GUATEMALA: compartiendo sufrimiento y esperanzas
Javier Esquembre Menor - Toñi Tecles Martínez
Matrimonio de villeneros misioneros en Guatemala
Petén ubicado al norte del país de Guatemala, ha sido nuestro hogar durante 6 años. Tengo la oportunidad de hablar hoy, sobre ese nuestro hogar y quiero detenerme en mi experiencia como mujer con otras mujeres campesinas, pobres y fuertes que me han enseñado mucho.
Este apartado es especial, porque nos dirigimos a un medio, a una revista que nos une en la experiencia de fe hacia nuestra madre "Morenica", nuestra Virgen llena de Virtudes. Una Virgen tan cercana y parecida hasta en el color de la piel, a cada mujer guatemalteca, a cada mujer de villena, a cada mujer universal.
Javier Esquembre Menor - Toñi Tecles Martínez
Matrimonio de villeneros misioneros en Guatemala
Petén ubicado al norte del país de Guatemala, ha sido nuestro hogar durante 6 años. Tengo la oportunidad de hablar hoy, sobre ese nuestro hogar y quiero detenerme en mi experiencia como mujer con otras mujeres campesinas, pobres y fuertes que me han enseñado mucho.
Este apartado es especial, porque nos dirigimos a un medio, a una revista que nos une en la experiencia de fe hacia nuestra madre "Morenica", nuestra Virgen llena de Virtudes. Una Virgen tan cercana y parecida hasta en el color de la piel, a cada mujer guatemalteca, a cada mujer de villena, a cada mujer universal.
Petén está situado a unos 500 kilómetros al norte de la capital. Es un lugar rural, ubicado en donde hace unos años existía una exuberante "selva tropical" pero que hoy está muy deforestada. Es un sitio muy pobre donde se practica una agricultura de subsistencia y si nos acercamos al resto de Guatemala observamos que el país tiene más de 10 millones habitantes, de ellos el 67% de la población indígena y mayoritariamente rural. El nivel de pobreza es muy elevado (se cuenta con menos de 25.000 pesetas al mes para una familia de 6 miembros, para aquellos que tienen salarios que son muy pocos).
Mueren 80 de cada 1.000 niños que nacen antes de cumplir los 5 años (en España mueren 7 de cada 1.000); el índice de analfabetismo nos dice que 45 personas de cada 100 no saben leer ni escribir, y 20 mujeres de cada 10.000 que dan a luz mueren por complicaciones de parto.
Un país que ha sufrido 35 años de guerra interna, caracterizada por una tremenda represión del ejercito contra su pueblo y por una sucesión de dictaduras militares. Y en esa economía arrasada por la guerra y la desigualdad se desenvuelva la mujer y el hombre guatemaltecos.
Los años acumulados de sufrimiento, terror y exclusión provoca en la población el silencio y la resignación, pero también la "resistencia". La mujer se atreve, avanza, afronta su vida con valentía. Hay una experiencia importante de esfuerzo, una interiorización de los problemas aparentemente resignada pero a la espera del momento oportuno de expresión, de diálogo, de afrontamiento.
Mueren 80 de cada 1.000 niños que nacen antes de cumplir los 5 años (en España mueren 7 de cada 1.000); el índice de analfabetismo nos dice que 45 personas de cada 100 no saben leer ni escribir, y 20 mujeres de cada 10.000 que dan a luz mueren por complicaciones de parto.
Un país que ha sufrido 35 años de guerra interna, caracterizada por una tremenda represión del ejercito contra su pueblo y por una sucesión de dictaduras militares. Y en esa economía arrasada por la guerra y la desigualdad se desenvuelva la mujer y el hombre guatemaltecos.
Los años acumulados de sufrimiento, terror y exclusión provoca en la población el silencio y la resignación, pero también la "resistencia". La mujer se atreve, avanza, afronta su vida con valentía. Hay una experiencia importante de esfuerzo, una interiorización de los problemas aparentemente resignada pero a la espera del momento oportuno de expresión, de diálogo, de afrontamiento.
En Guatemala impresiona la profundidad y el misterio de las mujeres. Impresiona su mirada y sus rostros marcados por la capacidad de enfrentarse a medio adverso, a la selva, a los animales, al hambre, a la falta de todo y a la sobra de dolor...
Junto a eso, me he encontrado y convivido con mujeres muy capaces, viviendo en condiciones mínimas, sin agua, sin luz, con una numerosa cantidad de hijos y con unas jornadas largas de trabajo en el campo o en la casa, preparando el maíz, la ropa, los niños... buscando cómo hacer de comer casi sin nada, al cargo de la educación y la salud de sus hijos ya que el esposo pasa la semana en la milpa (el campo) y es la mujer-madre y esposa la que asume ese rol y responsabilidad.
Miles de mujeres indígenas y no indígenas (ladinas) que se atreven a traer al mundo sus hijos de la manera más simple sencilla, sin medios, sin nada, de rodillas, solas, con mucha sabiduría y fuerza y ahí está María, como Virgen, como madre, como mujer de las acompaña y protege.
La simplicidad de vida en un medio tan natural y hermoso es también una afirmación Ecológica y una cercanía al misterio creador de Dios. Cuando no se tiene casi nada las personas lo son todo.
La mujer guatemalteca pone imaginación y empeño ante las carencias, nos movemos entre el hambre, la violencia, la falta de servicios públicos -escasa y escuelas, inexistencia de puestos de salud, de comercios, carreteras... -situaciones límites que antes de llegar al desánimo y al abatimiento han hecho que las mujeres reaccionen con fuerzas inusitadas y una gran imaginación.Existe un empeño personal por superarse, mujeres que acuden tras caminar horas y horas entre el polvo o el lodo, a reuniones, a clases, a celebraciones, acompañadas de sus numerosos hijos pequeños de noche o de día; tienen una capacidad de trabajo comunitario envidiable, hay deseos de mejorar y en eso las mujeres y los hombres juntos emplean sus fuerzas.
