30 abr 2024

1991 VIVENCIAS por FERNANDO CALVO TOMÁS

Hasta hace poco tiempo yo era de los que pensaba que las fiestas de Villena eran las mejores fiestas y que los demás pueblos tenían que aprender mucho de nosotros. Hubiera discutido con cualquier habitante de cualquier pueblo vecino sobre este tema y mi postura hubiese sido que las únicas fiestas son las de Villena.
Lo que no sabía o conocía eran las fiestas de otros pueblos. Sólo las entradas y algo de la noche, pero cuando llegas a vivir a fondo unas. fiestas, es decir, vistes el traje de festero y asistes a los actos como uno más, te das cuenta que esas fiestas tienen los detalles que tú ignorabas que existían, ves el sentir de un pueblo, la emoción ante el patrón o patrona, la alegría manifestada en la calle, los preparativos del pueblo antes de que comiencen, en fin, ves lo que se si
ente en las fiestas de Villena pero en otro pueblo.
Cuando te das cuenta que lo que sucede en Villena sucede también en el otro pueblo, creo que entonces cambias de opinión o eso es lo que a mí me ha pasado.
Actualmente pienso que para cada festero sus fiestas son las mejores, al igual que ocurre con los trajes o comparsas. ¿Cuántas veces habremos oído a críos discutir sobre si tal o cual comparsa es la mejor? ¿Existen de verdad comparsas mejores? Lo cierto es que para cada uno su comparsa es única, puesto que la conoce, la vive y la siente. Y en cuanto a pueblos pasa lo mismo, cada fiesta es distinta y como tales no se pueden comparar, cada fiesta es la
buena para sus festeros. Este cambio de forma de pensar me ocurrió al integrarme en las fiestas de Bañeres, un pueblo en el que las fiestas son antiquísimas y del que podríamos aprender algo (seriedad en los desfiles oficiales, conservar sus tradiciones) y en el que los festeros de Bañeres podrían aprender también cosas nuestras.
En dicho pueblo elegí el bando moro para desfilar, puesto que aquí soy Estudiante, y pude comprobar también la diferencia entre el pasodoble y la marcha mora, la alegría y la seriedad, el desparpajo y la sobriedad, el redoble jovial de la caja con el ritmo señorial del timbal. Dos ritmos que permiten a los cabos lucirse igualmente.
La forma de desfilar los cabos es también distinta en las diversas fiestas, aunque creo que hay un punto de encuentro en todos ellos: las ganas de hacerlo bien y de lucir tu escuadra. Es un pensamiento que llevamos todos los cabos de todos los pueblos a la hora de desfilar, aunque luego en el estilo se haga de diferente forma, levantando más o menos la mano, haciendo desplantes «toreros», moviéndote mucho o poco, dando las órdenes de viva voz o con un gesto, son formas de hacer que vienen dadas por la idiosincrasia de cada comparsa, de cada fiesta y de cada pueblo.
En definitiva, un pueblo tiene sus trajes, sus actos, sus comparsas, sus fiestas que son distintas pero iguales a las de los otros pueblos, y precisamente en esa diversificación y a la vez igualdad es donde está fundamentada la grandeza de las fiestas de Moros y Cristianos.
¡Felices fiestas!
Fernando Calvo Tomás
Extraído de la Revista 10 aniversario de los Cabos de Villena de 1991

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