POR CULPA DE LA MAHOMA (CUENTO)
Tenía una pluma en la mano y unas cuartillas donde querer escribir. Miraba al techo y sonreía. En algún momento no era sonrisa, era carcajada tenue, pero carcajada. Era lo que se dice reír, pero risa de simple. Risa burlona para consigo mismo. Su señora le va observando y llega un momento que no puede aguantar y le pregunta: ¿pero qué te pasa?.
Pues nada, le contestó. Que estoy pensando en un personaje de Anatole France. En su mirada se ve un interrogante y tengo que explicarle lo que me pasa. Mira, le digo: Anatole France fue un gran escritor y erudito y el personaje de su novela un académico, pero ni uno ni otro tienen ahora nada que ver con lo que a mí me ocurre, si exceptuamos que el académico correteó mucho mundo tratando de encontrar un documento para completar una especie de rompecabezas que tenía entre manos.
Pues bien, seguí diciendo. Cuando el otro día bajamos la Mahoma de Biar a Villena, por el camino, un conocido, con algún empujón que otro, me dijo que por culpa de la Mahoma había tomado tres o cuatro copas de más y que no era eso lo que le importaba, que lo que quería saber, es desde cuando data la fecha en que para bajar la Mahoma los hombres tomen copas y yo que sabía de esas cosas, se lo tenía que explicar.
Como la vanidad es interminable y yo le superaba en alguna que otra copa de más, le miré Echamos la arrancaera y le prometí sacarle del apuro. Y aquí me tienes. Ya te veo, ya, dijo mi señora.
Tenía que explicarle a alguien mi desazón y seguí diciendo. Un día me lo encontré y me preguntó. Pues mira, —le dije de aquello aún no se nada concreto, pero lo que sí te puedo decir es que por los años de 1650 en septiembre y el día 8 a la Virgen de las Virtudes la traían del Santuario y se hacía una procesión por el pueblo desfilando los agricultores con cierta formación y disparando con arcabuces salvas en su honor.
¡Tira! me contestó. Eso ya lo saben todos. Me quedé un poco rojo, pero aguanté el sofoco.
¡Lo que yo te pregunto es de la Mahoma!
Pues hombre, de la Mahoma te puedo decir que poco más o menos, entre los años 1860 y 1864, ya la ponían en el castillo de madera que se hizo para efectuar las embajadas. Que por esos años, viendo que en Biar a más agricultores salían comparsas de Moros, Romanos, Cristianos... pues en Villena también se hicieron esos trajes para desfilar en las fiestas de la Patrona. Que la cabeza de la Mahoma se llenaba de pólvora a modo de fuegos artificiales y que una vez eran vencidas las huestes moras, la prendían fuego y con un estallido tremendo saltaba la cabeza por los aires, daba las ochenta mil volteretas hasta que caía al suelo, acompañada del estupor y júbilo al mismo tiempo de todos los vecinos del pueblo.
Se me queda mirando. ¿To eso es lo que sabes?, escucha, me dijo (parecía tener mal talante), to eso hasta los de teta lo saben. ¡Lo que yo te pregunto es de la Mahoma de Biar!
Me acordé de las siete u ocho copas que tenían la culpa de todo esto, pero me repudrí por vanidad.
Ves a ver cómo le hablas a éste de la anécdota de 1909, cuando los Moros y Cristianos se celebraron cuatro días después de haberse celebrado el día 8 la procesión de la Virgen. ¡Si él lo que quiere es Mahoma y se lo sabe todo! ¿Para qué?. Y ¿cómo le insinúas que por aquel entonces hasta tocando el año 1920 o más las guerrillas se hacían en el Monte, por allá donde la Losilla y la Solana?. ¿Y cómo le dices que a los heridos los traían en camillas chorreando sangre hasta dejarlos en el centro del pueblo?
¿Nada?, definitivamente trataré de complacerle, y si no puedo, pues bueno: (aunque palabra es palabra).
Fui preguntando de un lado para otro y por fin alguien me insinuó que la fuente podría estar de cierto en Biar y que aquel señor me podría informar. Me dieron las señas he intenté el viaje. Tomé billete para el autobús y tras llegar a Biar fui a ver que encontraba. Una señora me dijo: Pues sí, aquí vive, pero está fuera con asuntos de su negocio. Fui a un «bar» por la mala costumbre de las copas, pero hallé fortuna en él. Me vi con un amigo y le conté mi caso.
¡Pero hombre de Dios! me dijo, ¡Si eso lo tienes resuelto! ¿Pero no te has enterado que todos los años el día 12 de mayo cuando aquí terminan las fiestas, se entrega la Mahoma a los de Villena con un pregón en verso donde se habla de todo eso que tú me preguntas?
Pedí otra copa, de un abrazo a mi amigo y salí rápido para llegar a Villena lo antes posible. Fui a buscar al hombre de mis malas andanzas y se lo conté todo. ¡Ahí tienes! le dije.
Pero, hombre, si eso de tan sabido está por olvidao. Si lo que yo quería que me dijeras es quién fue el primer hombre de Villena que tomó copas, para bajar la Mahoma desde Biar a Villena.
La ira que expresó mi rostro debió darle miedo, pues le dije un montón de barbaridades hasta que le tildé de pringue: zorra y no me respondió.
Llegué a casa, cogí la pluma y una cuartilla, y es ahí donde mi risa extrañó a mi señora por ser risa de idiota.
Que Dios me perdone por esta vez.
Francisco Poveda Esquembre
En VILLENA y en CUALQUIER TIEMPO MODERNO
Extraído de la Revista Villena de 1984
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