…De cómo los Americanos… Llegaron a Ballesteros
Por T.B.S. (Ballesteros)
Por su juventud, muchos villenenses, entre quienes se cuentan miembros de la Comparsa de Ballesteros, desconocen la modesta historia de una asociación festera que cuenta en su haber con una tradición muy superior a la dada por la creencia general. Otros sin embargo recuerdan con simpatía a unos «Americanos» con aspecto de vaqueros de película, extrañamente pasados a la Fiesta de Moros y Cristianos y han de contarse entre estos últimos quienes contemplaron sus desfiles, pero mayormente quienes participaron desde dentro como miembros efectivos o protectores de aquella comparsa.
Pese a lo poco ortodoxo de su atuendo, habían conseguido los Americanos una perfecta implantación en nuestra Fiesta, después de más de treinta años de existencia, en los que habían sabido estar en la brecha como cualquier otra comparsa. Relataré a continuación cual fue el final de los Americanos, haciendo historia de aquella especie de transición entre Americanos y Ballesteros que quisieron ser los árabes, historia más olvidada que la anterior, a pesar de estar más próxima en el tiempo.
Los acontecimientos se desarrollaron con rapidez. El día 17 de mayo de 1960 se había celebrado Junta General de la Comparsa de Americanos, tratándose diversos puntos con vistas a la preparación de las Fiestas de Septiembre. A continuación hay en el libro de Actas otra reflejada que textualmente dice lo siguiente:
«ACTA de lo ocurrido posteriormente a lo tratado en la Junta del día 17 de mayo de 1960 y que dando comienzo casi al día siguiente del que se verificó la Junta que dio al traste con todos los acuerdos tomados y con los trajes de americanos de la comparsa en pleno.
El día 2 de junio fue llamada la comparsa en pleno y fue reunida en los salones de sesiones del M.I. Ayuntamiento de Villena, donde, con la presencia de toda la Comisión de Fiestas y presidiendo el acto D. José García Galbis, actual presidente de dicha comisión, le fue propuesto a la Comparsa de Americanos el que había de cambiar el uniforme por considerar que el actual de americano era anacrónico a las Fiestas por su significado, para lo cual y con el fin de que todos comprendieran el uniforme con el cual se debía de salir en adelante, presentaron los de la Comisión dos trajes de Cristiano de la época, lo cual y sin quitar el mérito que como fieles a la época pudieran tener, fue un golpe de risa y escándalo que casi da al traste con la comparsa.
Americanos desfilando el 5 de Septiembre de 1950
Se discutió mucho entre bien y mal y se fue pasando el tiempo sin llegar a un acuerdo, hasta que aproximadamente a la una y media de la madrugada se unió a la reunión el Sr. Alcalde D. Luis García Cervera, con el cual se llegó por fin a un acuerdo por parte de todos los festeros y autoridades. Desaparece la Comparsa de Americanos y en su lugar aparece la Comparsa de Árabes, nombre con el cual se nos designará desde esta fecha en adelante. El traje nos lo entrega completo el Ayuntamiento sin otro gasto por nuestra parte que el de pagar 250 pesetas en concepto de cosiduras.
Comparsa de Árabes
Y así en vez de cristianos sean moros al desfile en Alicante unos moros con trajes nuevos y zapatillas nuevas, aunque reconociendo que no fue igual a la ida que a la vuelta, pues fueron con las zapatillas puestas en los pies y volvieron con ellas en las manos. -
De todo cuanto antecede doy fe - El Secretario, V. ° B. ° El Presidente».
Obsérvese que en estas Actas fue omitida la fecha, aunque ya se había realizado el desfile en Alicante durante las Fiestas de San Juan, presentándose la Comparsa en la capital, ya que realmente dicho desfile había sido la justificación para la supresión de los Americanos.
