En los últimos años solía vérsele por los alrededores de la casa donde vivía en el Callejón del Chicho. Muchas veces sujetando entre sus dedos un pequeño puro a medio apurar. Saludaba siempre al encontrarte con él y ante cualquier comentario que le hicieses sobre cómo estaba el día o las probabilidades de que lloviera aquella jornada, nunca rehuía la conversación, con ese deje simpático y la enorme sabiduría que aunque ausente de títulos académicos, atesoraba a raudales, gracias a su innata inquietud y larga trayectoria vital. Se llamaba José Ibáñez Martínez aunque todo el mundo lo conocía simplemente como Soli. Fotógrafo, meteorólogo aficionado y tantas otras facetas de las que se ocupó, fue probablemente, junto a Miguel Flor Amat, el principal responsable del extraordinario legado fotográfico que se conserva de la Villena de la segunda mitad del siglo XX.
José Sánchez Ferrándiz (fotos año 2020 y 2018?)
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