El castillo de Villena - José Fernando Domene Verdú
Incluido en la guía turística y cultura 2013 editada por M&C.
El castillo de Villena está de actualidad debido a las obras de restauración y a las excavaciones arqueológicas que en él se están realizando desde el pasado año. Las excavaciones arqueológicas han sido interesantísimas porque han puesto al descubierto las antiguas estructuras que existían en el patio de armas del castillo. La restauración ha consistido en la limpieza de toda la muralla interior del castillo y las paredes de la Torre del Homenaje. Esta restauración ha sido motivo de comentario en los últimos meses por parte de la ciudadanía.
En el siglo IX, en pleno califato omeya, se construyó el castillo de Salvatierra (Tendero, 2007) sobre los restos del antiguo oppidum íbero del siglo III a. C. como un elemento del sistema defensivo que comunicaba visualmente todos los castillos del valle del Vinalopó entre sí y con el Hisn Laqant o castillo de Alicante. Además, dominaba visualmente la calzada árabe que iba de Alicante a Valencia y pasaba por lo que ahora es el camino de Játiva, a varios kilómetros de Villena , por lo que no se cita en los itinerarios de Al-Udrī y Al-Idrīsī, mientras que sí que citan Biyār (Biar).
En el siglo IX, en pleno califato omeya, se construyó el castillo de Salvatierra (Tendero, 2007) sobre los restos del antiguo oppidum íbero del siglo III a. C. como un elemento del sistema defensivo que comunicaba visualmente todos los castillos del valle del Vinalopó entre sí y con el Hisn Laqant o castillo de Alicante. Además, dominaba visualmente la calzada árabe que iba de Alicante a Valencia y pasaba por lo que ahora es el camino de Játiva, a varios kilómetros de Villena , por lo que no se cita en los itinerarios de Al-Udrī y Al-Idrīsī, mientras que sí que citan Biyār (Biar).
El castillo de Villena se construyó en dos fases, una en época árabe, en el siglo XII, y otra en época cristiana, a mediados del siglo XV, a cargo de don Juan Pacheco. El Castillo de la Atalaya fue construido por los árabes a finales del siglo XII, según R. Azuar (2004), después de que el califa almohade Yusuf I acampara en Villena en 1172. Entonces se construyeron las dos primeras plantas de la torre del homenaje y la muralla interior. “Las construcciones más antiguas del castillo son las dos primeras plantas de la torre y del núcleo de las muralla, ya que la factura y la disposición del tapial coincide arquitectónicamente con las primeras fases constructivas. Por otro lado, el antemural, con el ingreso reforzado por dos cubos circulares y troneras en las alturas, así como las mismas características en la muralla, y los dos cuerpos superiores de la torre, son obra, con toda seguridad, del segundo marqués de Villena, Juan Pacheco, como demuestran los blasones heráldicos existentes en la parte superior de la torre y en el amurallamiento” (Hernández Alcaraz, 2001, 78).
En el siglo XII, se construyó el Castillo de la Atalaya, en una colina junto a la ciudad islámica, y ambos castillos estaban comunicados visualmente. En el siglo XII, lo cita también por primera vez el árabe Al-Hiğārī (muerto en 1155), escrita Bilyāna, como lugar de nacimiento del poeta Abū-l-Hasan Rāšid ibn Sulaymān, que es el primer hijo ilustre de Villena. Este villenense andalusí fue célebre por haber servido en la corte del rey murciano Abū cAbd ar-Rahmān ibn Tāhir, que se había independizado del rey de Valencia tras la muerte de su padre en 1063 y fue un literato renombrado que se rodeó de otros escritores entre los que se encontraba el villenense citado . También en el siglo XII, el escritor valenciano Ibn Iyyād (1111-1179) cita a Villena como la ‘[capital] de uno de los distritos de Murcia’ (min a`māl Mursiya), lo que confirma su pertenencia al reino taifa de Murcia y su importancia dentro de él. Tan importante era en el reino de Murcia que es a mediados del siglo XII cuando se construye el Castillo de la Atalaya para protegerla de la invasión almohade, que comenzó en el 1145 y no culminó la conquista del reino de Valencia hasta 1172. Precisamente “acampó en el castillo de Bilyāna” el califa almohade Yūsuf I (1163-1184) el domingo 13-8-1172 a su regreso de la batalla de Huete: “El domingo, día 13, se acampó en el castillo de Villena (Balyāna en el texto árabe)” (Soler, 2006, 40).
