SEMANA SANTA VILLENA 2017
Cartel autor... Manuel Ferri - "El dolor y la Cruz"
Cartel autor... Manuel Ferri - "El dolor y la Cruz"
En Santa María comienza la andadura de sentimientos, ilusiones, lágrimas y emociones de la Semana Santa Villenera 2017, a cargo de Mari Carmen, Mary, Mari Virtu y Jorge encargados de trasmitir el sentir de las Cofradías.
Manuel Coloma presenta al pregonero D. Francisco Javier Esquembre, alcalde de Villena que pregona la Semana Santa recordando esas Pascuas de su infancia que a muchos nos suenan ya muy lejanas.
Con todos los presidentes que componen la Junta Mayor de Cofradías y Hermandades, se impone la medalla como nueva presidenta de Nuestra Señora de la Soledad a María Ángeles.
Seguidamente el momento más esperado por todos los cofrades, el nombramiento del Nazareno del Año, por su buen hacer es para Higinio Urbano que lo recibe sensiblemente emocionado. Enhorabuena Higinio.
Ha comenzado la Semana Santa Villena 2017
PREGÓN SEMANA SANTA 2017
Por Francisco Javier Esquembre
Amigos, amigas, compañeros/as de corporación, cofrades, miembros y presidentes y presidentas de las cofradías y hermandades de Semana Santa, Manolo, presidente de la Junta Mayor de Hermandades, estimado Efrén, presidente de la Junta de la Virgen, presidente y vicepresidente de la Junta Centrald e fiestas, querida familia… Muy buenas noches. Gracias por estar aquí.
Agradezco profundamente que se me haya invitado a proclamar este pregón. Resulta tremendamente emocionante pero especialmente difícil para quien como alcalde con frecuencia tiene que informar, avisar, pregonar muchas situaciones. Y es que me invitáis a proclamar el pregón porque me habéis propuesto que anuncie algo verdaderamente importante: la Semana Santa. Tiene esta tarea muchas facetas, cual diamante, y hay en todas un brillo muy especial.
Anunciar una Semana basada en hechos que, desde la tradición, la fe, la cultura o la historia, conectan directamente con la vida de las personas, con sus gozos, sus alegrías, sus penas y sus esperanzas es realmente transcendente. Anunciar que nuestra ciudad, entre descanso y devoción, tendrá unos días para la celebración, la música y el encuentro es también todo un reto. Vivir la Semana Santa en Villena será nuestra oportunidad, sólo posible con el esfuerzo de la Junta Mayor de Hermandades y Cofradías de Semana Santa a quien agradezco el esfuerzo que día a día han hecho para sacar a la Semana Santa villenense del letargo que vivía.
Habéis pasado momentos difíciles, habéis luchado contra corriente, compitiendo en adversidad y casi en una ligar mayor. Pero habéis logrado dar a la Semana Santa en Villena el empaque e importancia que una ciudad con tanta historia como la nuestra merece.
Os hablo con la preocupación de tener que medir un poco mis palabras para que no sean sólo las del villenense enamorado de la Semana Santa quien proclama, sino que puedan ser las de toda la ciudad teniendo en cuenta mi condición de alcalde y de creyente. No sé si lo conseguiré. Disculpad si se cuela alguna mezcla llamativa.
Os habla alguien muy prendado del sentimiento que estos días nos ofrece. Alguien que de niño, correteando entre Santa María y Santiago, miraba temeroso cucuruchos y capirotes, escudriñaba los atuendos de los cofrades buscando donde guardarían los caramelos, y pensaba en las imágenes que albergaban nuestras Iglesias como si fueran a dormir en el templo como si estuvieran en su casa.
