VILLENA CUÉNTAME
Miradas desde el pasadoComo los protagonistas de la foto, siempre miramos desde el pasado. Por muy rápida y limpia que sea la luz, por muy atenta nuestra mirada, lo que vemos es un continuo ayer desde el ayer. El futuro es solo esperanzas. Un mirar persistentemente expectante. Horizonte alimentado de nostalgias. De imágenes en la memoria, evocaciones nuestras, e imágenes impresas que precisan lo que sisa nuestra tramposa remembranza.
Y ahí los espacios perdidos. Y ahí los seres queridos también perdidos. Y ahí cierto dolor. Y mucha ternura. Pueblo y gentes desportillados por el tiempo trayéndonos lugares que ya no son. Trayéndonos ausencias. Como ese Paseo trastornado y tantas calles que han dejado de ser nuestras calles, patio de infancias. Patria. Espacios recorridos de la mano de nuestros padres. Todo más amplio que ahora y más luminoso.
Paseo, calles y... Lo más doloroso: la cicatriz que nunca se cierra, la que quiebra el cordón umbilical que nos une/unía a esa sierra que nuestros antepasados, sintiéndola íntima y propia, bautizaron de la Villa. La de Salvatierra. Salva-tierra. La de la Mina-Minica de los Colores. La sierra de las Cruces... iQué cruz!
Algunas tardes de domingo, esas tardes adormiladas en luz de encendido poniente que esperan con resignación la rutina semanal, me entretengo paseando por la Villena de Villena Cuéntame. Es un periplo melancólico. Por las ternuras. Por las emociones. Pero sobre todo por los menoscabos. Suerte los logros del presente que también veo. Presente que no es. Porque todo en una instantánea es ayer.
Mateo Marco Amorós
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