En el siglo XII, se construyó el Castillo de la Atalaya, en una colina junto a la ciudad islámica, y ambos castillos estaban comunicados visualmente. En el siglo XII, lo cita también por primera vez el árabe Al-Hiğārī (muerto en 1155), escrita Bilyāna, como lugar de nacimiento del poeta Abū-l-Hasan Rāšid ibn Sulaymān, que es el primer hijo ilustre de Villena. Este villenense andalusí fue célebre por haber servido en la corte del rey murciano Abū cAbd ar-Rahmān ibn Tāhir, que se había independizado del rey de Valencia tras la muerte de su padre en 1063 y fue un literato renombrado que se rodeó de otros escritores entre los que se encontraba el villenense citado . También en el siglo XII, el escritor valenciano Ibn Iyyād (1111-1179) cita a Villena como la ‘[capital] de uno de los distritos de Murcia’ (min a`māl Mursiya), lo que confirma su pertenencia al reino taifa de Murcia y su importancia dentro de él. Tan importante era en el reino de Murcia que es a mediados del siglo XII cuando se construye el Castillo de la Atalaya para protegerla de la invasión almohade, que comenzó en el 1145 y no culminó la conquista del reino de Valencia hasta 1172. Precisamente “acampó en el castillo de Bilyāna” el califa almohade Yūsuf I (1163-1184) el domingo 13-8-1172 a su regreso de la batalla de Huete: “El domingo, día 13, se acampó en el castillo de Villena (Balyāna en el texto árabe)” (Soler, 2006, 40).
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1 Villena estaba muy cerca del itinerario de Murcia a Valencia, que pasaba por el actual “camino de Játiva”, cercano a la ciudad: “De la ciudad de Murcia a la ciudad de Orihuela, una etapa (25 km.); a la alquería de Aspe, una etapa (40 km.); a Biar, una etapa (44 km.); a la ciudad de Játiva, una etapa (57 km.); a Alcira, una etapa (22 km.); a Valencia, una etapa (37 km.)” (Soler, 2006, 37).
2 El testimonio de Al-Hiğārī lo recoge Ibn Sa’īd al-Magribī (nacido en Granada en 1213 y muerto hacia 1284), quien la cita ya como ciudad (mādinat Bilyāna) en su obra Al-Mugrib fī hulā al-Magrib (ed. Š. Dayf, El Cairo, 1955, I, 272): “La ciudad de Villena ofrece un bello aspecto. Dispone de agua abundante y tiene huertos. Se encuentra al norte de Murcia. De ella es Abū-l-Hasan Rāšid ibn Sulaymān”.
1 Villena estaba muy cerca del itinerario de Murcia a Valencia, que pasaba por el actual “camino de Játiva”, cercano a la ciudad: “De la ciudad de Murcia a la ciudad de Orihuela, una etapa (25 km.); a la alquería de Aspe, una etapa (40 km.); a Biar, una etapa (44 km.); a la ciudad de Játiva, una etapa (57 km.); a Alcira, una etapa (22 km.); a Valencia, una etapa (37 km.)” (Soler, 2006, 37).
2 El testimonio de Al-Hiğārī lo recoge Ibn Sa’īd al-Magribī (nacido en Granada en 1213 y muerto hacia 1284), quien la cita ya como ciudad (mādinat Bilyāna) en su obra Al-Mugrib fī hulā al-Magrib (ed. Š. Dayf, El Cairo, 1955, I, 272): “La ciudad de Villena ofrece un bello aspecto. Dispone de agua abundante y tiene huertos. Se encuentra al norte de Murcia. De ella es Abū-l-Hasan Rāšid ibn Sulaymān”.
Tras la conquista cristiana en 1240 y el Tratado de Almizra e 26-3-1244, tuvo lugar la creación del Señorío de Villena por Alfonso X para su hermano Don Manuel. Su hijo, el príncipe don Juan Manuel, residió en él temporalmente, hizo obras en el castillo en 1308 y debió construir la muralla de la ciudad. También mandaría revestir con mampostería parte de los primitivos muros de tapial de la muralla interior . El 1º Marqués de Villena (1369-1395), don Alfonso de Aragón, a finales del siglo XIV, también hizo obras en el castillo en 1381, y en 1387 mandó construir “la barrera”, que era una pared de madera que circundaba todo el recinto del castillo (Alcover y Moll, 1962); siendo las obras dirigidas por judíos (Pretel y Rodríguez, 1998, 217, nota 142). El 2º Marqués de Villena (1445-1468), D. Juan Pacheco, lo reformó y amplió a mediados del siglo XV, construyendo las dos últimas plantas de la Torre del Homenaje, la muralla exterior (lo que hizo fue “fazer labrar el castillo desa dicha villa e los adarves della”) y las tres torres circulares que están en los ángulos de la muralla interior, así como revistiendo de mampostería parte de la muralla interior de tapial. Tras la rebelión contra el 3er Marqués en 1476, Villena pasó definitivamente a la Corona y se construyeron los principales edificios de la ciudad.
