Hombres que prestigian a Villena Don Sebastián García Martínez.
Con cierta periodicidad, convergen varias circunstancias, que me llevan a mostrar en las páginas de esta Revista la obra de varios ilustres villenenses. Es obvio que no soy la persona más indicada para ello; soy consciente de que hay personas más idóneas por su mayor intelectualidad, más puedo asegurar, que no por su mayor entusiasmo. Es labor sumamente agradable sacar a la luz, o recordar, la obra de hombres que establecen pautas de comportamiento, especialmente cultural, que nos estimulen a todos sus conciudadanos, sin excepción y dentro de los límites meramente circunstanciales de cada uno.
El conocimiento de la persona particular del escritor, artista, investigador, de su conducta, carácter y hasta de su educación, ilustran la comprensión de su obra; en estas breves líneas no podemos ser exhaustivos en tal sentido, más sí escribiremos lacónicos rasgos, sobre uno de estos hombres a que nos referimos; sobre el villenense Sebastián García Martínez que con su personalidad y labor científica prestigia a Villena.
Nacido en 1942, es el segundo de los cuatro hijos de D. Máximo García Luján y Dña. Antonia Martínez Navarro. Aprendió sus primeras letras, como tantas y tantas generaciones, con la virtuosa Hermana Carmen en el Colegio de las HH. Carmelitas. Sigue la trayectoria educacional de numerosos villenenses y pasa al colegio de María Auxiliadora. Antes de cumplir los 8 años se traslada, como interno al Colegio Salesianos de San Antonio, sito en la calle Sagunto, en Valencia, donde estudia el Bachillerato con óptimas calificaciones.
Cursó Filosofía y Letras (Sección de Historia) en la Facultad de la Universidad de Valencia (1959-64), con una beca de la Comisaría de Protección Escolar y tuvo como Maestros a los profesores López Gómez, Tarradell, Sanvalero, Ubieto, Reglá y Jover.
Se graduó de licenciado con una Memoria sobre Geografía Agraria de Villena (1964) que obtuvo el Premio Extraordinario de Licenciatura en la Facultad de Filosofía y Letras de Valencia, donde asimismo se graduó de doctor con una tesis sobre «Valencia bajo Carlos II (1971)» con otro Premio Extraordinario.
La investigación no es patrimonio de quien quiera. Se requieren, para llevarla a cabo, dotes especiales: voluntad de hierro, un profundo, quizá heroico desinterés, y, sobre todo, encontrar la posibilidad de investigar, pues la investigación lleva consigo una organización, difícil y costosa para entrar y permanecer en ella.
Voluntad y desinterés son aptitudes innatas en Sebastián García Martínez, y la puerta de entrada supo encontrarla integrándose en la escuela como discípulo y colaborador del Profesor Juan Reglá, vinculándose de este modo, al Departamento de Historia Moderna de la Universidad de Valencia en el que ha sido sucesivamente: Becario de Investigación, Profesor de Clases Prácticas, Encargado de Curso, Adjunto Interino, Agregado Interino, Encargado de Cátedra, y desde 1975, tras brillantes oposiciones, Profesor Adjunto Numenario de «Historia Moderna y Contemporánea e Historia de América», puesto que ocupa en la actualidad.
Es hombre circunspecto, que sabe escuchar y que mientras se formaba no era fácil que emitiese su juicio sobre el tema tratado en su presencia. Sabía que para hacerlo era necesario tener un profundo conocimiento; él lo tenía, pero aún quería más. y callaba. Esta prudencia en el coloquio es paralela a sus avances en la investigación histórica.
Actualmente ha llegado a una alta graduación en su personalidad científica. Sus juicios, surgen con naturalidad, son concretos, acertados, inteligibles para cualquier persona que le escuche. Somos testigos de la magistral conferencia dada por él, este invierno pasado en Alicante, «Sobre la personalidad política del País Valenciano, de las Germanías a la Nueva Planta», y de las ajustadas respuestas durante el coloquio que mantuvo, después de ella, a pesar del fuerte proceso gripal que padecía. El camino para llegar a esta madurez pública y privada ha tenido, como decíamos, un claro paralelismo entre su personalidad y trabajos científicos. En cuando a la primera, además de los cargos profesionales citados, viene a ocupar otros derivados de ella: en Valencia, el año 1969 es nombrado Miembro del Comité Ejecutivo del III Congreso Español de Historia de la Medicina; en 1971 ocupa la Secretaría General del Primer Congreso de Historia del País Valenciano y de la Sociedad Española de Historia de la Ciencia.
