las espaldas del Convento Franciscano [que allí existió].
Ante los perjuicios que este desvío iba a causar al tránsito de las personas y de los bagajes, el regidor don Francisco Simón Fernández de Palencia, propuso para los leñadores, vecinos y forasteros cuando vienen [por este camino] con sus caballerías y bagajes, el paso alternativo por la calle de Doña Isabel.
Esta cuestión del consumado cierre del espacio que existió ante la portada del Convento Franciscano, pone una vez más de manifiesto las banderías que se suscitaron en la nobleza local; en este caso, los Herrero, Fernández de Palencia, Cervera, Gasque y los Guerao, claramente alineados y en oposición a don Alonso de Mergelina y Miño y a don Pedro Martínez de Erquiaga; todos ellos pertenecientes a notorios linajes de Villena.
En el año 1927 aún era conocido como camino de Ronda, el tramo que discurría entre el Martillo —nombre que recibía un asiento corrido de piedra que orilló el Paseo y el Parterre— y la verja de la estación del ferrocarril; trazado que ha llegado hasta nosotros con las rectificaciones efectuadas cuando en el año 1858 se construyó el Parterre...
NOTAS
(1) La relación de los más significativos y de donde hemos sacado el resumen aquí ofrecido, la recogemos bajo la voz CAMINOS en el nomenclátor general del «Callejero de Villena y su evolución histórica» en cuya redacción estamos.
(2) Pedro Juan VILLUGA, «Repertorio de todos los caminos de España compuesto por Pero Juan Villuga (1546)», edición numerada en «Reimpresiones bibliográficas del REPORTORIO DE TODOS LOS CAMINOS DE ESPAÑA: HASTA AGORA NUNCA VISTO... COMPUESTO POR PEDRO JUAN VILLUGA, VALENCIANO, E IMPRESSO EN MEDINA DEL CAMPO POR PEDRO DE CASTRO, A COSTA DE JUAN DE ESPINOSA, EN EL AÑO 1546» Madrid, 1950, págs. 26-28 y 47-48.
(3) A.M.V (ARCHIVO MUNICIPAL DE VILLENA) Libros de Cabildos, años 1595 y 1621; fechas citadas.
(4) Los problemas en los Caminos de Villena producidos por inundaciones, sobre todo en otoño, son una constante como puede verse en numerosas actas del Ayuntamiento, valgan estos ejemplos: Debido al mal estado de los caminos se nombra al regidor Pedro Hernández para que mande adobar el camino que por el Regajo va a Sax y Alicante ya Pedro Martínez de Olivencia ya Pedro Oliver, regidores, el camino Real de Castilla por San Sebastián; y de momento se manda poner hitos para que los carros no puedan pasar por el camino de la Condomina, A.M.V. Libros de Cabildos, 27-2-1595 y 25-12-1595. Asimismo el Libro de Cabildos de 20-11-1636, anota: «(…) habiéndose dado noticia (al Corregidor don Fernando Vallejo) de la grande necesidad que hay de reparas de (...) algunos caminos reales, como son el que sale de esta ciudad para Castilla obligando a los carreteros y trajineros por no poder vadear dicho camino, asimismo como son el camino que va de esta ciudad a la de Sax en el camino Real de Alicante y Castilla con mucho rodeo han buscado veredas en mucho daño de algunas tierras de labor de vecinos de esta ciudad y haberse experimentado por los que han pasado por los dichos caminos sin tener noticia de cómo están que han arriesgado sus mulas y personas atascándose en ellos sin  poder salir sino es a fuerza de socorro para él y asimismo se ha ahogado alguna cabalgadura (…)» La «Cruz de la Cañada» que se levantó en la carretera N-330, justo casi ante la Ciudad Deportiva del Círculo Agrícola Mercantil, es fiel testigo de una desgracia allí acaecida con ocasión de una de aquellas riadas. Ver Gaspar ARCHENT AVELLAN, «Romancero villenense» Valencia, 1927, págs. 81-89. Sobre la incidencia de las inundaciones en el término de Villena, ver Mateo MARCO AMOROS, «Actuación y normativa contra las avenidas del río Vinalopó en Villena», en «Avenidas fluviales e inundaciones en la cuenca del Mediterráneo», Instituto Universitario de Geografía, Alicante, 1989, págs. 575-581.
