Presentes!! por Ceferino Sandoval - Canónigo de la S. I C. de Murcia
Recuerdo, al comenzar este breve artículo, unas palabras del gran orador Vázquez de Mella, pronunciadas al final de un elocuentísimo discurso que dijo con motivo del Congreso Internacional Eucarístico celebrado en Madrid, el ario 1911.
Al final del discurso dejó escapar estas palabras: «...los tiempos amargos no han terminado, los tiempos aciagos vienen, la Revolución cosmopolita estallará aquí como en todas partes; esas horas fúnebres de una noche funeral, en que aparecerá como un idilio lo que en otros tiempos se consideró tragedia espantosa, no están lejos, yo creo que la Revolución no se duerme, y la Revolución vendrá, porque debe venir...»
Y la Revolución vino, estalló con todos sus horrores en nuestra amada Patria.
¡Qué días tan tristes, llenos de dolores hemos vivido! ¿Podíamos pensar que tan horrorosa tempestad había de estallar en nuestro hermoso suelo? ¿Podríamos pensar que bajo el cielo de España se contemplaría esa ola de odios, rencores, de destrucción y de exterminio? De ninguna manera. Y, sin embargo ¡qué triste realidad hemos vivido! Todos nuestros augurios han sido sombra pálida de los hechos, cuya recordación nos sobrecoge de espanto y de terror.
Pero a pesar del furor satánico de los enemigos de Dios y de España, la Revolución no triunfó porque España amamantada por la Iglesia. no podía perecer. Y no podía perecer porque cuando soplaron los primeros gritos de los revolucionarios, cuando estos comenzaron a cometer toda clase de crímenes y desmanes, cuando desde el Poder público se animaba a los corifeos de la impiedad, cuando todo esto ocurría, no faltaron españoles amantes de Dios y de la Patria que se aprestaron a la defensa de los más altos ideales.
El pueblo español, valiéndose del siempre católico y perseguido ejército español, se levantó al grito de ¡Viva España! empuñando las armas una vez más contra los enemigos de Dios y de la Patria y lanzándose a la lucha más épica, grande y desproporcionada que han visto los siglos y en la que desde el primer momento ha brillado con luz meridiana la visible protección del Cielo, sin la cual quedaba inexplicable esta nueva reconquista de España.
¡Mas cuánta sangre se ha vertido! Nuestros campos y nuestros montes están regados con sangre de héroes. Nuestros pueblos, de la zona roja, están salpicados con la sangre de hermanos nuestros, martirizados y asesinados por las hordas.
Esta sangre generosa nos habla de renunciamientos, de sacrificios, de altos deberes en estas horas augustas del resurgir de España.
En estos momentos solemnes de restauración nacional debemos contribuir con las máximas aportaciones con nuestro ejemplo de austeridad, con nuestro vivir modesto, digno, piadoso, para formar generaciones con un espíritu contrapuesto al de aquellas generaciones que nos han conducido a los días revolucionarios que ya pasaron.
¿Lo haremos así? El recuerdo de nuestros mártires, de aquellos hijos de Villena, hermanos nuestros, sacrificados por la fiera revolucionaria ha de ser el estimulante de nuestra voluntad.
En todos los momentos de nuestra vida, en el trabajo, en la paz, en la lucha ingrata por la existencia, en el tráfago incesante del vivir cotidiano, al trabajar por Villena, tengamos siempre en nuestras almas el recuerdo de aquellos mártires. ¡Héroes y mártires de Villena! ¡PRESENTES!
Extraído de la Revista Villena Azul de 1939
¡Qué días tan tristes, llenos de dolores hemos vivido! ¿Podíamos pensar que tan horrorosa tempestad había de estallar en nuestro hermoso suelo? ¿Podríamos pensar que bajo el cielo de España se contemplaría esa ola de odios, rencores, de destrucción y de exterminio? De ninguna manera. Y, sin embargo ¡qué triste realidad hemos vivido! Todos nuestros augurios han sido sombra pálida de los hechos, cuya recordación nos sobrecoge de espanto y de terror.
Pero a pesar del furor satánico de los enemigos de Dios y de España, la Revolución no triunfó porque España amamantada por la Iglesia. no podía perecer. Y no podía perecer porque cuando soplaron los primeros gritos de los revolucionarios, cuando estos comenzaron a cometer toda clase de crímenes y desmanes, cuando desde el Poder público se animaba a los corifeos de la impiedad, cuando todo esto ocurría, no faltaron españoles amantes de Dios y de la Patria que se aprestaron a la defensa de los más altos ideales.
El pueblo español, valiéndose del siempre católico y perseguido ejército español, se levantó al grito de ¡Viva España! empuñando las armas una vez más contra los enemigos de Dios y de la Patria y lanzándose a la lucha más épica, grande y desproporcionada que han visto los siglos y en la que desde el primer momento ha brillado con luz meridiana la visible protección del Cielo, sin la cual quedaba inexplicable esta nueva reconquista de España.
¡Mas cuánta sangre se ha vertido! Nuestros campos y nuestros montes están regados con sangre de héroes. Nuestros pueblos, de la zona roja, están salpicados con la sangre de hermanos nuestros, martirizados y asesinados por las hordas.
Esta sangre generosa nos habla de renunciamientos, de sacrificios, de altos deberes en estas horas augustas del resurgir de España.
En estos momentos solemnes de restauración nacional debemos contribuir con las máximas aportaciones con nuestro ejemplo de austeridad, con nuestro vivir modesto, digno, piadoso, para formar generaciones con un espíritu contrapuesto al de aquellas generaciones que nos han conducido a los días revolucionarios que ya pasaron.
¿Lo haremos así? El recuerdo de nuestros mártires, de aquellos hijos de Villena, hermanos nuestros, sacrificados por la fiera revolucionaria ha de ser el estimulante de nuestra voluntad.
En todos los momentos de nuestra vida, en el trabajo, en la paz, en la lucha ingrata por la existencia, en el tráfago incesante del vivir cotidiano, al trabajar por Villena, tengamos siempre en nuestras almas el recuerdo de aquellos mártires. ¡Héroes y mártires de Villena! ¡PRESENTES!
Extraído de la Revista Villena Azul de 1939
1 comentario:
Buenos días, creo que ya está bien de propaganda fascista.
No es necesario que se reproduzca semana sí y semana también.
Gracias
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