Salvador Amorós Cerdán
El 19 de junio de 1969 se reúne el Pleno del Ayuntamiento villenense en sesión extraordinaria, que el secretario que extiende el acta adjetiva pomposamente con la locución latina «ad hoc», «para esto». Efectivamente, la sesión tiene un único motivo: el de designar como hijo predilecto de la población a Salvador Amorós Cerdán.
El 19 de junio de 1969 se reúne el Pleno del Ayuntamiento villenense en sesión extraordinaria, que el secretario que extiende el acta adjetiva pomposamente con la locución latina «ad hoc», «para esto». Efectivamente, la sesión tiene un único motivo: el de designar como hijo predilecto de la población a Salvador Amorós Cerdán.
El Ayuntamiento lo componían, por aquellas fechas, el alcalde, Pascasio Arenas López; los tenientes de alcalde y concejales Bernardo Hernández Hernández, Enrique Hernández García, Antonio Menor Valiente, Alfonso Arenas García, José Ibáñez Serrano y Ernesto Pardo Pastor. Y los restantes concejales son Rafael Bonastre Menor, Ramón Sarrió Morales, Faustino Alonso Gotor, Vicente Valiente Giménez, Rogelio Amorós Céspedes, José Abellán García, Francisco Guillén Domene y Vicente Rodes Gallur. Asistía también a la sesión José Montilla García, como interventor accidental, y el secretario, Juan Antonio Ferrero Mora.
El acta, que no damos íntegra para obviar los acostumbrados formulismos, comenzaba indicando que el uno de abril de 1968, Enrique Hernández García, teniente de alcalde del Ayuntamiento local, había propuesto al Pleno el nombramiento de Hijo Predilecto para el villenense Salvador Amorós Cerdán, «a cuya solicitud se adhirieron la totalidad de las entidades y asociaciones culturales, económicas y sociales que funcionan legalmente en el municipio». No hay prueba documental de tales adhesiones, lo que nos lleva a pensar que el proponente intentó reflejar con ello un estado general de opinión favorable al nombramiento.
El acta, que no damos íntegra para obviar los acostumbrados formulismos, comenzaba indicando que el uno de abril de 1968, Enrique Hernández García, teniente de alcalde del Ayuntamiento local, había propuesto al Pleno el nombramiento de Hijo Predilecto para el villenense Salvador Amorós Cerdán, «a cuya solicitud se adhirieron la totalidad de las entidades y asociaciones culturales, económicas y sociales que funcionan legalmente en el municipio». No hay prueba documental de tales adhesiones, lo que nos lleva a pensar que el proponente intentó reflejar con ello un estado general de opinión favorable al nombramiento.
En otra sesión municipal, el 4 de junio siguiente, se acordó instruir el expediente, designando juez instructor al teniente de alcalde Faustino Alonso Gotor y secretario al oficial mayor municipal, Manuel Poblaciones Barnuevo. Alonso Gotor elevó propuesta de resolución del expediente el 8 de diciembre de 1968, pronunciándose a favor del nombramiento; la sesión del 30 de mayo de 1969 acordaba exposición pública de la propuesta para oír posibles reclamaciones, que no se producirían, y el 19 de junio, en la sesión citada al principio, se tomó la decisión de nombrar Hijo Predilecto de la Ciudad a Salvador Amorós Cerdán, por unanimidad de los componentes del Consistorio.
Días después, el 23 de junio, Salvador Amorós recibía el título. El acto tuvo lugar en el Salón de Sesiones del Ayuntamiento, y en la mesa presidencial se sentaban, junto al alcalde, Pascasio Arenas, el homenajeado con su esposa, María Fernández de Amorós; Antonio Amorós Cerdán, hermano del nuevo Hijo Predilecto y D. José María del Barrio, director del Colegio Salesiano, «que tantos favores lleva recibidos del Sr. Amorós», decía una croniquilla del acto, refiriéndose al Colegio, inserta en la Revista VILLENA de aquel año.
