No hay otra en el mundo entero
por Diego Hernández Cura Ecónomo de Santa María
No, como la Morenica no hay otra.
—Exagera Vd., tío Frasquito. No hay pueblo sin este defecto: «Como mi Patrona no hay otra.» Pero...
No hay pero que valga, amigo Pedro. Lo he dicho, y lo pruebo.
Trabajo le costará. Porque ha de saber Vd. que las distintas Patronas de España y del mundo entero son una misma Virgen.
¿Me crees tan ignorante en cosas de religión? ¡Como hoy, por desgracia, están los cristianos casi a cero! Pues has de saber que la Santísima Virgen es una, pero sus advocaciones y títulos son distintos; y en ellos, amigo Pedro, sí que puede haber grados y jerarquías. Y ésta es mi proposición: la advocación de las Virtudes es fuente y raíz de todas las demás,.. hasta del título de Madre de Dios.
Vaya Vd. con esas teorías a los valencianos, a los de Biar, Caudete, etc.
No; yo sé respetar y agradecer a todas las regiones y pueblos de España el amor y entusiasmo que profesan a mi Madre del cielo, pero mi respeto y educación no pueden impedir que yo diga la verdad que siento.
¡Venga de ahí, tío Frasquito! Desembuche argumentos, que me parece que caben todos en este papel de fumar !
Y tomando aires de doctor, y fogosidad de castizo villenense enamorado de su Morenica, comenzó a decir:
—La advocación de las Virtudes es la más agradable a Dios y la que más estima la Santísima Virgen. Lee el santo Evangelio y te convencerás de ello
Cuando el arcángel S. Gabriel anunció a María que sería la Madre de Dios, Ella le puso el pero de su pureza virginal, que quería conservar a toda costa. Y tan amante de sus virtudes la vio el Espíritu Santo, que Él mismo en Persona bajó a solucionarle su problema, dejando el huerto en flor de sus virtudes tan intacto como cargado de Fruto.
Sigue tomando nota. Ella misma dirá en su visita a Sta. Isabel: «Porque se encantó el Señor en mi humildad, me llamarán bienaventurada todas las generaciones.» Destronó a los poderosos, y ensalzó a los humildes. ¿Ves, amigo Pedro, cómo las virtudes de María ganaron el corazón de Dios, y le granjearon todas sus grandezas y títulos?
Pues ahora es el mismo Jesucristo quien argumenta. Estaba predicando a las turbas, y se le acercaron unos diciéndole que allí estaban su Madre y sus hermanos. ¿Y sabes lo que contestó? Que su Madre y sus hermanos son las personas virtuosas, que cumplen la voluntad de su Padre. Claro es, amigo Pedro, que este desprecio aparente ensalza más a la Virgen, porque nadie fue tan llena de virtudes como Ella, e indica que precisamente por su virtud la escogió por Madre, ¿entiendes?
Y como se acerca la hora del trabajo, termino con la bomba atómica.
Cuando la Santísima Virgen subió en cuerpo y alma a los cielos, los ángeles que le acompañaban gritaron al llegar: «¡Levantad, Príncipes, vuestras puertas; y abríos vosotras, puertas eternales, y entrará la Reina de la gloria!»
Y preguntaron desde dentro: «¿Quién es la Reina de la gloria»? «Una señora fuerte y poderosa», contestaron, «terrible como un ejército en pie de guerra».
Y las puertas permanecieron cerradas.
De nuevo insistió la comitiva de la Virgen, pidiendo entrada, con el mismo grito. Y otra vez repitieron la misma pregunta los de dentro; ¿Quién es esa Reina de la gloria?.
Y, amigo, tuvieron que cambiar de respuesta: ¡LA VIRGEN DE LAS VIRTUDES! contestaron a coro. Y entonces las puertas del cielo se abrieron de par en par, dando entrada a la Patrona de Villena.
Alto el carro, tío Frasquito, trolas no; que le voy a denunciar al Sr. Obispo por falsificador de la Sagrada Escritura.
—Estoy dispuesto a defenderme y a defenderla como gato panza arriba. Lee el salmo veintitrés de David y verás.
La novedad e invento mío no ha consistido más que en acomodar esas frases, que se refieren a Jesucristo, a la Santísima Virgen. Pero le vienen como anillo al dedo.
Ahora sí termino. ¿No te acuerdas del catecismo? Pues escucha. ¿Quién es la Virgen Santísima? Y contesta: Una gran Señora llena de virtudes... ¿Te convences?... No hay otra en el mundo entero.
En fin, tío Frasquito, me doy por vencido. El amor es ingenioso. Con un viejo villenense y enamorado de su Morenica no hay quien pueda.
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