ANDRÉS ESTEVAN POVEDA
EL ADIÓS DE UN GRAN CABO MARROQUÍ
Siempre he dicho que los reconocimientos festeros, hay que hacerlos en vida del interesado. De lo contrario hay mucho oropel y excelentes discursos que al interesado nunca le alcanzan por motivos obvios y, por tanto, no los puede disfrutar. No será éste el caso.
Allá por 1980, un joven marroquí se puso al frente de uno de los bloques de Capas Blancas. Su nombre era Andrés Estevan Poveda. Sus dos apellidos y ni que decir tiene, a más de un lector le sonarán por sus profundas raíces marroquíes: Estevan por los “Caracoles” (concretamente por su abuelo Andrés Estevan Alcaraz) y Poveda por el que fuera Sultán marroquí (entre otras muchas cosas), el recordado José Poveda Albero.
No sé si será el destino pero quiso Dios que nuestro Andrés naciera un 8 de septiembre de 1963, en el día grande de nuestra Patrona. A buen seguro que a sus padres, Fernando Estevan Hernández y Lola Poveda Gil, dicho día les sabría a gloria bendita. A petición de su padre a nuestro entonces Presidente, Francisco Menor Marco, Paco lo dio “de alta” en el Bando Marroquí el mismísimo día 8 de su nacimiento.
Por cierto y hablando de sus padres, Fernando fue marrueco desde sus mismos comienzos, hijo y nieto de Marruecos, cabo infantil, cabo mayor de Capas Blancas, cargo… y Lola hizo lo propio saliendo desde muy temprana edad de morica, cantinera, marrueca en 1961 y 1962 con el traje de su novio Fernando (las mujeres no podían desfilar)… En fin que como dice el viejo refrán, certero y sabio como todos, parece ser que a nuestro compañero “de casta le viene al galgo”.
Tengo que decir que para un servidor, Capa antes que Mochila por aquella curiosa tradición marroquí de que los jóvenes y antes de ingresar en los bloques de mochilas mayores tenían que reciclarse en los de Capas Blancas, Andrés fue mi primer cabo. Y la razón es bien sencilla: hasta ese momento (primeros años 80) yo nunca había desfilado “al uso de la infantería” porque siempre lo había hecho subido a nuestro Castillo con mi abuelo Jerónimo Lázaro y familia. Se puede decir que en mi caso particular, con su marcha del “empleo” de Cabo, también dejo atrás una parte de mi historia.
Si cerramos los ojos y lo visualizamos al frente de sus Capas Blancas, lo primero que nos viene a la cabeza era su particular estilo y su gran maestría en el movimiento de su gumía. Mejor diría en la gran velocidad armonizada que esgrimía su mano y muñeca y, por añadidura, el apéndice metálico de ésta.
Andrés y como cabo marroquí de Capas Blancas, será recordado por su trabajo festero pero sobre todo porque él sí que supo darle a su interpretación festera, un toque maestro diferente y diferenciado: el suyo propio. Un principio que es básico en su arte.
Tras 29 años al frente de su bloque de Capas Blancas, es hora del merecido descanso y de olvidarse de los nervios previos a todo desfile. Para tomar una decisión de este calibre, Andrés y no me cabe la menor duda, tendrá sus razones… pero lo que sí que tenemos claro todos los Marruecos es que pese a que perdemos a uno de nuestros grandes cabos, también ganamos un gran festero “de los de infantería” que decían nuestros antiguos de tiempos pretéritos.
JOSÉ VICENTE ARNEDO LÁZARO
El Cronista y Museo “Bando Marroquí”
No sé si será el destino pero quiso Dios que nuestro Andrés naciera un 8 de septiembre de 1963, en el día grande de nuestra Patrona. A buen seguro que a sus padres, Fernando Estevan Hernández y Lola Poveda Gil, dicho día les sabría a gloria bendita. A petición de su padre a nuestro entonces Presidente, Francisco Menor Marco, Paco lo dio “de alta” en el Bando Marroquí el mismísimo día 8 de su nacimiento.
Por cierto y hablando de sus padres, Fernando fue marrueco desde sus mismos comienzos, hijo y nieto de Marruecos, cabo infantil, cabo mayor de Capas Blancas, cargo… y Lola hizo lo propio saliendo desde muy temprana edad de morica, cantinera, marrueca en 1961 y 1962 con el traje de su novio Fernando (las mujeres no podían desfilar)… En fin que como dice el viejo refrán, certero y sabio como todos, parece ser que a nuestro compañero “de casta le viene al galgo”.
Tengo que decir que para un servidor, Capa antes que Mochila por aquella curiosa tradición marroquí de que los jóvenes y antes de ingresar en los bloques de mochilas mayores tenían que reciclarse en los de Capas Blancas, Andrés fue mi primer cabo. Y la razón es bien sencilla: hasta ese momento (primeros años 80) yo nunca había desfilado “al uso de la infantería” porque siempre lo había hecho subido a nuestro Castillo con mi abuelo Jerónimo Lázaro y familia. Se puede decir que en mi caso particular, con su marcha del “empleo” de Cabo, también dejo atrás una parte de mi historia.
Si cerramos los ojos y lo visualizamos al frente de sus Capas Blancas, lo primero que nos viene a la cabeza era su particular estilo y su gran maestría en el movimiento de su gumía. Mejor diría en la gran velocidad armonizada que esgrimía su mano y muñeca y, por añadidura, el apéndice metálico de ésta.
Andrés y como cabo marroquí de Capas Blancas, será recordado por su trabajo festero pero sobre todo porque él sí que supo darle a su interpretación festera, un toque maestro diferente y diferenciado: el suyo propio. Un principio que es básico en su arte.
Tras 29 años al frente de su bloque de Capas Blancas, es hora del merecido descanso y de olvidarse de los nervios previos a todo desfile. Para tomar una decisión de este calibre, Andrés y no me cabe la menor duda, tendrá sus razones… pero lo que sí que tenemos claro todos los Marruecos es que pese a que perdemos a uno de nuestros grandes cabos, también ganamos un gran festero “de los de infantería” que decían nuestros antiguos de tiempos pretéritos.
JOSÉ VICENTE ARNEDO LÁZARO
El Cronista y Museo “Bando Marroquí”
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