Construir una casa, guardar el maíz, hacer vestidos, preparar un horno comunitario, experimentar una técnica nueva de cultivo… y un largo etcétera de actividades diarias. Estas llenan de espíritu constructivo y resistencia, de constancia, de alegría que tendría mucho que decirnos a esta sociedad cansada y desilusionada que a veces percibimos en Villena o en España.
Compartiendo este sufrimiento y esperanza nos hemos situado como matrimonio misionero en este país, poniendo capacidades e ilusiones al servicio del pueblo petenero y de la iglesia de Guatemala.
Impregnados con las virtudes de ese pueblo, con las virtudes de tantas mujeres, es momento de reconocer las nuestras para poder ser solidarios y felices. Para poder superar el desaliento, el individualismo, ser menos consumista, preocuparnos más por lo demás, resituarnos en la sociedad como mujeres valiosas, que tenemos opinión, que hacemos uso de la PALABRA con letras mayúsculas, que queremos convivir en fraternidad y comunitariedad con otras mujeres y hombres para hacer una sociedad nueva, participando en la vida organizativa de nuestro pueblo, barrio,... respondiendo a las situaciones de injusticia, apoyando grupos de solidaridad, compartiendo tiempo, capacidades, bienes, vida.
Es momento de reflexionar, de sentir, de amar, de darnos a los demás (no sólo a nuestras familias) corno hizo nuestra Señora de las Virtudes, abrir la ventana de nuestros corazones y reconocer que el mundo es grande, que hay muchas personas más en el planeta a las que podemos conocer, aprender, compartir, convivir, que no estamos SOLOS en el mundo y que la Virgen es nuestra madre para todos y cada uno de nosotros.
Extraído de la revista... Agrupación de Fiestas de Navidad y Reyes 1998/99
Junto a eso, me he encontrado y convivido con mujeres muy capaces, viviendo en condiciones mínimas, sin agua, sin luz, con una numerosa cantidad de hijos y con unas jornadas largas de trabajo en el campo o en la casa, preparando el maíz, la ropa, los niños... buscando cómo hacer de comer casi sin nada, al cargo de la educación y la salud de sus hijos ya que el esposo pasa la semana en la milpa (el campo) y es la mujer-madre y esposa la que asume ese rol y responsabilidad.
Miles de mujeres indígenas y no indígenas (ladinas) que se atreven a traer al mundo sus hijos de la manera más simple sencilla, sin medios, sin nada, de rodillas, solas, con mucha sabiduría y fuerza y ahí está María, como Virgen, como madre, como mujer de las acompaña y protege.
La simplicidad de vida en un medio tan natural y hermoso es también una afirmación Ecológica y una cercanía al misterio creador de Dios. Cuando no se tiene casi nada las personas lo son todo.
La mujer guatemalteca pone imaginación y empeño ante las carencias, nos movemos entre el hambre, la violencia, la falta de servicios públicos -escasa y escuelas, inexistencia de puestos de salud, de comercios, carreteras... -situaciones límites que antes de llegar al desánimo y al abatimiento han hecho que las mujeres reaccionen con fuerzas inusitadas y una gran imaginación.Existe un empeño personal por superarse, mujeres que acuden tras caminar horas y horas entre el polvo o el lodo, a reuniones, a clases, a celebraciones, acompañadas de sus numerosos hijos pequeños de noche o de día; tienen una capacidad de trabajo comunitario envidiable, hay deseos de mejorar y en eso las mujeres y los hombres juntos emplean sus fuerzas.
Construir una casa, guardar el maíz, hacer vestidos, preparar un horno comunitario, experimentar una técnica nueva de cultivo… y un largo etcétera de actividades diarias. Estas llenan de espíritu constructivo y resistencia, de constancia, de alegría que tendría mucho que decirnos a esta sociedad cansada y desilusionada que a veces percibimos en Villena o en España.
Compartiendo este sufrimiento y esperanza nos hemos situado como matrimonio misionero en este país, poniendo capacidades e ilusiones al servicio del pueblo petenero y de la iglesia de Guatemala.
Impregnados con las virtudes de ese pueblo, con las virtudes de tantas mujeres, es momento de reconocer las nuestras para poder ser solidarios y felices. Para poder superar el desaliento, el individualismo, ser menos consumista, preocuparnos más por lo demás, resituarnos en la sociedad como mujeres valiosas, que tenemos opinión, que hacemos uso de la PALABRA con letras mayúsculas, que queremos convivir en fraternidad y comunitariedad con otras mujeres y hombres para hacer una sociedad nueva, participando en la vida organizativa de nuestro pueblo, barrio,... respondiendo a las situaciones de injusticia, apoyando grupos de solidaridad, compartiendo tiempo, capacidades, bienes, vida.
Es momento de reflexionar, de sentir, de amar, de darnos a los demás (no sólo a nuestras familias) corno hizo nuestra Señora de las Virtudes, abrir la ventana de nuestros corazones y reconocer que el mundo es grande, que hay muchas personas más en el planeta a las que podemos conocer, aprender, compartir, convivir, que no estamos SOLOS en el mundo y que la Virgen es nuestra madre para todos y cada uno de nosotros.
Extraído de la revista... Agrupación de Fiestas de Navidad y Reyes 1998/99
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