Medalla de Oro al Asilo de Ancianos
El 26 de enero de 1883 llegaron a Villena las primeras Hermanas de los Ancianos Desamparados, Orden fundada por la religiosa leridana Teresa de Jesús Jornet e Ibars, que, nacida en 1842, fue elevada a los altares en 1974. Estas religiosas se hicieron cargo de los enfermos del Hospital, y a la vez que cuidaban de ellos, iniciaron en la misma instalación la asistencia de ancianos, función específica de la Orden a la que pertenecían.
El 26 de enero de 1883 llegaron a Villena las primeras Hermanas de los Ancianos Desamparados, Orden fundada por la religiosa leridana Teresa de Jesús Jornet e Ibars, que, nacida en 1842, fue elevada a los altares en 1974. Estas religiosas se hicieron cargo de los enfermos del Hospital, y a la vez que cuidaban de ellos, iniciaron en la misma instalación la asistencia de ancianos, función específica de la Orden a la que pertenecían.
Su propósito de crear un lugar para desarrollar más ampliamente esta misión dio lugar a la donación de una antigua casona, situada en la plaza de las Malvas, propiedad de los esposos Rafael Aynat y Concha Mergelina, que cedieron esta propiedad para los fines de las Hermanas. Allí se trasladaron desde el Hospital, el 19 de noviembre de 1888, los asilados y las hermanas que los cuidaban. Y allí sigue desarrollándose esta benéfica y altruista función que solo elogios merece.
En efecto, la labor de las Hermanas que sucesivamente se han ocupado de los acogidos ha sido ejemplar y sacrificada. El Asilo ha pasado por épocas de penuria, hasta el punto de que las religiosas han tenido que unir al cuidado de los ancianos, la salida a las calles de la ciudad, incluso a las de los pueblos comarcanos, para demandar ayuda de puerta en puerta. La actividad desarrollada en el establecimiento, reconocida unánimemente, ha sido premiada con largueza no solo con donativos y entrega de alimentos y otros artículos de diversa índole, sino incluso con la prestación personal de gentes que han llegado hasta el Asilo para ayudar en su abnegada función a las Hermanas. Asimismo instituciones, Comparsas de Moros y Cristianos y asociaciones, han entendido claramente que la tarea desempeñada por las Hermanas era de tal magnitud que han colaborado en ella organizando diversos actos e iniciativas en beneficio del Asilo. Justo es reconocer también, pues, que la sociedad villenense ha estado siempre dispuesta a laborar junto a las Hermanas para prestarles su colaboración.Razones que llevaron a que, cuando en 1983 se crea una Comisión que va a organizar un homenaje al Asilo conmemorando así la llegada a Villena de las primeras Hermanas de la Orden que iniciaron su benéfica actividad, el Ayuntamiento se manifieste dispuesto a colaborar con los organizadores del homenaje y acepte en principio la iniciativa de conceder la Medalla de Oro de la Ciudad a la Institución. En este sentido responde la moción de la alcaldía, que desempeña entonces Salvador Mullor Menor, a la iniciativa de la Comisión citada.
La moción se presenta al Pleno de la Corporación, en sesión extraordinaria, el 27 de mayo de 1983, y se acuerda aprobarla íntegramente, a la vez que designar al concejal Juan López Martínez como juez instructor del expediente que se inicia para la probable concesión de la Medalla de Oro, nombrando asimismo, como secretario, al oficial del Ayuntamiento Manuel Poblaciones Barnuevo.
La moción se presenta al Pleno de la Corporación, en sesión extraordinaria, el 27 de mayo de 1983, y se acuerda aprobarla íntegramente, a la vez que designar al concejal Juan López Martínez como juez instructor del expediente que se inicia para la probable concesión de la Medalla de Oro, nombrando asimismo, como secretario, al oficial del Ayuntamiento Manuel Poblaciones Barnuevo.
La propuesta del concejal Juan López lleva fecha del 29 de octubre del citado año de 1983 y es rotundamente favorable a la concesión. Dice el juez Instructor que ha puesto este asunto en conocimiento de instituciones, asociaciones y partidos políticos. Y añade que «.,.se ha visto desbordado con la cantidad de adhesiones recibidas, en las que, de forma unánime, no ya aplauden la idea de esta Corporación, sino que refrendan con palabras y hechos acaecidos la justicia de la concesión de este honor». El Pleno del Ayuntamiento aprobaba finalmente la propuesta días después, el 2 de noviembre y se abría el reglamentario plazo para el conocimiento de los ciudadanos y las posibles alegaciones.
La aprobación definitiva lleva fecha del 11 de diciembre. Previamente, ya había considerado la Comisión Permanente el presupuesto de la confección de la Medalla que presentaba la Joyería Murillo, y que oscilaba entre 125.000 y 150.000 pesetas. La Corporación, en la fecha citada, estaba compuesta por los concejales siguientes, presididos por el ya citado Salvador Mullor Menor en el cometido de Alcalde: Juan Cantero López, Rosalía Sanjuán Ayelo, Roberto B. Navajas García, Vicente A. Gandía Ribera, Juan Martínez Pardo, Juan López Martínez, Juan Ferriz Pérez, Antonia M. Sanchís Ferrero, José María Hernández Bañón, Germán Selva Fernández, Antonio Hidalgo Sánchez, Joaquina Laserna Mañas, Isabel Ribera Hernández, José Martínez Ortega, José A. Amorós Mataix, Benjamín Gómez Soriano, Bernardo Hernández Hernández, Juan José Sánchez Ferriz, José Luis García Martínez y Antonio García Agredas.El 11 de diciembre, día ya citado, se realizó la solemne entrega de la Medalla. Este día, domingo, después de una Misa, se celebró en el Salón de Sesiones del Ayuntamiento un Pleno extraordinario, convocado expresamente con tal motivo. En esta solemne sesión, después de haberse leído el acuerdo de la Corporación municipal y los nombres de las asociaciones y entidades que se habían manifestado en favor de la concesión, se hizo entrega de la Medalla.Asistieron al acto la Madre Provincial, la Superiora de la comunidad villenense y todas las Hermanas, así como otras Madres y Hermanas de algunas Casas Asilo cercanas a nuestra población. Todas ellas, y los componentes del Consistorio local se trasladaron después al Asilo villenense para que participaran de la satisfacción general los asilados acogidos allí.
Alfredo Rojas y Vicente Prats.
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