6 jul 2023

1966 LA ÓPERA "AURORA" OBRA DEL ALCOYANO ESPÍ Y DEL VILLENENSE OCAÑA

La ópera "Aurora", Obra del alcoyano Espí y del villenense Ocaña
ADRIÁN ESPI VALDES
Ha tiempo ya abrigábamos el empeño de comentar de alguna forma la relación directísima que en el último decenio del pasado siglo hubo entre dos alicantinos ilustres, uno de ellos poeta, hijo de Villena, y el otro músico, compositor, alcoyano de nacimiento. El estudio directo en torno a la figura del segundo nos ha permitido ahora comentar esta obra en común que les unió y les dio, no cabe la menor duda, cierto renombre y fama.
El poeta villenense Aquilino Juan Ocaña
En los últimos treinta años de la pasada centuria se incrementa en nuestra península, en los medios literarios y artísticos, en los cenáculos musicales y teatrales, la preocupación por lo que, por quienes se ocupan de ello, coinciden en titular "ópera nacional".
Los críticos musicales van, poco a poco, desmenuzando el tema. Esperanza y Solá desde "La Ilustración Española y Americana" comenta y ha ce ambiente operístico. El libro de Antonio Peña y Goñi, "La ópera española y la música dramática en España en el siglo XIX", que se publica en 1881, constituye un punto de arranque más que suficiente en este empeño hispano en torno al drama musical.
Foto de la portada del libreto de la ópera.
Y. así las cosas. en diciembre de 1890 el valenciano Salvador Giner estrena en el Principal de su ciudad la ópera "Sagunto", con libreto de Luis Cebrián. Ruperto Chapí triunfa en todos los escenarios con sus inspiradas zarzuelas en las que ha impreso un sello especialísimo de grandeza. Con él, cosechan lauros todos los demás autores del género "chico" y "grande". El pugilato, sin embargo, entre estas piezas genuinamente españolas - regionalistas. localistas incluso - y la ópera extranjera, sobre todo la italiana, es constante. más acusado y agudo cuando ha de tratarse de imponer el melodrama español. la propia ópera. El estreno de "Garín", del maestro Tomás Bretón. ocurrido en 1892, viene a marcar una pauta, sin ser, desde luego, la obra definitiva.
Todo esto va sucediendo cuando José Espí UIrich. alcoyano nacido en 1850, estudiante de música en Valencia, profesor de piano del Colegio San José de la propia ciudad del Turia, autor de numerosas piezas sacras y de diverso carácter, ya ha estrenado su "Recluta" --zarzuela primero, y después ópera--, obra que, inspirada en un poema de Teodoro Llorente, tomará cuerpo operístico en un libro del poeta setabense Chocomeli.
El compositor alcoyano José Espí Ulrich
Después de la visita que el director de "Las Provincias", Llorente, hace a Alcoy en 1890 con ocasión de las fiestas de "Moros y Cristianos", el alcoyano propone al vate valenciano el libro para una nueva ópera. Pero, pese al empeño de Espí, la idea no cuaja y, al margen de esta actividad operística del alcoyano, otro hombre, un poeta de Villena, Aquilino Juan Ocaña, labora por su cuenta y riesgo en pro del tan traído y llevado género. Un periódico de Alcoy, "La Unión Republicana" nos habla de ello en una crónica retrospectiva: "Cuando en la inmensa mayoría de los teatros de la capital de España, sólo se ven ridículos juguetes de gusto obsceno o pornográfico --sin duda se refiere el cronista a la llamada "revista" o espectáculo frívolo, "género ínfimo", "género sicalíptico", como dirán los alicantinos Milego y Galdó; los tangos, las "matchichas", los "cake vals"--, cuando se llora la decadencia, cada día más marcada, de nuestra literatura teatral y la perversión del gusto del público español... no es mucho que califiquemos de acontecimiento literario la presentación a nuestro querido paisano el eminente maestro D. José Espí, de un drama lírico... original de nuestro buen amigo y comprovinciano, D. Aquilino Juan Ocaña...".
Efectivamente. Un día presentan a Espí en su domicilio de Alcoy, el chalet de San Rafael, al poeta Ocaña. De esta feliz entrevista ha de salir "Aurora", una gran ópera, el "esfuerzo más afortunado y más verdadero" en torno al melodrama musical español, como dirá la crítica de Sevilla, algo más tarde.
