CASTILLO DE VILLENA
Por Federico Muelas(Grabado y Fragmentos de un artículo aparecidos en el diario “ARRIBA”, de Madrid).
Por Federico Muelas(Grabado y Fragmentos de un artículo aparecidos en el diario “ARRIBA”, de Madrid).
Hay que repasar detenidamente el gran libro de España, como lo haríamos con la colección de dibujos de Villa Amil. Hay que hojear este álbum abandonado durante siglos en manos torpes o sañudas. Nuestro repaso tiene que ser amargo esquivando el regusto romántico de las ruinas. Hay que aprender a odiar las ruinas, arrancarse esa estúpida complacencia por las hiedras y los jaramagos embozando las dentelladas del tiempo. Porque si para estímulo tenemos a Medina del Campo y a Las Navas y a Belmonte y a Granada, en la página apenas roturada del Haber, Mombeltrán, Peñafiel, Turégano, Pedraza, Játiva, Fuensaldaña, Arenas de San Pedro, Almansa, Nájera, Carmona, VILLENA, Sigüenza, Alquezar, Torrelobatón, Monteagudo y mil y mil nombres más, esperan en su altiva soledad volver a ser útiles, a rendir servicios, a incorporarse a la vida para algo más que la mínima ayuda al erudito o motivo tardío al guiño de la «Leika».
Tomás Borras, a cuya sensibilidad pocos problemas españoles se le han escapado, recordaba en ocasión remota... cómo desde medio siglo antes, la desidia, el desdén por estas reliquias del pasado, se habían agravado porque sus dueños encontraban que las recias paredes, con su diadema almenar, habían quedado «demodés». Y los abandonaron dejándoles que se deshicieran sobre la gleba parda, como una osamenta en un muladar.
Pedimos, sencillamente, mecenas para los pobres castillos de España.
Tomás Borras, a cuya sensibilidad pocos problemas españoles se le han escapado, recordaba en ocasión remota... cómo desde medio siglo antes, la desidia, el desdén por estas reliquias del pasado, se habían agravado porque sus dueños encontraban que las recias paredes, con su diadema almenar, habían quedado «demodés». Y los abandonaron dejándoles que se deshicieran sobre la gleba parda, como una osamenta en un muladar.
Pedimos, sencillamente, mecenas para los pobres castillos de España.
Revista Villena 1952
Cedida por... Elia Estevan
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