Con la mirada puesta en la mona, he pasado las tardes de jueves y viernes atento a los redobles de tambor y al sonido de cornetas que llenaba la tarde Villenense. Pan, pan, para pan, piiiiiiipa, para pipa… porrón, porrón. Y Fani dibujaba un divertido jeroglífico cuyos símbolos (barra de pan, cuchillo, porrón de vino, tabaco...) terminaban completando los acordes de recogimiento. Tres momentos recuerdo especialmente de esos días de la infancia, toda una semana ahora, para acercar la memoria. Del Jueves Santo el debido silencio después de los oficios, del viernes...¡el potaje de garbanzos!. Del sábado, la interminable jornada en la que nada pasaba a la espera de las zapatillas de pascua y la camisa de cuadros, seguramente la de mi querido hermano Roberto, del año anterior. Esperaba la vuelta de Bulilla con el trozo de longaniza y el peazo toña que sobraría, entonando el “chinchamela, por la cañá...”. Pero estábamos primero y todavía en el “mirad el arbol de la cruz...”
También mezclo otros recuerdos de dentro y fuera. Siempre eran los romanos algo a ver. En Jumilla, ciudad de mi madre, para mí suponían la mayor novedad. Cohortes enteras. En Villena la curiosidad. Y Nuestro Padre Jesús en Santa María con su melena y su túnica, siempre admirándolo y sintiendo lo pesado de ese madero. Y los caramelos de esos largos y alguna que otra saeta. Y algún que otro petardo con la riña de un adulto pidiendo respeto y veneración. Pero de tantos detalles curiosos y entrañables, de tantos momentos de devoción y fiesta, el niño que vuestro alcalde era encontró una pasión mayor. La que se define con P mayúscula y que en versos del poeta, con P mayúscula también, Pedro Casaldáliga, además obispo en Mato Grosso, Brasil , hace una llamada de indigación y esperanza:
“Su sepulcro vacío,
nuestros sepulcros llenos
de pueblo masacrado
anuncian la Mañana”.
Masacre real, la del hambre y la violencia, y masacre figurada provocada por el expolio de la naturaleza, la envidia, el egoísmo, la indiferencia, la pobreza, la soledad, la enfermedad...Sea cual sea, hace que cobren así sentido imágenes y procesiones que señalan una experiencia mayor. Y es que el pueblo que aguarda y venera, convierte las vivencias de la tradición en vida y actualiza sus detalles. Es entonces cuando la Semana Santa se propaga y libera de manera cotidiana, transformando el dolor en fiesta y en solidaridad, y el abatimiento en serenidad y compromiso. Y la talla rugosa, el pigmento rojizo, la lágrima en la mejilla, la brillante tela de una imagen engalanada se hace soporte cotidiano y punto de partida. Se hace sustento y apoyo, motivo y arrojo. ¿¡Cómo si no poder hacer fiesta de un patíbulo!!
Lo que se anuncia: Es tanto lo que se puede decir para anunciar unos momentos tan grandes que tal vez expresando el doble valor que tienen lo consiga. La doble oportunidad de encontrarnos con unas procesiones de no demasiada participación pero si de un significado profundo y una gran emoción. En otros grandes momentos festivos de nuestra ciudad, con hablar de la Losilla al Portón se dice prácticamente todo, pero para este período, para Semana Santa, son muchos otros portones los que traspasamos. Los de cada iglesia que alberga un paso, los de cada casa que ofrece su preocupación y su esperanza, los de cada corazón que mantiene su devoción. Los de cada esquina, cada mirada, cada caricia o cada abrazo que refleja una aspiración y un sentimiento y convierte a nuestra ciudad en la posibilidad enorme de encuentro y cambio.
Porque en esta ciudad que engrandecéis con procesiones y actos la vida que fluye la hacéis paso. Vosotras, hermandades y cofradías que desde el trajín diario ofrecéis una vidriera de sentimientos fundidos y marcados de color... La HERMANDAD DEL SANTÍSIMO CRISTO DE LA LUZ Y JESÚS RESCATADO, LA HERMANDAD DE NUESTRO PADRE JESÚS DEL AMOR EN SU PRENDIMIENTO Y MARÍA SANTÍSIMA DE LA ESPERANZA,, La Hermandad del Santísimo Cristo de la Caída y Mª Santísima de la Amargura, La Hermandad del Santísimo Cristo de las Penas, LA COFRADIA DE NUESTRO PADRE JESÚS, LA COFRADIA DEL CALVARIO, LA Hermandad del Santo Sepulcro y Cristo de la columna, La Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad, La Cofradía de Nuestra Señora de los Dolores, La Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias, La Hermandad del Cristo Resucitado.