El Castillo de la Atalaya consta, por tanto, de cuatro partes, que corresponden a cuatro etapas de su construcción: la árabe, la cristiana de don Juan Manuel (de principios del siglo XIV), la cristiana de don Alfonso de Aragón (de finales del siglo XIV) y la cristiana de don Juan Pacheco (de mediados del siglo XV). Las dos primeras plantas de la torre del homenaje con sus bóvedas almohades son de tapial o argamasa y fueron construidas por los árabes en el siglo XII. La muralla interior también es de tapial o argamasa, y debe tener esa misma cronología, aunque en ella se ha encontrado un resto cerámico del siglo XIV y, por tanto, debió ser reconstruida o, más exactamente, reformada por don Juan Manuel a principios del siglo XIV, al mismo tiempo que la muralla de la ciudad. La muralla exterior, las tres torres circulares de los ángulos de la muralla interior y las dos últimas plantas de la torre del homenaje son de mampostería a base de piedras con sus ángulos redondeados y fueron construidas por don Juan Pacheco, 2º marqués de Villena, a mediados del siglo XV.
El Castillo de la Atalaya consta, por tanto, de cuatro partes, que corresponden a cuatro etapas de su construcción: la árabe, la cristiana de don Juan Manuel (de principios del siglo XIV), la cristiana de don Alfonso de Aragón (de finales del siglo XIV) y la cristiana de don Juan Pacheco (de mediados del siglo XV). Las dos primeras plantas de la torre del homenaje con sus bóvedas almohades son de tapial o argamasa y fueron construidas por los árabes en el siglo XII. La muralla interior también es de tapial o argamasa, y debe tener esa misma cronología, aunque en ella se ha encontrado un resto cerámico del siglo XIV y, por tanto, debió ser reconstruida o, más exactamente, reformada por don Juan Manuel a principios del siglo XIV, al mismo tiempo que la muralla de la ciudad. La muralla exterior, las tres torres circulares de los ángulos de la muralla interior y las dos últimas plantas de la torre del homenaje son de mampostería a base de piedras con sus ángulos redondeados y fueron construidas por don Juan Pacheco, 2º marqués de Villena, a mediados del siglo XV.
El castillo sufrió el intenso bombardeo del ejército austracista durante la Guerra de Sucesión durante el asedio a la ciudad, concretamente entre el 18 y el 24 de abril de 1707, partiendo ese último día hacia Almansa, donde les esperaba el ejército borbónico, que resultaría vencedor el 25-4-1707 en la Batalla de Almansa. Como consecuencia del bombardeo, resultó destruida la puerta de entrada al castillo por la cara norte de la muralla exterior, y todavía se pueden ver los huecos dejados por las bombas en los muros de la torre del homenaje. En 1812, también fue ocupado por el ejército francés al mando del mariscal Suchet, quien voló la parte central de las cubiertas de las cuatro plantas de la torre del homenaje.
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3 “Et como quier, sennor, que yo la villa daquí de Villena mando çercar, sabet que no fincará la labor del castiello por ello, ca tengo que todo es más guarda del castiello. Et pues, sennor, vuestra merçed fue de me enviar esto mandar, pido vos por merçed, si lo faser podedes, que un maestro que me dixieron que está preso en Valençia, que fue del Almirante et de Barnalt Scaples, que lo enviásedes aqui unos tres meses o quatro, quando donna Surina vos enviare desir que la dicha lavor está apareiada. Et tener vos lo he en merçed” (Soler, 1969, 217-218).
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3 “Et como quier, sennor, que yo la villa daquí de Villena mando çercar, sabet que no fincará la labor del castiello por ello, ca tengo que todo es más guarda del castiello. Et pues, sennor, vuestra merçed fue de me enviar esto mandar, pido vos por merçed, si lo faser podedes, que un maestro que me dixieron que está preso en Valençia, que fue del Almirante et de Barnalt Scaples, que lo enviásedes aqui unos tres meses o quatro, quando donna Surina vos enviare desir que la dicha lavor está apareiada. Et tener vos lo he en merçed” (Soler, 1969, 217-218).
