PRESENCIA DEL AUSENTE
De un gran villenense en espíritu, profesor de multitud de niños desde las aulas salesianas de nuestra ciudad, recibimos estos sentidos versos, que publicamos en testimonio de agradecimiento a su magna e imperecedera labor educativa y a su consecuente y probado amor a Villena.
Nosotros mismos les hemos dado el título, porque en realidad que estos versos nos hacen sentir, entre nosotros, la querida e inolvidable figura de su autor:
De un gran villenense en espíritu, profesor de multitud de niños desde las aulas salesianas de nuestra ciudad, recibimos estos sentidos versos, que publicamos en testimonio de agradecimiento a su magna e imperecedera labor educativa y a su consecuente y probado amor a Villena.
Nosotros mismos les hemos dado el título, porque en realidad que estos versos nos hacen sentir, entre nosotros, la querida e inolvidable figura de su autor:
Desde la Tierra del Fuego
donde trabajando vivo,
le mando a «Bodas de Plata»
estos pobres regloncicos.
Recuerdos que no se olvidan,
que en el pecho llevo escritos,
ni los borrará la muerte
porque siempre irán conmigo,
en la tierra y en los cielos
por los siglos de los siglos.
Parece que era ayer y ya pasaron
tantos años... ¡Cómo vuelan!
Parece que era ayer cuando sentía
vibrar el alma entera
al ruido de los viejos arcabuces,
al son de las cornetas,
al toque de los bronces de las altas
campanas de la Iglesia...
La entrada de la Virgen en el pueblo
¡qué emocionante escena!
¿Quién hay, que describirla
capaz fielmente fuera?
Quedábase grabada allá en el alma
y al alma daba fuerzas
en todas las amargas horas tristes
que tráenos la vida en esta tierra.
¡La dulce Morenica!
¡La idolatrada Reina!
¡El faro que señala derroteros
al pueblo de Villena...!
Llegaba del Santuario:
portábanla a sus hombros
gentes viejas
que daban el ejemplo
de amor y fe sincera;
ejemplo que prendía
en todas las conciencias
poniéndolas al rojo del delirio
que brota a borbotones por las lenguas...
¡Qué vivas entusiastas!
¡Qué lágrimas que queman!
¡Qué dulces y emotivas las plegarias!
¡Qué dulces y qué intensas...!
¡Los aires atronaban
los viejos arcabuces y la tierra
temblaba estremecida
sintiéndose pequeña...!
¡Qué Entrada más triunfal la de la Virgen
el día de las Fiestas!
¿Habrá en el Cielo tantas
tan grandes y emotivas como aquéllas...?
Repican las campanas
y los clarines suenan
y Moros y Cristianos
flamean sus banderas.
Retumba el espacio
descarga de arcabuces que lo atruenan
y entona el sacerdote sus plegarias
y todo el mundo reza...
¡Oh! dulce Morenica,
Patrona de Villena:
;Los años han pasado tan veloces!
Muy lejos me encuentro de esas tierras
en esta Patagonia que está a miles
a miles de kilómetros, de leguas...
¡Tan lejos y te siento
lo mismo, lo mismito
que cuando estaba en esa!
Contémplote en la Entrada
cerquita, aquí, a mi vera;
tan cerca, que tu Trono
en medio de mi pecho firme asienta.
Oh, dulce Morenica,
Patrona, Madre, Reina,
bendíceme que amante me recuerdo
del día memorable de tus Fiestas.
donde trabajando vivo,
le mando a «Bodas de Plata»
estos pobres regloncicos.
Recuerdos que no se olvidan,
que en el pecho llevo escritos,
ni los borrará la muerte
porque siempre irán conmigo,
en la tierra y en los cielos
por los siglos de los siglos.
Parece que era ayer y ya pasaron
tantos años... ¡Cómo vuelan!
Parece que era ayer cuando sentía
vibrar el alma entera
al ruido de los viejos arcabuces,
al son de las cornetas,
al toque de los bronces de las altas
campanas de la Iglesia...
La entrada de la Virgen en el pueblo
¡qué emocionante escena!
¿Quién hay, que describirla
capaz fielmente fuera?
Quedábase grabada allá en el alma
y al alma daba fuerzas
en todas las amargas horas tristes
que tráenos la vida en esta tierra.
¡La dulce Morenica!
¡La idolatrada Reina!
¡El faro que señala derroteros
al pueblo de Villena...!
Llegaba del Santuario:
portábanla a sus hombros
gentes viejas
que daban el ejemplo
de amor y fe sincera;
ejemplo que prendía
en todas las conciencias
poniéndolas al rojo del delirio
que brota a borbotones por las lenguas...
¡Qué vivas entusiastas!
¡Qué lágrimas que queman!
¡Qué dulces y emotivas las plegarias!
¡Qué dulces y qué intensas...!
¡Los aires atronaban
los viejos arcabuces y la tierra
temblaba estremecida
sintiéndose pequeña...!
¡Qué Entrada más triunfal la de la Virgen
el día de las Fiestas!
¿Habrá en el Cielo tantas
tan grandes y emotivas como aquéllas...?
Repican las campanas
y los clarines suenan
y Moros y Cristianos
flamean sus banderas.
Retumba el espacio
descarga de arcabuces que lo atruenan
y entona el sacerdote sus plegarias
y todo el mundo reza...
¡Oh! dulce Morenica,
Patrona de Villena:
;Los años han pasado tan veloces!
Muy lejos me encuentro de esas tierras
en esta Patagonia que está a miles
a miles de kilómetros, de leguas...
¡Tan lejos y te siento
lo mismo, lo mismito
que cuando estaba en esa!
Contémplote en la Entrada
cerquita, aquí, a mi vera;
tan cerca, que tu Trono
en medio de mi pecho firme asienta.
Oh, dulce Morenica,
Patrona, Madre, Reina,
bendíceme que amante me recuerdo
del día memorable de tus Fiestas.
José Luis MENDEZ. Pbro. S. S.
Extraído del Boletín Mensual de la Comisión para las Bodas de Plata de la Coronación Canónica de la Virgen de la Virtudes. número extraordinario – Villena, septiembre 1948
Cedido por… Elia Estevan.
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