Y las imágenes a las que acompañais: El Cristo de la luz, CRISTO DE LA COLUMNA, CRISTO DE LA PENAS, NUESTRA SEÑORA DE LAS ANGUSTIAS Y NUESTRA SEÑORA DE LA SOLEDAD. Nuestra señora de la Esperanza, NUESTRO PADRE JESÚS DEL AMOR EN SU PRENDIMIENTO, El Santo Sepulcro, Ecce homo. Disculpad si falta alguna.
Y como providencia, regalo hermoso, la reciente donación del Ecce Homo de Juan Flor ofrece, con su simbolismo, hombro, sustento, apoyo para dar valor y engrandecer aún más nuestra semana santa. Gracias Juan por tu trabajo. Gracias Lorenzo por la iniciativa.
Son días de fiesta y lo son también de tránsito, el de un tiempo a otro, de un estado a otro, de una estación a otra. Al final, la historia de los pueblos se remonta de manera sabia y extraordinaria incorporando elementos esenciales en su vida y celebraciones. La luna llena y la primavera en la piel de estas fiestas. Brotar y renacer en el fondo. En una cultura. Con el corazón humano, agnóstico, Maya, budista, musulmán o cristiano bañándose de naturaleza viva.
Nuestras calles pasan del júbilo al recogimiento sin abandonar su capacidad de acogida. Nuestras principales iglesias, marcadas por la historia, abren sus puertas para ofrecer el hermoso escaparate de nuestros pasos. Y estos, cuál crisol que transforma, cobran la vida de quien les espera. Una gota de sangre del Cristo de la Penas es el agua reparadora de la enfermedad; los lazos que atan a la columna, compañía para la soledad, y ésta, La Soledad, sonrisa de apoyo ante la ausencia o la debilidad. Una corona espinada ya no es tormento sino compromiso con una familia rota, y una lanza en el costado no hiere sino que te acerca al dolor de una familia desahuciada, y esa Esperanza, bálsamo de un corazón desgarrado.
Y así, cada rostro, paso, punta, costado, clavo o brazo terminan siendo color, luz, compañía, sanación, rebeldía, compasión...reactualizándose la novedad y el misterio para, hacer camino, seguir andando, sufriendo y gozando en esta hermosa Villena.
Semana santa engalanada con el esfuerzo de cofrades y de la Junta Mayor de Hermandades y Cofradías que tanto empeño pone.. De Santa María a la Calle nueva, como el hilo de agua que surtía nuestras fuentes, un hilo de devoción nos acompaña. De Santiago a la Puerta Almansa como llamada a la ciudad abierta que somos, un aluvión de esperanza nos inunda. Y este año con una procesión más, la de las personas enfermas. otra vez ofrecéis las cofradías una apasionante dualidad, la de la inclusión de tantas personas que tienen un reto de sanación vital y personal, y la de introducir nuevas calles, en ese entramado histórico que nos conformó como ciudad.
Un lugar emblemático, Las Cruces, es de mona y de recreo pero también de recogimiento, devoción y superación como se mostrará en el viacrucis. El Viernes de dolores nos llevará hasta este Paraje y con sabiduría al pensamiento de la vida y de la naturaleza que con inclusión brilla aunque muchas veces se le humilla.
Bulilla en una punta, el Grec en la otra, delimitan aspiraciones de tradiciones de nuestra ciudad. ¡Y retos urbanísticos a solucionar!!. Pero antes de que sea la Pascua el momento de que lleguemos allí, las calles y esquinas de nuestra ciudad habrán sido escenario del tesón de los y las cofrades, de la voz desgarrada de una saeta, del redoble rompedor de los tambores y del latido silencioso de nuestros corazones.