Tres restauraciones se han realizado en el Castillo de la Atalaya. En la restauración de 1958-1963, se añadió una tercera torre circular al O de la puerta de entrada. En total, “la muralla exterior está defendida por doce torreones circulares y semicirculares” (Hernández Alcaraz, 2001, 77), aunque uno de ellos fue añadido en la restauración de 1963. Se trata de uno de los dos torreones que están junto a la puerta de entrada el recinto, concretamente el de la parte Oeste de ella.
En la restauración de 1999-2000, se completó la parte superior de la cerca exterior del castillo, pero se hizo en línea recta, sin almenas, cuando en la Edad Media todos los castillos tenían almenas en sus murallas porque eran las almenas las que permitían esconderse detrás de ellas a los soldados que defendían el castillo cuando no estaban disparando sus arcos o sus ballestas. Los restos que han dejado y el dibujo pintado en una de las paredes de la sala de la segunda planta de la torre del homenaje confirman que las dos cercas del castillo tenían almenas en su parte superior, tal y como se dice en La Relación de Villena de 1575 (Soler, 1969, 34-35). También se enlucieron las dos bóvedas almohades con nervios de ladrillo de las dos primeras plantas de la Torre del Homenaje, ocultando de forma incomprensible tan valioso y característico elemento constructivo (Ferre de Merlo, 2000). Igualmente, se colocaron la caseta metálica que da acceso a la terraza superior de la Torre del Homenaje y la barandilla de hierro que recorre toda la escalera de dicha torre. Precisamente la caseta y la barandilla de hierro fueron la causa de los destrozos causados por el rayo que cayó en el castillo en mayo del año 2010, porque, al ser conductores de la electricidad, condujeron la fuerza y la energía del rayo a lo largo de toda la escalera gótica, causando graves destrozos en ella y en las salas de las plantas superiores.
En la restauración de 2012-2013, se han limpiado toda la muralla interior del castillo y las paredes de la Torre del Homenaje. En la pared de tapial de las dos primeras plantas, han llamado la atención las ridículas rayas blancas que se han añadido, tapando los huecos dejados por las antiguas estructuras de madera que sirvieron para construir los muros de tapial o argamasa (arena y cal) de la Torre del Homenaje. Las excavaciones arqueológicas que se han realizado simultáneamente a esa desafortunada restauración han sido, por el contrario, enormemente interesantes y fructíferas, porque han permitido conocer las antiguas y desaparecidas estructuras arquitectónicas que se levantaban en el patio de armas, como eran las viviendas de los soldados de la guarnición del castillo, una gran sala de recepción y, en la barbacana, los cimientos de la antigua ermita de la Virgen de las Nieves o del Castillo. Las excavaciones arqueológicas, por tanto, nos han permitido saber que todo el patio de armas estaba ocupado por estructuras (viviendas, salas, estancias, etc.) y que la iglesia de la Virgen de las Nieves o del Castillo estuvo situada realmente en la barbacana del castillo. Por el contrario, la restauración de los muros nos ha dejado un castillo psicodélico, más propio del siglo XXX que del siglo XII.
En la restauración de 1999-2000, se completó la parte superior de la cerca exterior del castillo, pero se hizo en línea recta, sin almenas, cuando en la Edad Media todos los castillos tenían almenas en sus murallas porque eran las almenas las que permitían esconderse detrás de ellas a los soldados que defendían el castillo cuando no estaban disparando sus arcos o sus ballestas. Los restos que han dejado y el dibujo pintado en una de las paredes de la sala de la segunda planta de la torre del homenaje confirman que las dos cercas del castillo tenían almenas en su parte superior, tal y como se dice en La Relación de Villena de 1575 (Soler, 1969, 34-35). También se enlucieron las dos bóvedas almohades con nervios de ladrillo de las dos primeras plantas de la Torre del Homenaje, ocultando de forma incomprensible tan valioso y característico elemento constructivo (Ferre de Merlo, 2000). Igualmente, se colocaron la caseta metálica que da acceso a la terraza superior de la Torre del Homenaje y la barandilla de hierro que recorre toda la escalera de dicha torre. Precisamente la caseta y la barandilla de hierro fueron la causa de los destrozos causados por el rayo que cayó en el castillo en mayo del año 2010, porque, al ser conductores de la electricidad, condujeron la fuerza y la energía del rayo a lo largo de toda la escalera gótica, causando graves destrozos en ella y en las salas de las plantas superiores.
