El pensamiento religioso en las Fiestas. por Francisco Griñán
VILLENA AZUL, que en estos magníficos días de típicas fiestas, te adornas con el rico y espléndido ropaje que te prestan tus más ilustrados y amantes hijos. Tú, que acogedora, recibes los inspirados himnos de unos y las enjundiosas crónicas de otros; hecho todo para elevarte a la altura que ellos desean y que, por cierto, consiguen; hazme un lado en tus columnas, porque quiero llevar a ellas, no la voz tenue, cascada y desabrida de mi persona literaria, sino la clara y agradable que me presta mi ministerio.
¿Encaja o no, en tus atildadas y bien dispuestas páginas una ligera alusión al embriagador perfume religioso de las fiestas en que te hayas embebida? 'Quién puede dudarlo!... si todo lo que tienen de atractivo y poético tus inmortales comparsas lo han libado en esa encendida rosa, adorno del místico jardín de la Iglesia, que se llama Virgen de las Virtudes?... ¿Cómo no ver, fluyendo de ella, como de viva fuente, todo el celo y fervor de las dignísimas autoridades, toda la alegría y entusiasmo de sus subordinados, que en estos días, más que en otros, forman la más completa unidad de corazones? Si encaja perfectamente en tus columnas una alusión al fervor religioso del villenense, como se encuadra también perfectamente una excitación a la conservación de ese fervor, si es que la acción destructora de la revolución, ahogó en algún tanto el desarrollo de aquella semilla de devoción a la Santísima Virgen que, cariñosa madre, depositó en el corazón del hijo, en aquellos felices años de su niñez.
Mira que sí, como compuesto humano has sido bueno por Dios y, como pecador, has sido redimí-do por Cristo, como villenero has sido puesto bajo el patrocinio y amparo de la Virgen de las Virtudes, cuyo oficio ella ha desempeñado tan a la perfección y tu bien sabrás las pruebas que durante tu vida has tenido de este patrocinio.
Flechas.... Esperanza de España, aroma de Imperio
Una sola palabra podrá ser el compendio de todas las emociones sentidas. Y esta palabra se pronuncia así: lágrimas.
Lágrimas de ternura y cariño en el momento de su llegada a la vetusta y ya desaparecida Iglesia de San Sebastián. Lágrimas al verla entrar en la de Santiago con aquella pompa y majestad con que después se llevaba sobre su Trono de Reina de todos los corazones. Lágrimas cuando en cualquier hora del día o de la noche, le hacías la obligada visita de reconocimiento y amor, contándole tus cuitas y elevándole tus plegarias. Lágrimas en fin, cuando en la mañana del día nueve con el corazón deshecho por la emoción y el sentimiento de despedir a un ser tan querido, le dabas el último adiós y beso de despedida con aquella frase ritual: «Hasta el año que viene.» 'Cuántas lágrimas y cuánta emoción! Por ello, estas lágrimas de emoción no han podido por menos que arrancar otras de dolor e indignación, cuando supiste que manos alevosas, pérfidas e indignas, osaron ejecutar el diabólico plan de los enemigos de Cristo y su Santísima Madre, llevando el exterminio a su Santa Imagen...
Pero no quiero abundar en este tétrico pensamiento que, en estos días, quitaría luz a nuestra mente y paz y alegría a nuestro corazón. Sirva sólo para unir de nuevo el hilo de nuestras lágrimas y éstas sean de ternura, encanto y nueva emoción ante la nueva Imagen, que el genio de un artista, iluminado por la Madre de las Virtudes, ha logrado reproducirla tal como ella se apareciera hace siglos, y nosotros incansables, la contemplábamos para nuestro recreo y consuelo.
iVillenense! Nueva Imagen, nuevos actos de amor. Nuevas fiestas, nuevas alegrías. Nuevo régimen, nuevas plegarias a la Virgen para que ella ilumine la mente del Caudillo que el cielo nos ha concedido, para que nos conduzca, por el camino de la paz, a la Victoria que nos trajo por el camino de la guerra.
!Arriba España! ¡Viva la Virgen de las Virtudes!
Extraído de la Revista Villena Azul de 1939 Fiestas
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