IMPULSO HACIA LA VERDAD
Por Trino Cuellar Caturla Comandante Ingeniero de Armamento
Si Dios tuviese encerrada en su mano derecha toda la verdad y en la izquierda solo el impulso siempre vivo hacia la verdad, aunque fuera con la certeza de equivocarse eternamente y me dijese: "¡Escoge!'' yo tomaría humildemente la izquierda diciéndole: “¡Dame esa, Padre! la verdad pura es para ti”.—LESSING.
Estos días celebramos las Fiestas dedicad Nuestra Excelsa Patrona la Virgen de las Virtudes, y aunque durante 5 días el acendrado amor que profesamos quede apagado a ratos, porque los festejos de moros y cristianos tienen más inter aparentemente, sabemos que existe y existirá siempre entre los organizadores de los festejos el impulso vivo hacia la perfección, o sea hacia el amor perfecto a la Morenica, aunque se tengan equivocaciones y aunque se cosechen disgustos y sin sabores.
¡Y, ay del día que el impulso vivo de la superación se apague! será signo de vejez y de muerte.
Pero no ocurrirá eso, porque los actuales dirigentes, cuando empiecen a sentir el cansancio, sabrán ceder la inquietud hacia la perfección a la joven generación, de la misma manera que dos atletas olímpicos traspasan la antorcha encendida. Y ganarán el descanso cuando quieran si saben que el relevo está asegurado y el mundo marcha.
El hombre es ante todo un ente eco dejando hipocresías a un lado, nos inter el dinero, pues la humanidad tomó como nominador común el mismo para satisfacer las necesidades. Luego podemos y debemos hablar de él, y no es justo acallar la opinión de un amigo con ese juicio despectivo: "¿Tú que entiendes del asuntos económicos?"
Pues sí, aunque fuese el más pobre de los hombres —un Diógenes cualquiera— yo entendería de mis asuntos económicos. De los tuyos puede que no, ni los de una comunidad, de un pueblo o de una nación, pero de los míos, claro que sí.
¡Cuántos de nosotros dejamos de realiza ces proyectos beneficiosos para todos por falta dinero!
De los elementos esenciales para vivir, el dinero es lo más caro; dichosos entonces aquellos que, amasando una fortuna, crean o intentan crear más bienestar.
Hay épocas en que la fiebre económica se adueña de una nación —recordemos las sucesivas fiebres del oro amarillo, que hicieron grande a la mayor potencia mundial de nuestros tiempos: Estados Unidos— y esas épocas son creadoras. Cada cual se convierte en un artista y trata de desarrollar las cualidades que Dios le dio en la ocupación que más le apetece, pues las oportunidades se proliferan y los objetivos se hacen asequibles.
Hay otras épocas de crisis, cuando cada uno se encierra en la coraza de su propio yo, cuando miramos los defectos ajenos con lupa de miles de aumento, cuando hacemos vida moruna o del mínimo esfuerzo, cuando exclamamos "¡y esto para qué!" Son épocas tristes y retrógradas.
¿No es maravilloso el tesón del escalador del Everest, que cuando era joven dijo que pisaría la cima y ya en plena madurez la pisó?
¿No es maravilloso el tesón .de aquel loco que arrojaba piedras a la luna con unir honda, y que si no lo consiguió, porque era locura, le convirtió en el hondero más perfecto de la tierra?
¿No es maravillosa la hazaña de ese sacerdote americano que fue preso de la parálisis infantil y supo educar si cuerpo enfermo y ganó para Norteamérica en las olimpíadas de Helsinki el salto con pértiga?
¿No es maravilloso el padre Lombardi, son su santa quimera de un mundo mejor?
El hombre no puede estar solo. Necesitamos de las proezas de los unos para estimular la de los otros. Tanto en el trabajo, como en las distracciones, como en el amor, necesitamos colaboración. Hay que alentar al hombre solitario e incomprendido y decirle que lo necesitamos. Hay que inculcar a la juventud y a los que mandan aquel estado tan hermoso, “inasequibles al desaliento”.
Villena es España y sus hombres colaborarán en el engrandecimiento patrio, tanto si están presentes como si están ausentes. ¿Quién, pues, cumple mejor con su deber? Aquel que, dentro del egoísmo sabe sobreponerse y ofrece a los que le rodean esparcimientos, riqueza y caridad. O sea, aquel que cifra su felicidad en la felicidad de sus semejantes y él se hace partícipe de la misma.
Masa somos todos; dirigentes unos pocos –queramos o no queramos– y aunque nos cegara la pasión del poder, el poder no es asequible a la totalidad. Es difícil enjuiciar al que manda, pero si el que manda lo hace con amor, es una suerte ser mandado.
¿Recordáis aquella anécdota de un rey cruel y tirano que porque en un banquete un familiar suyo le tiró unas gotas de sopa sobre sus ricas vestiduras le mandó ahorcar y antes de que le cogieran preso la presunta víctima le volcó toda la sopera sobre la cabeza?
“¿Por qué has hecho eso, desgraciado?; ahora no hay perdón para tí" —le dijo el rey.
—"Lo he hecho porque te temo y porque te amo. Porque te temo, te eché unas gotas, pues tiemblo delante de ti, y porque te amo, no quiero que tus súbditos digan que por ensuciar tus vestiduras me has ahorcado; ahora dirán que porque atenté contra tí."
El rey comprendió la lección y le perdonó.
Pues bien. Cuando los regidores de nuestro pueblo se acercan a todos; cuando guardan celosos el legado de nuestros mayores; cuando buscan el calor de nuestros alientos para ofrecérselos a nuestra Morenica; cuando nos llaman desde lejos para que no nos durmamos en actitud moruna; y demos lo bueno o lo malo de que somos capaces, pero con amor; cuando nos ofrendan el regalo de nuestras Fiestas tan queridas, siempre insatisfechos porque quieren que sean cada vez mejores, debemos responder a sus esfuerzos, alentarles y sentirnos dichosos de que la fiebre no desaparezca. Crear, crear siempre. Luchar, luchar siempre. Sentirse españoles y europeos. Ir formando el equipo de relevo ayudando a unas autoridades que saben acordarse de los ausentes y que dan lo mejor que tienen a sus paisanos. Nos necesitamos todos, nos necesita Villena, nos necesita España.
¿Dormimos?: No. ¿Poseer la verdad?: Tampoco. ¿Entonces, qué?. Sentir el impulso siempre vivo hacia la verdad, aunque fuera con la certeza de equivocarse eternamente.
Extraído de la Revista Villena de 1959
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