Cada semana el grupo Cronistas de Villena publica un microrrelato relacionado con nuestra Fiestas de Moros y Cristianos, poniendo en valor “pequeñas perlas” inspiradas en nuestra Fiesta con infinidad de matices: originales, entrañables, históricos, populares, etc.
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Contrastes que emocionan
Autor: Adrián Hernández Forte – Cronista Comparsa de Moros Beréberes
El día empieza con toques de tristeza y melancolía. Al terminar la diana, ya todos en la plaza, los arcabuceros empiezan a calentar los pistones, con ese petardeo tan característico, a la vez que los alféreces mecen sus banderas tranquilamente. Los nervios van aflorando, mientras cientos o miles de cuellos se estiran todo lo que se puede y más, pues nadie quiere perderse ni un instante de lo que está por llegar.
Su figura asoma en la plaza, y con ella da comienzo un atronador estruendo. Sus pasos, aunque cortos, son rápidos, mientras, entre volteos de bandera, atraviesa esa nube grisácea que envuelve a la plaza entera. Llega a la barrera y de repente, se gira y mira a su pueblo, ese que con tanta devoción la recogió hace tan sólo 14 días, y que durante todo este tiempo la ha cuidado y mimado. Su mirada se encuentra con otras tantas, todas ellas tristes, alguna incluso con lágrimas deslizándose por la mejilla. Durante los escasos segundos que dura ese cruce de miradas, ella escucha a cada uno de los que están en la plaza: unos le piden salud, otros que vuelva pronto y otros que no se vaya. Sin embargo, el momento ha llegado, ella se vuelve a su casa mientras que el pueblo entero llora su despedida y anhela su vuelta.
En cuestión de minutos, como por arte de magia, la tristeza del momento da paso a una alegría desbocada que inunda las calles de Villena, las comparsas y a las gentes, y eso que las fiestas están llegando a su fin. El siguiente acto es el almuerzo, que se desarrolla entre risas y charraicas donde se recuerdan todos los momentos pasados en las Fiestas. Ya por la tarde, en el desfile, pese a ser el último, todos los poros de la piel emanan felicidad y alegría. Ya nadie se acuerda de la tristeza que esta mañana nos sumía a todos. Y es que esos contrastes son una de las cosas que hacen únicas las Fiestas de Villena, en ocasiones se pasa del todo a la nada y de la nada al todo en cuestión de segundos.
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