Salvador Amorós recibió un pergamino que acreditaba su nueva condición como hijo de la Ciudad. Unas palabras del alcalde resaltaron las cualidades de Amorós y se refirieron a los deseos de éste en el sentido de no dar amplitud y solemnidad al acto. A continuación, el nuevo Hijo Predilecto expresó su gratitud por el nombramiento, que dijo no merecer porque cuanto había hecho por su ciudad no era sino una pequeña parte de lo que hubiera deseado y Villena merecía. No hubo después el consabido banquete ni ningún otro acto, siguiendo los deseos que el homenajeado había manifestado; y horas después, Amorós y su esposa marchaban a Madrid donde tenían su domicilio.
Días después, el 23 de junio, Salvador Amorós recibía el título. El acto tuvo lugar en el Salón de Sesiones del Ayuntamiento, y en la mesa presidencial se sentaban, junto al alcalde, Pascasio Arenas, el homenajeado con su esposa, María Fernández de Amorós; Antonio Amorós Cerdán, hermano del nuevo Hijo Predilecto y D. José María del Barrio, director del Colegio Salesiano, «que tantos favores lleva recibidos del Sr. Amorós», decía una croniquilla del acto, refiriéndose al Colegio, inserta en la Revista VILLENA de aquel año.
Salvador Amorós recibió un pergamino que acreditaba su nueva condición como hijo de la Ciudad. Unas palabras del alcalde resaltaron las cualidades de Amorós y se refirieron a los deseos de éste en el sentido de no dar amplitud y solemnidad al acto. A continuación, el nuevo Hijo Predilecto expresó su gratitud por el nombramiento, que dijo no merecer porque cuanto había hecho por su ciudad no era sino una pequeña parte de lo que hubiera deseado y Villena merecía. No hubo después el consabido banquete ni ningún otro acto, siguiendo los deseos que el homenajeado había manifestado; y horas después, Amorós y su esposa marchaban a Madrid donde tenían su domicilio.
No cabe dudar de que, en efecto, Amorós hubiera manifestado una notable generosidad hacia su ciudad natal, tanto públicamente como, al parecer, de forma velada en aspectos menos evidentes. Salvador era hijo de un viejo prohombre local, Salvador Amorós Martínez, que tenía en nuestra ciudad un floreciente negocio de vinos y alcoholes a principios del siglo XX. Conceptuado éste como el poseedor de la mayor fortuna local, tuvo un destacado papel en la política villenense, pues fue concejal en 1905, alcalde en 1907 y diputado provincial en 1913. Había nacido en Biar el año 1877, y era su esposa Isabel Cerdán Sánchez, un año menor que él.
Salvador Amorós Martínez tuvo cuatro hijos. Fueron éstos, por orden de edad, Cristóbal, Salvador, José y Antonio. Salvador, el enaltecido con el título, vivía ya muchos años en Madrid dedicado a sus negocios. Había manifestado siempre, no obstante vivir alejado de su ciudad natal, su afecto hacia ella, evidente en diversos hechos. Fue muy importante su ayuda al Colegio Salesiano villenense, pues era conocida su colaboración en la erección del internado que pocos años antes se había construido en el edificio del Colegio, metido de lleno en la difícil empresa de ampliar las primeras enseñanzas que allí se impartían para adecuarlo también a las de Bachillerato. Y más notoria fue su donación, en la década de los años sesenta, de una finca de recreo situada en los alrededores de la población, denominada «el Grec», para que en ella se construyera el Instituto de Bachillerato, cuando el Ayuntamiento, urgido por instancias superiores, buscaba solar adecuado para el Centro.
Tal vez este hecho fue el desencadenante de su nombramiento como Hijo Predilecto. Y el claustro de profesores, al iniciarse las tareas docentes en 1967, acordó denominar el nuevo Centro con el nombre de «Hermanos Amorós», en memoria de los dos hijos del donante del terreno, fallecidos ambos en plena juventud, víctima, uno de ellos, de un accidente de automóvil, y el otro, de una grave enfermedad que no pudo superar.
