LA ARRACADA DE LA CONDOMINA. Por José M. a SOLER GARCÍA
Este artículo es reproducción del publicado por la Universidad de Friburgo (Alemania) en el Libro Homenaje al arqueólogo Wilhelm Schüle.
El término de Villena, al Noroeste de la provincia de Alicante, ha sido pródigo en objetos de oro y plata desde el Eneolítico. Recordemos los aretes de plata del Puntal de los Carniceros (1) y de las dos cuevas de enterramiento del Peñón de la Zorra (2); la cuentecilla de oro del Cabezo del Molinico (3); los aretes de oro y plata del Cabezo de Terlinques (4); el pendiente de plata y oro del Cabezo de la Escoba (5); un brazalete de oro, que se fundió, del poblado de Las Peñicas (6), y los dos pendientes y la esferilla del yacimiento ibérico del Puntal de Salinas (7). A esto hay que añadir los hallazgos del Cabezo Redondo: un arete de oro; un espiral, también de oro; un pendiente en forma de trompetilla, asimismo de oro, aparecidos en sendas sepulturas (8), y el «Tesorillo» de la vertiente oriental, compuesto por treinta y cinco joyas de oro que pesan en conjunto 147,08 gramos (9), el cual dio origen al descubrimiento del gran «Tesoro de Villena», ocurrido el 1 de diciembre de 1963, del que dimos cuenta en 1985 y del que se ocupó W. SCHÚLE en 1976 (10). Se trata de un conjunto formado por 60 piezas de oro, 3 de plata, 1 de hierro y oro y 1 de ámbar, con un peso total de 3.754,31 gramos.
Según el dictamen del Dr. HARTMANN, el oro de estos tesoros procede de arenas fluviales y se remonta a la Edad del Bronce, por haber sido trabajado en estado natural, en contraste con los dos pendientes del Puntal de Salinas, que presentan cobre en su aleación.
Arracada de la Condomina (Reverso)
Debemos recordar a este respecto que Villena se encuentra en la cuenca alta del Vinalopó, río típicamente levantino, generalmente seco, pero con desbordamientos torrenciales que se han hecho patentes a lo largo de los siglos. Para la Dra. MARÍA JESÚS RUBIERA, el Vinalopó es un posible río aurífero, según la toponimia. Los términos «Orihuela» y «Orihula», cercanos a su desembocadura, parecen referirse al étimo latino «auris», oro, con el diminutivo «ola», etimología aún vigente en la época árabe (11). Sea de ello lo que fuere, lo cierto es que el término de Villena se ha convertido en uno de los más importantes focos peninsulares de orfebrería prehistórica, y a ello contribuye también la joya que ahora vamos a presentar.
Se trata de una arracada de oro recogida por unos labradores en un bancal muy cercano a la población, emplazado en el paraje denominado Altos de la Condomina, en el ángulo sudoeste del cruce entre el ferrocarril de Alicante a Madrid y la carretera de Villena a Yecla, en terrenos inmediatos a la estación del desaparecido ferrocarril que unía a Villena con esta última ciudad murciana.
El hallazgo, ocurrido en 1966, debió suscitar cuestiones entre sus descubridores, hasta el punto de hacer intervenir a la Guardia Civil, que requirió nuestra presencia, en calidad de Delegado Local del Servicio Nacional de Excavaciones Arqueológicas, para hacernos entrega de la joya. En aquellos momentos, juzgamos prudente recibirla sin profundizar en las circunstancias de su aparición, cuya investigación dejaríamos aplazada para más adelante. Pasó algún tiempo, cambiaron las autoridades policiales, que no dejaron testimonio escrito de aquellas diligencias, y todas nuestras investigaciones posteriores resultaron infructuosas. Se trata, pues, de un hallazgo aislado y sin contexto arqueológico, ya que no hemos encontrado vestigio alguno de yacimiento por sus alrededores.
Es una arracada circular de oro, de 17 milímetros de diámetro y 10 gramos de peso, con una muesca semicircular en el lugar del cierre. Contemplada de fuera adentro, consta de una cintilla de un milímetro de anchura y 0'5 milímetros de espesor, colocada en posición vertical, sobre la que van soldados 19 pequeños anillos que sirven de asiento a otras tantas esferillas. Siguen una franja de cinco hilillos retorcidos colocados unos junto a otros; otra cintilla por cada cara en posición horizontal, con anillos y esferillas similares a la del exterior pero de menor tamaño; otra franja de cinco hilillos como la anterior; un tubito en círculo soldado por los extremos; otros dos hilillos retorcidos, y una última cintilla vertical que delimita un círculo de 15 milímetros de diámetro ocupado por los cuatro brazos de una cruz de filigrana formada por dos hilos juntos terminados en espirales opuestas, y otros dos hilos más cortos que forman espirales de menor tamaño. En el centro de la pieza, sobre los hilillos de la cruz, van soldados por ambas caras circulillos de 2 milímetros de diámetro que debieron albergar alguna piedra o substancia indeterminada.
El cierre consiste en una muesca semicircular en cuyos extremos se sueldan sendas plaquitas de 3 milímetros de longitud por 1 milímetro de anchura con circulillos verticales soldados en los extremos; cerca de ellas van otras dos plaquitas que, en lugar de circulillos, llevan soldadas en los extremos barritas apuntadas que se cierran sobre sí para formar orificios semicirculares en sentido opuesto al de los circulillos de los extremos. Éstos debieron servir para suspender un aro, mientras que los exteriores servirían para enganchar la cadenilla de suspensión de la arracada en las orejas.
