BLOQUE MIGUEL DE CERVANTES: “1582. ALARDE MILITAR EN VILLENA”
“…no había mejores soldados que los que se trasplantaban de la tierra de los estudios en los campos de la guerra, y que ninguno salió de estudiante para soldado que no lo fuese por extremo…” – Miguel de Cervantes Saavedra
Un año más, y ya van siete, el Bloque “Miguel de Cervantes” de la Comparsa de Estudiantes ofrece a la ciudad de Villena un boato el cual, como en ocasiones anteriores, tiene una base histórica sólida y una relación directa o indirecta con los Estudiantes. El Bloque nació en 2012 con la finalidad de engrandecer y dar más vistosidad a la Comparsa; para ello organiza un bloque-boato en el que se representa un acontecimiento histórico en el que tanto por la uniformidad, participación o motivación los “estudiantes” han tenido cierta relación.
Este año se va a representar el alarde militar que tuvo lugar en Villena en 1582. José Mª Soler García publicó en la revista Villena de 1959 el artículo “Villena en tiempos de Felipe II”, en el cual hablaba, entre otros asuntos propios de aquella época, del alarde militar que se celebró el 5 de marzo de 1582 en nuestra ciudad. Nos llamó la atención un par de párrafos en los que se decía: “Se conserva la lista nominal de los que acudieron a la concentración […], descendientes quizás de aquellos soldados contemporáneos de Miguel de Cervantes.” Conocida es la faceta militar del “manco de Lepanto” como su buena opinión de los que estudiaban y participaban en la guerra (como indica la frase del propio Cervantes con la que abrimos este trabajo). Y otro en el que leemos: “Figuran en la relación 279 varones de todas clases sociales, […]. El elemento intelectual se halla representado por los licenciados Pérez, Martínez, Gandía, García, Estevan, de Valera y Domene”. ¿No pudo haber estudiantes o gente relacionada con los estudios que participasen en dicho alarde?
Qué es un alarde
Hablamos de un alarde militar, pero realmente de qué se trata. El origen de “alarde” lo encontramos en los actos y hechos militares del norte de África. Desde el punto de vista etimológico viene del prefijo árabe ”ard-“, el cual significa “revista de tropas”.
Los alardes militares o de armas poseen su origen en el Medievo ya que en aquella era se formaban escoltas o grupos armados a modo “decorativo” en ciertas ceremonias públicas cívico-religiosas. Estas milicias armadas eran muy comunes en toda Europa y se encargaban de honrar y engrandecer ciertas fechas como las de las fiestas populares. Posteriormente adquirió un carácter más informativo, pues las autoridades con estas convocatorias podían saber con qué tropas se podía contar en caso de aparecer alguna contingencia. Hay que tener en cuenta que durante el siglo XVI el ejército español se componía de voluntarios, penados, contingentes nobiliarios y reclutas forzosos. Los penados eran destinados a galeras generalmente, mientras que los demás integraban los “tercios”. Al mismo tiempo en la península se organizaba un pequeño contingente a modo de defensa contra franceses y moriscos, cuyas milicias eran organizadas por los propios municipios. Los alardes se utilizaban para captar miembros para dichas milicias, como ocurrió con toda probabilidad en Villena en 1582.
Antecedentes
Un ejemplo de cómo los municipios recibían ordenes reales para aportar personas y/o armas es una cédula que desde Valladolid la hermana de Felipe II, Dª Juana de Austria, Gobernadora de Castilla por ausencia del Rey envió en 1558 un día 11 de mes desconocido (pues es ilegible en el documento original que se encuentra en el Archivo Municipal). En ella se puede observar como solicita armas que los vecinos puedan aportar para las defensas costeras contra los moriscos, y si no las tuviesen, que las compraran (ya en 1545 se pagaron 7918 maravedíes, como consta en los libros de contabilidad del Ayuntamiento, a Francisco Louyano por “arcabuces y ballestas que se compraron para tener en la sala del Concejo”). La cédula de la Dª Juana de Austria decía:
“... Por parte del concejo e vezinos de la ciudad de Villena, nos asido fecha relacion que ella esta en lo raya de Aragón, a cinco o seis leguas de la costa del mar, donde hordinariamente los moros enemigos de nuestra santa fee catolica saltan en tierra y hazen caualgadas, y que si no fuesen socorridos por ellos binen en Alicante, Elche y otros pueblos cercanos a la mar, los cautibarian e tomarian los pueblos, a cuya causa tienen necesidad destar proueidos de armas e traer las de dia e de noche para se exercitar en ellas, los quales no las osan traer ni traen por que las justicias dese dicho Marquesado se las quitan si los toman con ellas en cual quier parte que sea, de dia y de noche. Y que si en alguno se haze execución por deudas que deua, lo hacen en las armas que tiene, avnque tengan otros bienes en que las poder hazer, suplicandonos fuesemos seruido mandar que los vezinos de la dicha ciudad puedan traer ballestas, arcabuzes e otras quales quier armas ofensibas en qual quier tienpo, andando por el campo e yendo de camino e a sus heredades, sin que se las quiten, y que no se haga execucion en ellas por ningunas deudas que deuan, teniendo otros bienes en que la hazer. E que, asimismo, porque los dichos vezinos estan muy desprobeidos de armas y tienen necesidad de comprar docientos arcabuzes y cien ballestas, les mandamos dar licencia para que los puedan comprar de los propios y rentas della, a repartir lo que costaren entre los vezinos que tuvieren mas necesidad de armas y las re cibieren, y que se pueda compeler a que paguen lo que costaron...”