Sí. Aquilino Juan Ocaña también concibe, a su manera, la ópera nacional. Un buen día --lo vamos a ver-- Espí y Ocaña se conocen y, claro, dos almas paralelas van a confluir en el mismo objetivo. El periódico "La Correspondencia Alicantina" de esta capital, en agosto de 1891 nos aclara y puntualiza la cosa: "Cuatro años a que un distinguido poeta de Villena --dice la prensa--, Aquilino Juan Ocaña, concibió la idea de escribir un libreto de ópera que respondiese a las exigencias del arte contemporáneo". "El único empeño de Juan Ocaña consistía en aportar su modesto grano de arena a los cimientos de la ópera española tan deseada por todos los amantes del arte lírico nacional. Por eso eligió asunto genuinamente español. tipos castizamente españoles...". "Una feliz casualidad llevó a Juan Ocaña por aquella época a la importante ciudad de Alcoy, cuna de tan buenos músicos, donde tuvo la fortuna de tratar y conocer al excelente músico Espí". "A la primera lectura de "Aurora" --su libreto-- quedó el eximio compositor subyugado... y músico y poeta pactaron. con fraternal abrazo de amistad, la fusión artística de sus inspiraciones que desde entonces iban a seguir el mismo rumbo" (1).
El periódico de Alcoy antes citado, "La Unión Republicana", acaba por perfilar los detalles de aquella entrevista en el huerto de la casa de Espí. Sabemos que hubo un banquete en honor del poeta de Villena, a cuyo acto acudió lo más representativo de la sociedad alcoyana. Allí, en aquel cenáculo de artistas y amantes del arte, quedó legalizado el compromiso entre ambos. "¡Cuánta gloria cabría a la provincia de Alicante --concluye el periódico-- si de ella saliese la ópera española, matando de una vez y para siempre esos monstruosos engendros que pueblan nuestro teatro!". (2)
El tema de la ópera nacional al que repetidas veces hacemos referencia, estaba --insistimos - latente en toda la nación. Ciertos comentarios aparecidos en el diario madrileño "El Liberal", debidos al conocido periodista Julio de Vargas (3), vienen a subrayar algunas cuestiones sobre el asunto. De Vargas, en su viaje por los pueblos y ciudades valencianas, llega a Alcoy y conoce a Espí en su domicilio. Allí el músico --que ya trabaja en "Aurora"-- interpreta al piano algunos números de la ópera. "En uno de los breves descansos que generosamente concedimos al músico, hablamos ambos del porvenir del teatro lírico y de las condiciones de adaptación que, a su juicio, deben darse en nuestra escena a la ópera española. Espí persigue este ideal con fe inquebrantable. Contrajeron él y Chapí el compromiso de escribir dos óperas cada uno, que pudieran servir de base para hacer una tentativa, y por su parte, bien o mal --según él dice-- tiene cumplida su oferta". "Hay, dice más adelante, que tomar por base las ".. tradiciones líricas encarnadas en la zarzuela, agrandando los moldes abiertos por Arrieta, Gaztambide y Barbieri..." "Necesitamos una ópera española que pueda encarnar las costumbres de nuestro pueblo... y que en un plazo de diez, de quince o de veinte años, de cien obras que se presenten, dejen tres o cuatro que obtengan la sanción universal..."
De hecho esto ya se había llevado y se estaba llevando a feliz práctica. Ruperto Chapí con su "Bruja" se había apartado en cierta manera de la zarzuela rutinaria. Bretón con su "Dolores" bien que había roto moldes caducos. Juan Ocaña y Espí Ulrich iban a hacerlo ahora con su "Aurora". Digámoslo con frases de la época: "..y probable es que España marque ya con "Aurora" el seguro derrotero de la ambicionada ópera nacional". "No puede pedirse más originalidad, puesto que ningún dramaturgo ha llevado hasta ahora, que yo sepa, al teatro las costumbres de los gitanos de esta forma. Así lo manifestó unánimemente en el camarín de la Infanta Isabel, el escogido concurso de críticos y "dilettantis", a los cuales dio Espí una audición..." (4).
Y, así, la opinión pública, cuando Espí y su libretista Aquilino Juan Ocaña preparan el montaje de la obra. Muchas son las dificultades que hay que superar para ello. El primero de ellos, encontrar compañía y empresa; pero, a! fin, esto se encuentro y "Aurora", ópera en tres actos y cinco cuadros, va a estrenarse. Tiene lugar el magno acontecimiento en Barcelona, en su teatro del Tívoli, la noche del 11 de enero. de 1896, dos meses después de haber estrenado en Valencia Tomás Bretón su "Dolores". La noche de "Aurora" es una noche inclemente, a juzgar por las noticias de la prensa, de frío intenso y abundante lluvia, lo que no obsta para que el teatro registre uno de los llenos más completos. Los autores se han trasladado a la Ciudad Condal y han preparado personalmente algunos ensayos.
