POEMAS DE AMOR Y SILENCIO
I
Llega la tarde,
las sombras, el recuerdo
-silencio con equipaje de olvido-,
melancolía breve,
de un azul casi enamorado,
silente, frágil,
abriendo un eco débil
que vive lentamente
y palpita la sangre...
II
La oscuridad es un misterio
traspasado de estrellas,
la sombra de un sendero solitario,
fría tarde callada
de un río de amor -lecho de miedo-.
Cabalga la noche entre
las sombras de los últimos rescoldos.
Un callado sabor de lejanía
ha dejado en la tierra
ojos pensativos y ausentes.
Duelen estas ansias de lobo
en los álamos del silencio.
III
Tu imperceptible voz
-temblor de miedo-
llama un instante
al espejo quebrado de mi rostro,
el sol, reencarnado en deseo,
se vuelca, se abre en un pozo
como una espesa niebla,
como grieta profunda
escapa al abismo,
desde el mar creciente de mi angustia
hasta las sinuosas pendientes
de tu océano en llamas.
Crepusculares
son las sendas del aire,
cada poro de la noche
es un clamor sonámbulo
abierto al miedo,
querer borrar las huellas
en un mar no hallado.
PEDRO VILLAR
AUTOR… Rafa Hernández
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El Poeta contempla el lugar donde su amada duerme un sueño de piedra
Aquí yace el amor, en este suelo
en que dormita un cuerpo antaño ardiente:
carne de piedra, corazón de fuente
rígido ya y eterno en su desvelo.
Y una mirada absorta contra el cielo
clava unos ojos yertos de simiente
en un surco lejano, más no siente
temblar su llama en derretido vuelo.
Pero es el vuelo al fin, pero es la pura
sangre de viento y de dolor transida,
hecha ya muerte mineral y dura.
En los labios abiertos de esta herida
pone la tarde (sombra de amargura)
su doliente canción entristecida.
Ángel L. Prieto de Paula
Extraído de la Revista Villena de 1984
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