1939 SALMO

Salmo
por Francisco Hernández Menor
Virgencica de las Virtudes.
Blancura del Santuario entre pinos y fuentes.
En las noches sin luna de trinchera,
en la inquieta soledad del Cautiverio,
los corazones en romería hacia Ti.
Cautivos y soldados, con el brillo,
en el alma, de la Victoria que es Tuya.
-peregrinos de promesas florecidas-
te buscan por los álamos que escoltan tu camino.
¿Dónde estás, Virgencica morena,
que no hay risas de Madre en tu trono vacío?
¿Quién aventó la plegaría de mis antepasados,
cuajada en tus altares en símbolos de cera?
Reina, tu Suntuario es estrella sin luz.
Inmolaron tu Imagen los enemigos de Cristo.
Y la tierra española, relicario de mártires,
abrazó entre sus flores tus cenizas.
Dios te salve, María, luna blanca
en la noche del corazón marchito.
Junto a la cruz sangrienta el dolor resplandece,
mensajero de resurrección y de vida.
Mártir de la Cruzada, tus ojos alentaron
el heroico sentir de los Caídos.
Su dolor y martirio -fecundidad y anhelo-
antorcha florecida en albores de triunfo.
Tú fuiste en heroísmo a nuestros soldados,
y brotó la Victoria coronada de luz.
Iluminaste la sonrisa del Caudillo,
y España saluda amaneceres de Imperio.
Virgen de las Virtudes, en el reír de la Victoria,
te elevamos un trono de gratitud y de amor.
Oro y pedrería para tus coronas,
incienso de alábega para tus altares.
Y tú, Madre de Cristo, ábrenos su costado,
y guarda para España la risa del Caudillo.

Extraído de la Revista Villena Azul de 1939