9 feb 2023

1990 CINCUENTA AÑOS DEL PASODOBLE «LA MORENICA»

CINCUENTA AÑOS DEL PASODOBLE «LA MORENICA» por Alfredo Rojas
El día 6 de septiembre del presente año de 1990 se cumplirán cincuenta años del estreno del pasodoble «La Morenica». La ocasión fue casi solemne: la composición la interpretaron todas las bandas que intervenían en la Fiesta de Moros y Cristianos de nuestra ciudad en un certamen que se desarrolló en la plaza de toros la tarde del citado día de 1940. Diez eran las Comparsas aquel año y diez fueron las bandas que concurrieron al acto; se concedió el primer premio, que consistía en la cantidad de 350 pesetas, a la banda de San Vicente del Raspeig, que intervenía en los festejos con la Comparsa de Labradores.
Estos datos, y muchos otros que reflejan la génesis del citado pasodoble, tan popular en nuestra ciudad, junto a unas consideraciones acerca de ciertas circunstancias que conciernen a la composición, aparecen por extenso en un artículo que escribí en 1975 y que recoge la Revista de Fiestas de aquel año. Relato en él algunas particularidades concernientes a la gestación del pasodoble de las cuales fui testigo o que viví casi directamente, no obstante ser un adolescente en aquellas fechas. Quienes deseen saber más datos sobre todo ello, pueden encontrarlos en la Revista de Fiestas citada, pues considero innecesario repetirlos de nuevo; ya que recogidos están y al alcance de cualquiera que desee conocerlos.
De todos es sabido que el autor de «La Morenica» es el maestro Carrascosa, director de la banda de Villena desde 1939 hasta su jubilación en 1978. La letra es muy posterior, y la escribió Elena Montiel, fallecida hace tres años. Elena fue parte importante, durante muchos años, del cuadro local de aficionados «Grupo Lírico Ruperto Chapí», que tantas representaciones de zarzuela ofreció en nuestra ciudad y poblaciones limítrofes, y que incluso consiguió galardones de carácter nacional en el ejercicio de su actividad artística.
No se explica fácilmente el arraigo que ha llegado a obtener «La Morenica» en nuestra ciudad, o dicho de otra forma, entre quienes habitamos en ella. Verdad es que el pasodoble es singular, puesto que su estructura no es la que comúnmente ofrece la mayoría de estas composiciones. Pero esta circunstancia no justifica por sí sola que haya llegado a constituirse para todos nosotros en un símbolo cuya audición resulta tan grata, e incluso emocionante, para los villenenses.
Es indudable que el maestro Carrascosa merece el reconocimiento general, dentro del ámbito ciudadano, por esta creación. Y no sólo por ella sino también por esa larga andadura de casi cuarenta años al frente de la Banda municipal villenense, unida a la dirección musical del Grupo lírico ya citado y a otras actividades dentro de la concreta actividad artística en que ha consistido su profesión. Y a fe que la población ha correspondido con largueza manifestándole su afecto, materializado en un homenaje que se le tributó en 1965 con motivo de la concesión del título de Hijo Adoptivo de la Ciudad, con el que fue distinguido por la Corporación municipal.
Pero al hilo del cincuentenario del citado pasodoble, efeméride de la que conviene dar noticia en la Revista anual y aun resaltarla por la importancia que posee, considero indispensable destacar que no ha sido solamente esta composición la que D. Manuel Carrascosa ha dedicado a la población, sino que hay otras, además, que es necesario fijar para la pequeña historia local. Recién llegado a nuestra ciudad, compuso el pasodoble «Francisco Bravo», en recuerdo del director del mismo nombre que había creado la Banda en 1922 y del cual todos los componentes de la misma eran discípulos. Vino después «La Morenica», y más tarde, ante diversas peticiones en tal sentido, compuso música festera dedicada a varias Comparsas locales, que han adoptado estas composiciones como si de verdaderos himnos de cada una de las Asociaciones se tratara. Igualmente ha dedicado otros pasodobles a diversos villenenses y compuesto otro tipo de música en relación con nuestra ciudad. Una relación de esta obra del maestro Carrascosa vinculada directamente con Villena es la siguiente:
Para las Comparsas o la Fiesta ha escrito los pasodobles «Bien por los Nazaríes», «Marinos Corsarios», «Cincuentenario de los Andaluces», «Panchana y sus Maseros», «Pasan los Ballesteros», «Los Almogávares» (en colaboración con Francisco Domene), «Cristianos de Villena» (en colaboración con Ramiro Ruiz) y «Fiestas en Levante». Y las marchas moras «Moros Nuevos», «Marruecos de Villena» y «Los Nazaríes de Villena».
Otros pasodobles han sido «Francisco Bravo», «Dimas García», «Pepe Cortés», «Paquito Medina», «Túrbula», «El Tío Frasquito», «Montilla», «El Huevo Frito» y «La Morenica». A ello hay que añadir, dentro de la obra de Carrascosa relacionada con nuestra ciudad, el «Himno al Cincuentenario del Colegio Salesiano», un «Canto a la Virgen de las Virtudes» y el «Canto a las Fiestas de Villena».
Ha realizado también una brillante armonización e instrumentación del «Himno a Villena» compuesto por D. José Serra en 1906, y del cual en 1939, tras nuestra guerra civil, no existía siquiera una partitura para piano y sí solamente memoria de la melodía. Y creo que esta relación no es exhaustiva, pues deberá haber algunas páginas musicales más, de menor entidad, lógica consecuencia de un fecundo y extenso período de labor musical en nuestra ciudad.
En relación con el pasodoble es digna de destacar la maestría con que el maestro Carracosa trata este castizo género español. Sus composiciones, que son muchas más de las arriba citadas, se interpretan por numerosas bandas españolas con frecuencia. Hace unos meses, en abril del año actual, la banda de Almería interpretó un concierto dedicado al pasodoble que tuvo carácter de homenaje al maestro Carrascosa, y que estuvo compuesto íntegramente por pasodobles que llevan su firma. Entre ellos figuró «La Morenica».
El reconocimiento de los méritos del maestro y de la dilatada y encomiable tarea desarrollada por él a lo largo de casi cuarenta años de su estancia en Villena, motivó que, poco después de su jubilación, se concibiera la idea en el Ayuntamiento local de rotular una calle villenense con su nombre. Enterado Carrascosa de ello, dirigió una carta a la Corporación manifestando que no creía ser merecedor de este honor y rogando encarecidamente que no se llevara a efecto tal iniciativa. Se atendió su deseo en aquel momento, pero mi opinión es la de que debe mantenerse en pie este propósito municipal; y cuando haya ocasión y circunstancias propicias debe realizarse. Es esta una excelente forma de reconocer la labor de aquellas personas que por sus obras en favor de la comunidad se hacen acreedoras a ello, a la vez que una adecuada manera de mantener su recuerdo en la memoria de las generaciones venideras. Y no es posible negar que el maestro Carrascosa lo merece cumplidamente.
Extraído de la Revista Villena de 1990

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