Caricatura del maestro Espí, 
aparecida en el periódico "La Gili" en 1899 
(Foto del autor)
La trama de la obra es bien sencilla y poética a la vez, genuinamente española y decididamente apasionante. Se desarrolla en una tribu de gitanos en los alrededores de Sevilla, y se basa en la imposibilidad amorosa de la gitana Aurora y el Marqués de Vargas; simple problema, como se presupone, de diferencia social y desigualdad de castas. Aurora, hija de Ventura, jefe del grupo, ha sido prohijada por una gran señora, en cuya morada la conoció y enamoróse de ella el citado marqués. Llevada Aurora a Sevilla después de la muerte de su madre adoptiva, un incendio pone en grave riesgo su vida, saliendo bien de tan difícil trance gracias a Jacinto --rico gitano - que, enamorado de la bellísima muchacha, ingresa en su grupo con el único deseo de hacerla su esposa. Aurora, que está agradecido a su salvador, se niega a un matrimonio con él puesto que su amor por el marqués le impide querer a otro hombre. El marqués ignora la raza de Aurora; cuando lo conoce no puede reprimir un gesto de repugnancia y desencanto. Aurora, entonces, desilusionada, accede a contraer nupcias con Jacinto. Al irse a celebrar los esponsales aparece el marqués reclamando sus derechos al amor de Aurora, y ésta, comprendiendo que, ni puede ser esposa de Gastón de Vargas por un abismal diferencia de raza, ni de Jacinto, a quien no ama, le arrebata a su padre una sortija que contiene un pequeño depósito con un tóxico de rápido efecto, y se envenena, ante el estupor de toda la tribu y el desespero del joven gitano que la había querido hacer su esposa.
Del éxito del acontecimiento teatral nos da sobrada idea el simple análisis de varias de las recensiones de prensa. Así, "El Noticiero Universal" barcelonés, que se expresa de la siguiente manera: "La ópera "Aurora", estrenada anoche en el Tívoli, alcanzó un éxito inmenso, proporcionando al eminente maestro señor Espí uno de los triunfos más grandiosos y espontáneos que hemos presenciado en los teatros de esta capital. "Aurora" pertenece a un género de música genuinamente español, es obra de grandes alientos, muy bien concebida..." "No puede calcularse las veces que se llamó al palco escénico a los autores, ni es posible enumerar las ovaciones dirigidas al maestro Espí. Terminada la función hubo que levantar el telón de boca diez o doce veces consecutivas para satisfacer al público .." (5).
"Aurora" ocupa las páginas de todos los periódicos barceloneses de todas las tendencias e ideologías. Se ocupan de la ópera de Aquilino Juan Ocaña y José Espí Ulrich, entre otros, "Protección Nacional", "La Publicidad", "El Noticiero", "El Correo Catalán", "El Mercantil", "El Diluvio", "La Esquella de la Torratxa". "Barcelona Cómica", "La Vanguardia" y "La Tomasa". De esta última publicación entrecomillamos un pequeño párrafo, en catalán, que se refiere a la labor del libretista: "...Molt ha contribuit a que la tasca del señor Espí sortís arrodonida, lo haver lograt un libre tan notable com es lo del Sr. Ocaña, ja que argument, situacións y brillant versificasió, fan que "Aurora" interessi vivament al espetador y pugui caspejar á sus "anchas" lo mestre compositor" (6)
Valencia, como es natural, está pendiente del acontecimiento teatral de Barcelona, y lo sigue con interés a través de las crónicas que publican diariamente "Las Provincias" --el periódico de don Teodoro Llorente-- y el "Mercantil Valenciano".
"Aurora" triunfa ruidosamente. En su estreno ha competido con "La Gioconda", que se representaba en el gran Liceo, y "Domingo de Ramos", zarzuela de Chapí. "Aurora" permanece en cartel hasta el 22 del propio mes de enero, esto es: once días consecutivos de representación. El último día de actuación, "al finalizar el acto segundo, el palco escénico quedó cubierto de ramos y coronas, la platea, de inspiradas poesías de los señores Molgosa, Bach y Sansón Carrasco, y en las tablas se presentaron varios criados --acomodadores--con valiosos regalos para los autores... la entusiasta cuanto merecida ovación que recibieron les emocionó tanto, que al pedirles el público que hablasen, sólo pudieron manifestar que enviaban un abrazo a Barcelona y a Cataluña entera..." (7).
Una curiosa circunstancia cabe añadir con respecto a la presentación en Barcelona de "Aurora". El tenor que la estrenó era, como los autores, valenciano, hijo de Godella: Lamberto Alonso, el mismo que años más tarde cantará por primera vez el inmortal Himno Regional del maestro Serrano. "Por una desgraciada casualidad --dice la prensa valenciana, lamentándose-- los catalanes se han llevado las primicias escénicas de nuestro tenor. El debut de Lamberto Alonso iba a ser con la ópera "Dolores" y en Valencia... pero se deshizo entonces la compañía que había en el teatro de la Princesa, y el futuro Lázaro, el seminarista, se transformó por un azar... en Jacinto, el gitano, con gran contento del maestro Espí..." (8).
