LA BARQUILLA DEL CAPITÁN
El capitán de los Tercios de Flandes Juan Martínez de Olivencia, natural de Villena y al servicio del Emperador Carlos V y posteriormente de su hijo Felipe II, adquirió gran fama y reconocimiento con ocasión del arrojo y valor demostrados al servicio de la Corona, especialmente durante la liberación del cerco al que las tropas otomanas enviadas por Solimán II estaban sometiendo a la isla de Malta.
Su gesta sería recordada a lo largo del tiempo a través de diversas publicaciones y crónicas periodísticas. Así, el Diario de Murcia, en su edición de 1 de febrero de 1888, recogía:
Años después, don Gaspar Archent volvía a poner de actualidad esta gesta, rememorándola junto a otras historias y leyendas recopiladas en su célebre libro El Romancero Villenense, cuya primera edición vio la luz en 1927.
Esta historia está basada en el contenido de la Real Cédula otorgada por el Rey Felipe II, fechada en Aranjuez el 20 de octubre de 1566 y en la que, tras glosar el Monarca la valentía mostrada por el capitán villenense durante el cerco de Malta acordaba “acrecentar el escudo de armas familiar, con un monte y fuego y la barquilla conque nos servistes en la dicha jornada teniendo consideración a lo soso dicho, y porque quede de ello memoria a vuestros descendientes”.
ESCUDO DE LA FAMILIA MARTINEZ OLIVENCIA.
M. Menor García, en un artículo de la Revista Villena en 1955, escribía: “cuenta la tradición que, al regreso, Juan Martínez de Olivencia en acción de gracias, depositó en las paredes del Santuario de Nuestra Patrona la Virgen de las Virtudes, banderas, estandartes y reliquias. Y, entre estos exvotos, la débil barquichuela de cuero de buey quedó suspendida de las bóvedas del templo”. Pasaron los años y hasta este último exvoto desapareció del Santuario. Una versión dice que aquel cuero fue quitado de la bóveda porque afeaba. No supieron comprender en aquellos años, insensibles a la historia de España, qué representaba aquel exvoto”.
Unos años antes del artículo publicado en el Diario de Murcia y 65 antes del libro de Gaspar Archén, José Muñoz Ferriz y otros amigos suyos, todos ellos vecinos de Villena, habían cursado solicitud al Ayuntamiento de su ciudad, cuyo contenido fue tratado por la corporación local el 3 de agosto de 1862. En la misma los firmantes pedían que se les dejase utilizar la barca del Santuario para dedicarla a fines lucrativos durante los días de festejos, con su compromiso de su previa reparación y permitiendo luego que fuera usada por el Capellán de aquel templo durante los días que se celebrasen funciones religiosas en el Santuario.
La respuesta del ayuntamiento fue negativa respecto a las pretensiones de José Muñoz y el resto de firmantes y, aquella deteriorada barca, quién sabe si la misma que utilizara siglos atrás Martínez de Olivencia en su hazaña en la isla de Malta, se perdió para siempre y hoy día es solo un recuerdo, entre la leyenda y la historia, que nos retrotrae a un pasado lejano y nos hace ver con tristeza, cuánto patrimonio ha ido perdiendo Villena a lo largo del tiempo (1).
FACHADA DEL INMUEBLE DE LA FAMILIA MARTÍNEZ OLIVENCIA EN VILLENA
(1) Pascual Ribera Hurtado, organista de la Iglesia de Santiago publicó el 1 de julio de 2011 la siguiente entrada en el Blog de Juan Vives en el que éste rememoraba la figura del capitán Juan Martínez Olivencia y su barquilla. “Te mando este mensaje para decirte que a Dios gracias, he encontrado un trozo de la barquilla de D. Juan Martínez de Olivencia el cual va a ser donado al santuario de Ntra. Sra. de las Virtudes. Creo que ha sido un buen hallazgo que tenía una familia de Villena que vive en Alicante. Por medio de mí, yo como intermediario va a ser donado al Santuario de las Virtudes”.
Por... José Sánchez Ferrándiz
Por... José Sánchez Ferrándiz
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