ALEGRES CON MARÍA Por Don ARSENIO
La creación entera es alegre y sonríe, pero nada mejor para entender la alegría natural que ver a un niño con sus juguetes, dormido en el regazo de su madre o colaborando en algo importante. Los niños son los mejores mensajeros de la alegría.
El mundo multiplica el placer en riquezas, progreso y técnica. Lo tenemos todo en la televisión, en los ultramarinos, en el bingo... ¿Por qué hay tanta insatisfacción, melancolía, indiferencia, procacidad y vacío? La alegría es fruto de la justicia, del deber cumplido y del compartir con todos.
ALEGRÍA CRISTIANA. Toda alegría tiene origen espiritual. El creyente se alegra con todos los bienes de naturaleza y gracia; descubre el tesoro de la alegría en su dignidad de «hijo de Dios» y en su destino feliz. Dentro del plan de Dios, asumido con fe y amor, encuentra paz y alegría.
El secreto de la vida es la esperanza y la esperanza es CRISTO Verdad-Vida y Amor. Luz nueva que alegra la ciudad. La alegría cristiana nace de la fe en Cristo Resucitado, en su presencia en tu alma por la GRACIA (nacimiento de Cristo en ti). La Gracia nos hace amigos de Dios y nos hermana en una familia, cuya Madre espiritual es María: la Virgen del gozo y causa de nuestra alegría. «Feliz Tú que has creído... Feliz porque escuchaste la Palabra guardándola en tu corazón».
Siendo niña, MARÍA goza chapoteando en el agua, calzando los zapatos de su padre Joaquín, disfrazándose con el vestido de Ana, su madre, y hasta durmiéndose sin soltar el muñequito de trapo, soñando, quizás, que Dios se hacía pequeño para peinarla y acariciarla, robándole una sonrisa. También a María le gustan las fiestas, la música, la danza, estrenar vestido y lacito nuevo. Ella aún no lo sabe, pero es toda inmaculada y más grande que Abraham; cuando se lo revele el Angel del Señor, seguirá siendo feliz en su pequeñez, atribuyendo las maravillas a Dios.
Cuando María dejó de ser niña se percató de los secretos de su alegría: conocer a Dios - Saberse toda de EL - Saberse creación única y amada - Dejarse seducir y entregarse por amor en obediencia a la voluntad divina, con el «FIAT» de la Anunciación y haciendo saltar de gozo a sus parientes de Aïn Karin. María está en pie sufriendo la pena mortal del calvario haciéndose Madre de nuestra redención y felicidad eterna: la FIESTA DE LAS FIESTAS.
La alegría no tiene edad; hace que todo sea joven, bello y comunicativo. la alegría pertenece a Dios y a quien acepta ser su templo vivo. La alegría es planta de alta montaña, para peregrinos atletas como María que se dignó llegarse hasta Villena no sólo para librarnos de la peste sino para caminar con Ella en la alegría cristiana.
¡Estad siempre alegres! FELIZ FIESTA.
Extraído de la Revista Villena de 1991
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