Ha participado en el II Congreso Español de Historia de la Medicina (Salamanca, 1965), VIII Congreso de Historia de la Corona de Aragón (Valencia, 1967), I Seminario sobre Didáctica de la Historia de América (Madrid, 1976) y I Jornadas Metodológicas de Historia de América (Madrid, 1977).
Es Director del Colegio Mayor Luis Vives, desde 1971, y Director del Gabinete de Prensa del Rectorado de la Universidad de Valencia desde 1968.
En cuanto a sus trabajos de Investigación, todos ellos de fuerte rigor científico con prolija bibliografía comentada en exhaustivas notas, citaremos los siguientes: Es autor de seis libros y 21 artículos y comunicaciones, que han aparecido en revistas y actas de congresos históricos, los cuales se pueden agrupar en cinco órbitas temáticas: Historia Universal, aspectos generales sobre la Valencia de los Austrias, temas ideológicos y científicos, problemas de tipo social y político y cuestiones relacionadas con la Historia de Villena.
En el primer aspecto figura el Prólogo a Las Revoluciones de América y Francia, tomo VIII de la edición castellana de la Historia del Mundo Moderno de la Universidad de Cambridge (Barcelona, 1972).
En el segundo: Els Fonaments del País Valenciá modern (Valencia, 1968), traducción al catalán del texto castellano; la edición de la Crónica de Valencia de Martín de Viciana (Valencia, 1972-77,4 vols) con estudio preliminar e índices; y la síntesis Valencia y la Casa de Austria (1977).
En el tercero: «Las ciencias históricas y literarias en la España de Carlos II» (1966); «Un intento de seguro médico en Valencia» (1684) y «La cátedra valenciana de Anatomía durante el último tercio del siglo XVII» (1971); «Los estudios clásicos en Valencia durante el siglo XVI» (1973); «EIs corrents ideologics i cientifics», en vol. III de la Historia del País Valenciá (Barcelona, 1975); y El Patriarca Ribera y la extirpación del erasmismo valenciano (1977).
En el cuarto: «En torno a los problemas del campo en el Sur del Reino de Valencia» (1973); el resumen de la tesis doctoral (1971) y uno de los volúmenes de la misma (1974); «Notas sobre el primer trienio del Marqués de Caracena en Valencia (1606-1609)» (1975); «Comisión del virrey duque de Veragua al bandido valenciano Josep Cases», «Otra minoría marginada: Los gitanos en Valencia bajo los Austrias» y «Sobre la actitud valenciana ante el golpe de estado de don Juan José de Austria» (1976); y Bandolerismo, piratería y control de moriscos en Valencia durante el reinado de Felipe II (1977).
En el quinto: «Evolución agraria de Villena hasta fines del siglo XIX» y «Riegos y cultivos en Villena», publicados en la revista Saitabi (1964¬69). Y en la revista Villena varios artículos sobre D. Joaquín M.ª López y la Laguna; la cuestión de aguas 1908-1913; las relaciones con Valencia durante el reinado de Carlos II; la intervención del Reino de Valencia en la cuestión de los Alhorines; la Segunda Germanía y Villena a través de la Crónica de Viciana (1964¬65-66-67-68-70 y 77).
Como villenense siente un gran amor por su Ciudad y por todo cuanto se relaciona con ella. A Sebastián García Martínez, podemos ponerlo, como singular ejemplo ante aquéllos que mantienen la tesis de que las Fiestas obstaculizan la expansión cultural de un pueblo. El, además de las citadas dotes científico-culturales, es un festero nato, que jamás se pierde un año en acudir y participar, muy activamente, en las Fiestas de Moros y Cristianos, como miembro de la Comparsa de Estudiantes, y especialmente en los aspectos folklóricos de ellas, más específicos.
Los festeros y villenenses en general, sentimos el orgullo de tener entre nosotros a este joven e ilustre paisano que tanto prestigia a Villena.
GOTOR
Extraído de la Revista Villena de 1977
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