Habremos vivido las novedosas procesiones. Después, la calle ancha, desbordada, se abrirá en millones de esquinas, las de los poros de nuestra piel. No cabía en “el altico” tanta emoción, ni los millares de sentimientos entrecortados por los aplausos que un profundo encuentro levanta. Cada quien con su despedida, llanto, gozo o amargura. La despedida que no lo es tanto porque espera un nuevo abrazo, la que es de superación de trabas, la que es definitiva. O la que implica seguimiento.Y de ahí, nuevamente la calle que acoge a la cofradía y la prolonga, la que transita humanidad y genera deseo. La calle de una Villena que se enfada por sus más de 3700 personas paradas, por sus cerca de 6000 personas que están cerca del umbral de la pobreza, por sus más de 70 mujeres que tuvieron que denunciar por violencia de género, por sus millones de metros cúbicos de agua que se van de su subsuelo.
Horas después, en la noche, el entierro de un justo nos convocará para reafirmar nuestra indignación ante la ignominia, el sufrimiento y la crueldad. Y nuestro acompañamiento en el dolor, la soledad o la muerte. Seguramente, al tiempo, copas y tapas en cualquier bar mostrarán la normalidad de nuestra vida. El domingo, un raudal de luz brillará anunciando ese otro mundo posible.
Como hermosa coincidencia termino de definir este pregón en Buenos Aires, frente a la Plaza de Mayo y junto a la catedral donde el Papa Francisco ejerció como Obispo de esta preciosa ciudad. En este lugar, en medio de la belleza arquitectónica y cultural, todo el esfuerzo y la esperanza de la Semana Santa se actualiza. No es en la plaza de Santiago sino en la Plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada, donde el recuerdo de las madres y abuelas de la Plaza de Mayo, que se enfrentaron y enfrentan a la represión, la impunidad y luchan por los Derechos Humanos, trae sobre ellas muchas de las imágenes que en estos días procesionarán: el dolor, la sinrazón, la vergüenza de la inhumanidad. Muy cerca, en catedral, la placa que recuerda el nombramiento del Papa recoge la esperanza de un pueblo, de los pueblos, que se colma con un camino donde el esfuerzo y el sacrificio, no tiene valor por sí mismos sino por acercarnos a una meta mayor de convivencia y equidad.
Hechos y versos que expresan resurrección y reparación. Y sin alardear de cultura, termino alguna de estas reflexiones en el café Tortoni donde Jorge Luis Borges acudía a sus citas literarias y el gran Carlos Gardel lanzaba y elevaba el sentimiento del tango, cual aguja, cual saeta.
Pero esta Semana Santa que me habéis permitido pregonar la vamos a vivir, sentir y disfrutar en nuestra Villena que tanto amamos. Y serán sus calles, muchas hermosas y arregladas, otras por reparar, algunas olvidadas, las que sentirán el ruido de pies, báculos cuerdas y arrastre de cadenas. Será su aire, a veces irrespirable, el que trasportará el lamento de una trompeta, el afilado reclamo de una saeta o el redoble de un tambor. Será su cielo el que cobije a cofrades, paisanos y visitantes.
Será su luz, sus espacios abiertos, su rico patrimonio, su vida cultural y asociativa la que se mezcle con la experiencia vital de estos días. Porque siguiendo el trajín cotidiano, la Semana Santa impregna nuestro ser.
Saldréis a la calle cofrades, anunciando algo nuevo, sintiendo que el dolor no permanece, que la vida es cambio y que vuestro esfuerzo es virtud de la que podemos aprender. Ofrecéis a Villena oportunidad de celebrar y de paso, un atractivo turístico que también nos engrandece.
A 11000 m de altura termino este pregón., contemplando tanto nuestra pequeñez como la grandeza del universo. Tan alto como vuestro esfuerzo. Gracias por la labor, gracias por convertir Villena en un hermoso espacio de recogimiento. Salgamos, vivamos, compartamos.
Buenas noches.
Fotografías 1er Concurso Fotográfico Semana Santa 2016
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