La pieza se halla en excelente estado de conservación, a falta solamente de una de las esferillas exteriores junto al cierre y de las dos últimas del círculo interior con sus correspondientes bases. Falta también uno de los circulillos del cierre.
Las oscuras circunstancias de su aparición y la falta de contexto hacen muy aventurada la filiación cultural de esta preciosa joya, a la que no hemos logrado encontrarle en España paralelos convincentes. La filigrana de espirales, los hilillos retorcidos, las esferillas soldadas se repiten en conjuntos muy diversos, con similitudes en algunas piezas del tesoro de la Aliseda o en ciertas arracadas de los castros gallegos, pero no hay que descartar que pueda tratarse también de una joya medieval.
Y a este propósito hemos de añadir que, en la necrópolis musulmana de La Losilla, una de las dos que existieron extramuros de la ciudad, la inhumación número 13 era femenina y llevaba una arracada de plata pendiente de la sien derecha, que era en donde se apoyaba, y llegaba hasta el lóbulo de la oreja. Consta de seis elementos iguales, unidos por aretes semicirculares cerrados, salvo el último, cuyo arete estaba abierto y soldado en un extremo, que se cerraría en un orificio hecho con una barrita retorcida en el otro extremo. Los pendientes son triangulares, con un saliente semicircular en cada lado cerca de la base, y constan de tres placas de dos milímetros de espesor sujetas por tres abrazaderas formadas por plaquitas con los extremos doblados y con un saliente en el centro, que dejan ver triángulos de pequeños orificios. En ambas superficies hay inscripciones afiligranadas con caracteres cúficos. Miden 19 milímetros de longitud, 17 de anchura máxima y 6 milímetros de espesor. (12)
La joya que hoy presentamos confirma una vez más la tardía perduración de la orfebrería antigua en la comarca de Villena. Habremos de aguardar la aparición de algún conjunto más complejo que nos ayude a descifrar la procedencia o derivación de la bella arracada de La Condomina que, en homenaje a WILHELM SCHÜLE, hemos querido presentar a la curiosidad de los estudiosos.
1. SOLER GARCÍA, J. M.: «El Eneolítico en Villena», Universidad de Valencia, Serie Arqueológica, n." 7, Valencia, I98I, figs. 46 y 47. / Ibid. «El Tesoro de Villena», «Excavaciones Arqueológicas en España», n." 36, Madrid, I965, lám. LV, 6.
2. SOLER, «El Eneolítico en Villena», fig. 58 / «El Tesoro de Villena», lám. LV, 5 y 7.
3. SOLER, «La Casa de Lara de Villena (Alicante). Poblado de llanura con cerámica cardial», Saitabi, XI, Valencia, I96I. / Ibid, «El Tesoro de Villena», lám. LV. / Ibid. «Villena. Prehistoria, Historia, Monumentos», Alicante, I976, pág. 27. / Ibid. «La Cueva del Molinico. Villena, Alicante», «El Eneolítico en el País Valenciano», Alicante, 1986, pág. 212.
4. SOLER GARCÍA, J. M. y FERNÁNDEZ MOSCOSO, E: «Terlinques», Poblado de la Edad del Bronce en Villena, «Papeles del Laboratorio de Arqueología de la Universidad de Valencia», n." 10, Valencia, I970, págs. 7 y 8, lám. IV, A y B.
5. SOLER, «El Tesoro de Villena», pág. 32, lám. LV, 3 y 4. / IBID. «El oro de los tesoros de Villena». Servicio de Investigación Prehistórica. Serie de Trabajos Varios, Valencia, I969, p. 6 lám XLVI.
6. SOLER, «El Tesoro de Villena», pág. 32, fig. 8.
7. SOLER, «El Oro de los Tesoros de Villena», págs, I3-I5 y lám. XLVI.
8. SOLER «Excavaciones Arqueológicas en el Cabezo Redondo (Villena-Alicante)», Alicante, I987, lám. 39, C, J y K. / IBID. «El Tesoro de Villena», págs. 34-35, lám. XLVI, a y lám. XLVII, I dcha. / IBID. «El oro de los tesoros de Villena», págs. 7 y 8 y lám. VI, A y B.
9. SOLER, «El Tesoro de Villena», pág. 35 láms. XLIV a L y LIV.
10. SCHULE, W.: «Der Bronzezeitliche Schatzfund von Villena (Prov. Alicante)», Madrider Mitteilungen, I7, Heidelberg, I976.
11. RUBIERA, M. J., «Villena en las calzadas romanas y árabes», Alicante, I985.
12. SOLER GARCÍA, J. M. «Notas sobre la Villena musulmana», revista anual «Villena»27, I977, / IBID. «Historia de Villena», en curso de publicación en la revista mensual «Villena», págs. 43-44.
Extraído de la Revista Villena de 1990
1 comentario:
Santina Joyas
El hallazgo de la arracada de la Condomina es fascinante. La técnica de filigrana utilizada en esta pieza me recuerda a la elegancia de los pendientes de filigrana de Santina Joyas, ¡un toque único para tu estilo!
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