Un episodio apenas conocido, proporciona una clara idea de en qué grado estimaba Amorós a su ciudad natal. Nos consta que poco después de serle concedido el título, manifestó sus deseos de instituir un premio para recompensar unos méritos, una tarea o un trabajo obra de un villenense, que contribuyeran en cualquier sentido al prestigio de la Ciudad. Su oferta fue la de situar una importante cantidad en una institución bancaria o de ahorro que, inmovilizada, produjera unos intereses anuales que constituyeran la dotación del premio, asimismo anual. Pidió la confección de unos Estatutos que dieran forma y normas a esta amplia idea inicial y regularan la concesión, y con su aprobación o modificaciones de tal articulado formalizaría la entrega del capital necesario.
Una inexplicable desidia de quien o quienes recibieron la propuesta, llevó a que se demorara un año y otro año la confección de los estatutos, y la muerte de Amorós hizo inviable el proyecto. El óbito se produjo el 19 de septiembre de 1972, cuando contaba 68 años, pues su nacimiento tuvo lugar en nuestra ciudad el 9 de marzo de 1904.
Salvador Amorós Martínez tuvo cuatro hijos. Fueron éstos, por orden de edad, Cristóbal, Salvador, José y Antonio. Salvador, el enaltecido con el título, vivía ya muchos años en Madrid dedicado a sus negocios. Había manifestado siempre, no obstante vivir alejado de su ciudad natal, su afecto hacia ella, evidente en diversos hechos. Fue muy importante su ayuda al Colegio Salesiano villenense, pues era conocida su colaboración en la erección del internado que pocos años antes se había construido en el edificio del Colegio, metido de lleno en la difícil empresa de ampliar las primeras enseñanzas que allí se impartían para adecuarlo también a las de Bachillerato. Y más notoria fue su donación, en la década de los años sesenta, de una finca de recreo situada en los alrededores de la población, denominada «el Grec», para que en ella se construyera el Instituto de Bachillerato, cuando el Ayuntamiento, urgido por instancias superiores, buscaba solar adecuado para el Centro.
Tal vez este hecho fue el desencadenante de su nombramiento como Hijo Predilecto. Y el claustro de profesores, al iniciarse las tareas docentes en 1967, acordó denominar el nuevo Centro con el nombre de «Hermanos Amorós», en memoria de los dos hijos del donante del terreno, fallecidos ambos en plena juventud, víctima, uno de ellos, de un accidente de automóvil, y el otro, de una grave enfermedad que no pudo superar.
Un episodio apenas conocido, proporciona una clara idea de en qué grado estimaba Amorós a su ciudad natal. Nos consta que poco después de serle concedido el título, manifestó sus deseos de instituir un premio para recompensar unos méritos, una tarea o un trabajo obra de un villenense, que contribuyeran en cualquier sentido al prestigio de la Ciudad. Su oferta fue la de situar una importante cantidad en una institución bancaria o de ahorro que, inmovilizada, produjera unos intereses anuales que constituyeran la dotación del premio, asimismo anual. Pidió la confección de unos Estatutos que dieran forma y normas a esta amplia idea inicial y regularan la concesión, y con su aprobación o modificaciones de tal articulado formalizaría la entrega del capital necesario.
Una inexplicable desidia de quien o quienes recibieron la propuesta, llevó a que se demorara un año y otro año la confección de los estatutos, y la muerte de Amorós hizo inviable el proyecto. El óbito se produjo el 19 de septiembre de 1972, cuando contaba 68 años, pues su nacimiento tuvo lugar en nuestra ciudad el 9 de marzo de 1904.
Texto extraído del libro... De Villena y los villeneros.
Alfredo Rojas y Vicente Prats.
Alfredo Rojas y Vicente Prats.
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