En la restauración de 2012-2013, se han limpiado toda la muralla interior del castillo y las paredes de la Torre del Homenaje. En la pared de tapial de las dos primeras plantas, han llamado la atención las ridículas rayas blancas que se han añadido, tapando los huecos dejados por las antiguas estructuras de madera que sirvieron para construir los muros de tapial o argamasa (arena y cal) de la Torre del Homenaje. Las excavaciones arqueológicas que se han realizado simultáneamente a esa desafortunada restauración han sido, por el contrario, enormemente interesantes y fructíferas, porque han permitido conocer las antiguas y desaparecidas estructuras arquitectónicas que se levantaban en el patio de armas, como eran las viviendas de los soldados de la guarnición del castillo, una gran sala de recepción y, en la barbacana, los cimientos de la antigua ermita de la Virgen de las Nieves o del Castillo. Las excavaciones arqueológicas, por tanto, nos han permitido saber que todo el patio de armas estaba ocupado por estructuras (viviendas, salas, estancias, etc.) y que la iglesia de la Virgen de las Nieves o del Castillo estuvo situada realmente en la barbacana del castillo. Por el contrario, la restauración de los muros nos ha dejado un castillo psicodélico, más propio del siglo XXX que del siglo XII.
ALCOVER, Antoni Mª y MOLL, Francesc de Borja (1962): Diccionari català-valencià-balear, Editorial Moll, 10ª edició, 2006.
DOMENE VERDÚ, José Fernando y PRETEL MARÍN, Aurelio (2009): Historia de Villena hasta el siglo XVII. El agua y su utilización para el riego en la huerta de Villena, Villena, Comunidad de regantes de la huerta y partidas.
FERRE DE MERLO, Luis (2000): “Bóvedas nervadas en el Castillo de Villena (Alicante)”, en Graciani, A.; Huerta, S. (eds.): Actas del Tercer Congreso Nacional de Historia de la Construcción, Sevilla, 26-28 octubre 2000; E. Rabasa, M. Tabales, Madrid: I. Juan de Herrera, SEdHC, U. Sevilla, Junta Andalucía, COAAT Granada, CEHOPU, 2000.
HERNÁNDEZ ALCARAZ, Laura (2001): “El castillo de la Atalaya (Villena, Alto Vinalopó)”, en SEGURA HERRERO, Gabriel y SIMÓN GARCÍA, José Luis (coord.): Castillos y torres en el Vinalopó, Centre d’Estudis Locals del Vinalopó (CEL), Col•lecció l’Algoleja / 4, pp. 77-82.
HERNÁNDEZ ALCARAZ, Laura (2000): “La restauración del castillo de Villena”, Revista anual Villena, pp. 94-98.
PRETEL MARÍN, Aurelio y RODRIGUEZ LLÓPIS, Miguel (1998): El Señorío de Villena en el siglo XIV, Instituto de Estudios Albacetenses “Don Juan Manuel” de la Excma. Diputación de Albacete, Albacete.
SOLER GARCÍA, José María: (1969): La Relación de Villena de 1575, Instituto de Estudios Alicantinos de la Exma. Diputación Provincial de Alicante, Alicante, 2ª edición, 1974.
SOLER GARCÍA, José María (1989): Guía de los yacimientos y del museo de Villena, Generalitat Valenciana: Conselleria de Cultura, Educació y Ciència, Valencia.
SOLER GARCÍA, José María: (2006): Historia de Villena. Desde la prehistoria hasta el siglo XVIII, M. I. Ayuntamiento de Villena y Fundación Municipal José Mª Soler, Madrid.
TENDERO FERNÁNDEZ, Fernando (2007): “El castillo de Salvatierra. Nuevos datos para su conocimiento”, Revista anual Villena nº 57, pp. 60-70.
2 comentarios:
Un trabajo estupendo y concienzudo que alaba lo loable y critica lo criticable sin ofender a nadie (y si alguien se pica ajos come)
Este pueblo se esta volviendo especialista en estropear su patrimonio,con barrabasadas como esta o la que se hizo en el paseo.
En otro pueblo no se consentiria estas cosas,encima hay gente contenta y todo.Lo proximo que sera ¿Santiago de rosa y Santa Maria de azul?
En Sax por lo menos se movilizo la gente en contra de las escaleras ,aunque no sirviera de nada,pero por lo menos el pueblo demostro su amor por su patrimonio.
Aqui en Villena y muy a pesar mio solo se movilizarian si suspendieran las fiestas.
Javier Rodenas
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