FRAGMENTO
Y aparécense las Náyades, las egregias, las ilustres
soberanas de los lagos y sus márgenes sombrios;
las que habitan de sus aguas los alcázares lacustres
y los líquidos palacios de las fuentes y los ríos.
—Somos—dicen--las doncellas de las tiernas languideces,
adornamos nuestras frentes con violetas y con lirios
y llevamos en la cara las marmoreas palideces
de las niveas azucenas y la cera de cirios.
Somos gélidas y blancas como el mármol del Pentélico,
la belleza es nuestro númen, nuestras almas son de artistas;
en nosotras se inspiraron Botticelli y Fray Angélico
y hoy nos copian en sus cuadros los pintores modernistas.
En las brumas del ensueño y entre nimbos luminosos
celebramos nuestros puros, nuestros castos himeneos
y ofrecemos, cariñosas, á los místicos esposos
nuestros cándidos amores sin contactos ni deseos.
Ven ¡oh amante! ven, si quieres, disfrutar nuestros amores
y gozar al lado nuestro los placeres refinados;
los placeres con que brindan á los seres superiores
los espíritus enfermos y los cuerpos inviolados.—
Y el amante les contesta:—Bellas Náyades sumisas,
vuestros cándidos amores, vuestras pálidas sonrisas
no se han hecho para mi.
Lleva ¡oh Venus! á otro amante de tus Náyades el coro,
yo no quiero, yo no adoro
¡oh mi Venus! más que á tí...
A. Marín Requena
Extraído de la Revista Villena Joven de 1915. Especial Fiestas
Cedido por… Trini Pastor Domene
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