(5) Pedro Juan VILLUGA, op. cit., págs. 29-30.
(6) José M.ª SOLER GARCÍA, «La Relación de Villena de 1575», 2.ª ed., Alicante, 1974, pág. 18
(7) Mateo MARCO AMOROS, «Venida de agua de lluvia en 1571, Endorreísmo y drenaje imperfecto en el término de Villena», Premio Ciudad de Villena, 1986, inédito, pág. 13.
(8) A.M.V. «Libro de Cabildos»,, 23-7-1691; 24-8-1691 y 9-11-1692.
(9) José M.ª SOLER GARCÍA, op, cit., pág. 67.
(10) Para SOLER GARCIA esta respuesta «de que Villena no es pueblo de paso, se contradice, no ya con la Geografía, sino con lo afirmado en la respuesta núm. 5 de esta misma delación». Se dice allí taxativamente que el pueblo «es camino de carros». Por nuestra parte y ateniéndonos a la existencia del camino de galeras, que SOLER GARCIA no cita en ningún momento, la respuesta dada por los redactores de la Relación de Villena son definitivas y las interpretamos como que las respuestas dadas al Interrogatorio de la «Relación» por aquellos villenenses, se ciñeron perfectamente en este punto a la realidad, ya que, en efecto, el flujo trajinante más intenso entre el Mediterráneo y La Meseta en el siglo XVI NO PASABA POR EL PUEBLO DE VILLENA, sino que, como se ha visto, CIRCULABA MUY ALEJADO DEL CASCO URBANO DE LA CIUDAD: por el llamado CAMINO DE GALERAS; que no es otro que el «CAMINO DE CARROS», al que hace referencia la 5.ª pregunta de la «Relación», Cfr. José M.ª SOLER GARCÍA, op. cit, págs. 192-193. A más abundamiento dejamos señalado que «camino real carretero», se le denomina, en el siglo XVI, al que desde la Casa de Nuestra Señora de las Virtudes(...) va por la Hoya el Zaricejo y a la Hoya Carboneras por la falda de las lomas de Carboneras y Rincón del Moro. A.M.V. Libro de Cabildos, 23-10-1590.
(11) A.M.V. En 4-2-1633, el Libro de Cabildos contiene la siguiente anotación: «En cada carro forastero, carroza o galera que llegare a esta ciudad de paso o con mercaderías y use las calles de ella, pague un real y se entienda cada vez que pasare por la ciudad».
(12) Aunque su entrada principal se abría a La Corredera, la puerta del parador propiamente dicho, un solar para carros y mercancías, lo hacía al llamado Raso de San francisco.
(13) El recorrido por la actual calle de Ferriz hasta Ia plaza del Rollo era conocido en el siglo XVII, como «el paso de las fuentes». A.M.V. Libro de Cabildos, 23-1-1650.
(14) Don Pedro Martínez de Erquiaga y don Alonso de Mergelina se opusieron argumentando que «la calle que piensan tapar es camino Real por donde van las mercancías que se envían a los Reinos de Andalucía y para la mayor parte del Reino de Murcia, además de ser paso y camino que conduce a los Balsas y por dónde va la ciudad con las Comunidades y el pueblo a celebrar las fiestas de Nuestra Señora de las Virtudes en los meses de marzo y septiembre, y como al cercar el raso para hacer su Vía Crucis y poner unas gradas para que solamente pasen las personas, y no las bestias con sus bagajes, se les seguirá un gran perjuicio a los mercaderes, pues habrán de dar un rodeo por una senda que es un azagador donde se producirán muchos encuentros en lo sucesivo. Libros de Cabildos» 20-5-1754; 6-12-1754 y 10-4-1755.
Extraído de la Revista Villena de 1992

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