Y, reseñadas todas estas cuestiones, claro es que de una manera muy por encima, un tanto superficial, bueno será que digamos que después de Barcelona "Aurora" estrenóse en Valencia, Granada y Sevilla. Más tarde, la compañía que paseaba triunfante la obra por los escenarios españoles, llevaría la ópera a Alcoy --24 de marzo de 1897-- representándose en su Teatro Principal. Esta décima que reproducimos sirve, como botón de muestra, para subrayar el entusiasmo que la obra produjo entre los paisanos del compositor:
"Aurora", errante gitana
que Aquilino Juan vistiera
con la pompa que le diera
su inspirada soberana;
si aurora fuiste, mañana
alumbrarás más que el sol,
pues que encendió tu arrebol
con su aliento colosal
de Espí el genio musical
gloria del suelo español.
Das después "Aurora" se estrena en Villena. "El Serpis", periódico alcoyano, nos da cuenta del acontecimiento al publicar una carta que desde la ciudad alicantina patria del libretista se remite a la redacción de dicho periódico: "Difícil sería afirmar --dice el autor de la misma--, qué tiene más mérito, si la letra o la música; ambas se hallan íntimamente identificadas en esa conjunción armónica, en ese misterioso enlace dentro del cual se desposan... "Aurora" será siempre una obra genial y hermosísima... así lo ha comprendido Villena corroborando el favorable juicio de los públicos de Barcelona, Valencia, Sevilla, Granada y Alcoy, al tributar una ovación entusiástica a Ocaña y Espí, excelentes poeta y músico que tan alto han puesto, con su primorosa obra, el nombre de la provincia de Alicante y e: de sus respectivos pueblos notables..." "Innumerables veces tuvieron que presentarse los autores en el proscenio, aclamados delirantemente por el escogido auditorio... que sabía sentir las grandes bellezas de la creación dramática y musical".
También aquí, en la ciudad que vio nacer al poeta y libretista de la obra, hubo versos para los autores, ciertas redondillas firmadas por Joaquín Vera, entre las cuales copiamos la que sigue:
Es ella... cual debe ser;
hechicera, encantadora;
hermosa, porque es "Aurora";
divina, porque es mujer.
No otra cosa ser podía
lo que ha nacido, al calor
de un beso, que con amor
diéronse Euterpe y Talía.
Y al tomar en ella parte
conjunción tan primorosa,
¡No ha de ser "Aurora" hermosa,
si tuvo por cuna el Arte!
Ni... ¿cómo no ser así...
un portento peregrino?
si el cuerpo la dio Aquilino
e infundióla el alma Espí.
Casi a renglón seguido la ópera se representará en Alicante, para ir a Madrid en 16 de mayo de 1E97, donde triunfa, de nuevo, con todas las de la ley; tanto, que la Infanta doña Isabel de Borbón, tan apasionada y entusiasta de las artes, dedicará al compositor - con quien años atrás ha aprendido a tocar el piano-- una fotografía suya, de su mano y letra dedicada: "Para el maestro D. José Espí Ulrich, en recuerdo del estreno de su ópera "Aurora". Madrid a 22 de mayo de 1897".
No hemos de referirnos a los triunfos que Ocaña y Espí consiguieron con su ópera en otras capitales españolas y países sudamericanos corno Argentina y Chile, a donde la ópera llegó precedida de inmejorable crítica. "Aurora" había venido --como lo dijera el maestro Amadeo Vives en "La Vanguardia" de 13 de enero de 1896-- a ser un precioso eslabón en la acariciada cadena de la ópera nacional, engarzándose, con todos los honores, con los de la "Dolores", de Bretón; "Margarita la Tornera", también del ilustre villenense Ruperto Chapí; "Pepita Jiménez", de Albéniz, y "Goyescas", de Enrique Granados.
Una escena del acto 2º de la Obra
(1) J. Pons Samper, "Una ópera española". Alicante, "La Correspondencia Alicantina", 20 agosto 1894.
(2) "Un acontecimiento literario". Alcoy, "La Unión Republicana", 22 octubre 1892.
(3) Julio de Vargas, "Viaje de "El Liberal" por España: Alcoy". Madrid, "El Liberal", 10 noviembre 1894.
(4) Riquín, "Crónica". Valencia, "Las Provincias", 6 noviembre 1895.
"Aurora", ópera en tres actos y cinco cuadros. Barcelona, "El Noticiero Universal", 12 enero 1896.
"Tívoli". Barcelona, "La Tomasa", 18 enero 1896.
"Carta desde Barcelona". Valencia, "Las Provincias" 4, 23 enero 1896.
Riquín, "El tenor Lamberto Alonso". Valencia, "El Mercantil Valenciano", 14 enero 1896.
Extraído de la Revista Villena de 1966

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