Seis años después de esta cédula, Felipe II obligó a Villena (documento el 3 de Abril de 1566) a enviar 80 hombres útiles al Castillo de Bernia, cerca de Altea, para la defensa frente a piratas y moriscos.
Motivación: la Guerra de Flandes
En 1559 tuvo lugar en París por poderes el matrimonio entre Felipe II e Isabel de Valois. Con este matrimonio y tras la firma del Tratado de Cateau-Cambresis, se puso fin a la guerra contra Francia. Pero dada la intolerancia religiosa mostrada por el Rey español se produjo una insurrección y alzamiento en armas de los Países Bajos, dando comienzo de las guerras de Flandes. Este hecho supuso una amplia movilización militar por toda la península, teniendo en cuenta que Portugal formaba parte de la corona española. Desde Lisboa el monarca expidió una cédula el 12 de febrero de 1582, la cual decía:
“Concejos, justicias, regidores, Cavalleros, escuderos y oficiales y ombres buenos de las ciudades, villas y lugares del Marquesado de Villena e a cada vna e qualquier de vos en vuestros lugares e jurisdicciones. Sabed que, por algunas cavsas convinientes con mi servicio, escrivo a el gobernador de ese marquesado que haga apercibir, armar y tener a punto las gentes de las dichas ciudades y villas y lugares para lo que se podría ofrecer y conviniere, y ansi os encargo e mando a todos e a cada vno de vos, según dicho es, que, conforme a lo quel dicho gobernador escribiere y e mi parte hordenare, hagáis apercibir, armar y tener a punto a la gente de las dichas ciudades y villas y lugares para acudir con ella a donde conviniere y se ofreciere la necesidad, y le aviséis de cómo lo hizieredes y del numero de gente de pie y de a cavallo que oviere en cada pueblo y cómo esta armada y en orden para que me lo dé dello. Y los vnos ni los otros fagedes ende al. Fecha en Lisboa, a doze de febrero de mil quinientos y ochenta y dos años. Yo el Rey. Por mandado de su magestad, Juan Delgado.”
Se ordenaba al Gobernador y Justicia Mayor del Marquesado D. Diego Velázquez, el cual previamente había recibido otro escrito para que llevara a cabo la orden del Rey, que hiciera un recuento de las personas, armas y cabalgaduras que hubieran en la ciudad de Villena y en las villas de Sax, Yecla y Almansa. El concejo municipal, cuyos Alcaldes ordinarios eran Francisco de Medina y Ginés Ximeno, hicieron pregonar alarde militar para el jueves 5 de marzo, ordenando: “que todas las personas vecinos de esta ciudad, de quince años arriba, salgan el jueves primero que viene con sus armas y caballos los que los tuvieren lo cual hagan y cumplan sin quedar ninguno ni hacer ausencia, so pena que, si no salieren y alguno se fuere después de este pregón, se le ejecutará en quinientos maravedís aplicados para el gasto de la guerra y guarda de este reino”.
Villeneros de casta y gente de a pie
Existe un listado detallado de los que acudieron al llamamiento y un inventario de las armas que presentaron. De los 279 hombres que se presentaron pueden observarse apellidos de diferentes clases sociales y ocupaciones laborales. Podemos ver algunos de alto abolengo como Martínez de Olivencia, Rodríguez Navarro, Calvache, Miño o Margelina. También otros como el “tundidor” Martin de Ganga, el “cabrero” Pedro Hernández, el “sastre” Bartolomé Sánchez, el “herrador” Juan Tomás, el “polvorista” Juan Domene, y los “licenciados” que hemos nombrado con anterioridad.
Todos estos villeneros presentaron un gran número de armas: 268 espadas, 134 escopetas, 48 rodelas, 35 arcabuces, 35 lanzas, 32 ballestas, 14 alabardas, 12 broqueles, 4 picas, 3 lanzones, 2 montantes, 2 dagas y 1 partesana. En el listado destaca “el Sr. Juan Martínez Vizcaíno, el Mayor” (como lo nombra el escribano) quien aportó 2 mangas de malla y 2 espaldares, además de 2 picas, 2 escopetas, 1 espada, 1 alabarda, 3 lanzas, 1 lanzón y 1 rodela. Pero su aportación no fue del todo perfecta pues no tenía cabalgadura que presentar, aunque ciertamente sólo se contaron 4 caballos, los cuales eran de Rodrigo Oliver, Alonso Miño y Juan Rodríguez Navarro.
Bloque Miguel de Cervantes - Comparsa de Estudiantes de Villena
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