Personaje, casi de leyenda, sobre el que se ha escrito con amplitud en novela narrativa, de la forma más variopinta. En realidad era una profesión ambulante que carromato en ristre llamaba la atención de los vecinos, para el afilado de instrumentos cortantes, haciendo rodar la piedra de afilar y frotando sobre ella una pieza de chapa, produciendo un sonido muy característico. Algunos de ellos llevaban para avisar al vecindario de su presencia una especie de flauta, llamada siringa. Este personaje solía aparecer en las temporadas estivales y recorría pacientemente todas las calles de la población. Posteriormente el carromato de madera se sustituyó por una bicicleta a la que se aplicaba un motor. En la actualidad parecería un milagro escuchar el sonido de una siringa en la quietud de una tarde de verano.
Foto... Miguel Flor Amat (fecha sin confirmar finales años 60)
1 comentario:
Pues en las tardes no,pero algunas mañanas se escucha lo que pasa que ahora va con coche.Me da nostalgia ese sonido,pero a la vez rabia porque volvemos a los tiempos del hambre.
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