MADRIGAL de las piedras.
Por Jerónimo Hernández
Al herir el Amor
con afilada flecha
que partió del misterio de unos ojos,
el herido se trueca
en maestro arquitecto que levanta
cada día para "ella"
un alcázar de cúpulas y arcos
con las sagradas piedras
patinadas de siglos y de polvo
que duermen su sueño en la cantera.
Pórtico, frontis y columnas surgen
cuando ensambla "cariño", "amor",
"belleza",' "delicia", "corazón",
"luz", "alegría", "prenda".
La entroniza en su alcázar
con perfume de endechas,
puliendo y tallando cada hora
una a una sus piedras,
hasta dejarlas todas
transparentes y nuevas.
***
Las doradas palabras se han gastado.
Ya mármoles y jaspes no nos quedan
para el Palacio regio
de Nuestra Dama Excelsa,
porque el verbo más grande que Dios hizo:
"Amor", es una pena
que el hombre sin sentido
lo gaste en vanidades y miserias.
Mas si el venero humano se ha agotado,
existe otra cantera
para el Palacio regio
de Nuestra Dama Excelsa:
la Palabra de Dios, que es peña viva,
roca dura y eterna,
el requiebro de Dios cuando le dice:
"rosa", "cedro", "palmera",
"torre", "espejo", "refugio",
"salud", "paloma", "estrella",
"trono", "decoro", "gloria",
"auxilio", "paz" y "Reina"
Ya tenemos acopio
de las más finas piedras
para el Palacio regio
de Nuestra Dama Excelsa.
Extraído de la Revista Villena de 1960
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