Virgen
Tu sabes que la senda que seguimos
es árida, empinada y escabrosa,
y que si acaso hallamos una rosa,
al querer alcanzarla nos herimos.
Que polvorienta nuestra huella sigue
Por un desierto, sin hallar la fuente,
que besando su linfa nuestra frente,
la sequedad del alma nos mitigue.
Tu sabes que la senda que seguimos
es árida, empinada y escabrosa,
y que si acaso hallamos una rosa,
al querer alcanzarla nos herimos.
Que polvorienta nuestra huella sigue
Por un desierto, sin hallar la fuente,
que besando su linfa nuestra frente,
la sequedad del alma nos mitigue.
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