Traje actual de la Comparsa de Ballesteros
La cosa no cuajó pese a las facilidades dadas. Algunos socios no superaron la añoranza y prefirieron dejar una comparsa con la que no estaban identificados, haciéndose la situación crítica, ya que la captación de nuevos miembros fue nula. Así es de destacar un Acta genérica de 1964 que dice lo siguiente:
«En el presente año de 1964 han sido tantas y tan variadas las Juntas de Directiva y General que haría falta un tomo de cinco centímetros de grueso para poder consignar todo lo tratado y que al final quedó como hojas secas llevadas por el viento, por lo tanto solamente se resalta que la comparsa, por culpa del disgusto que viene arrastrando el tema de los trajes que componen el uniforme de Árabes, se tambalea y cada vez son menos los socios dispuestos para salir a la calle y más las propuestas para cambiar de uniforme, con lo cual como más arriba se dice, todo son Juntas y disgustos...», omitiendo el resto ya que al ser temas normales de la Comparsa, se apartan.
Los ya pocos Árabes que mantenían la Comparsa, totalmente desorientados y faltos de ilusión, no encontraban soluciones que hicieran viable la continuación de la misma. Se había llegado al borde del colapso.
Desgraciadamente no hay Actas que reflejen la labor de unos hombres que propusieron dar un nuevo giro de 180 grados. Cuando todo parecía estar en su contra, se estimó necesario como primera meta recuperar el antiguo puesto de los Americanos en el Bando Cristiano, negociándose difíciles tratados que afectaban a la situación de otras comparsas en los desfiles.
D. Pedro Compañ Pardo, por entonces presidente de la Comparsa y su Directiva, las llevaron a feliz término frente a la Comisión de Fiestas, en la seguridad de que más importante que el uniforme era recuperar unas bases que en el Bando Moro se habían perdido.
La recuperada ilusión de aquellos testeros se advierte perfectamente en parte de lo reflejado en el Acta del día 15 de agosto de 1966 y que dice textualmente:
«En la ciudad de Villena y en el Bar de la Comparsa se celebra Junta General con la asistencia de la totalidad de la Comparsa y en la cual se condensan todas las juntas que por docenas se han efectuado en el curso del presente año y que han culminado con la renovación de la Comparsa y que desde el presente año lleva la denominación de Comparsa de Ballesteros, con infinidad de nuevos socios y en la cual como es costumbre se trató de las inminentes Fiestas y se asignó a cada cual su futuro puesto, se cobró pensión y cuotas, se comió caracoles y habas y se vivió un verdadero ambiente de fiestas, por la cual creemos que la comparsa se ha salvado de desaparecer, aun cuando haya tenido que cambiar de nombre y. traje».
Al dejar atrás a los Árabes, queda una experiencia. Nuestras Comparsas, con mayor o menor antigüedad, siguen conservando el espíritu que animó su creación, la tolerancia a los cambios es pues muy limitada, ya que se corre el riesgo de que sus miembros, pierdan la identificación, como es el caso de quienes participaron en esta transición.
Ahora, con el paso de los años, vemos con simpatía a unos aprendices de moro que no llegaron a serlo, pero que para la historia festera de nuestra ciudad, supieron dejar también el buen sabor de lo que está bien hecho. Motivos como, aquella escuadra de esclavos que realizó los desfiles de Entrada y Cabalgata atados a un poste de madera; también la de Beduinos que trataba de ser iniciadora de un cambio en el uniforme, así como tantos otros, que pese a la estrechez de sus posibilidades, marcaron la presencia de unos hombres de corazón en la Fiesta así lo demostraron.
Un primer dibujo de D. Rafael Bonastre, modificado por él mismo y la Junta Directiva de la Comparsa de Árabes, con asesoramiento de D. José María Soler, a fin de conseguir un traje de época, dio como fruto el de Ballestero, que fue expuesto en un escaparate de la ciudad para difusión general. Aquel traje inicial ha sufrido algunas reformas de adaptación a la funcionalidad y comodidad que la comparsa pedía, pero sin perder ya su idea inicial.
Por otro lado, el Retorno al Bando Cristiano y tras la vuelta al Bando Moro de la Comparsa de Bereberes, permitió la actual igualdad de siete comparsas en cada uno de los Bandos, la que ya se ha mantenido hasta la actualidad, con los beneficios que ello reporta en la reorganización de actos.
Así pues, justo es reconocer a unos hombres que con tenacidad supieron, con todo en su contra, mantener un lugar en la Fiesta, que orgullosamente debemos de conservar quienes a lo largo de los años, vamos renovando el caudal humano de la comparsa.
Extraído de la Revista Villena de 1984
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