UN DEBER
Entre las distintas asociaciones religiosas constituidas en esta ciudad, debiera merecer especial atención por todos los villenenses, la dedicada esencialmente a rendir el obligado culto a nuestra Patrona, sobre todo en estos días de Septiembre, en que se celebran las tradicionales fiestas en su honor y para su mayor gloria. Sin embargo, aunque el fervor de los hijos de Villena para su Santa Madre no disminuya, pocos de ellos son los que conocen, y menos los que pertenecen a aquella cofradía, comúnmente denominada Junta de la Virgen; que, en su consecuencia, padece dificultades económicas. que le imposibilitan el cumplimiento eficaz de sus honrosos fines. Y este hecho lamentable, demostrativo del individualismo de nuestros paisanos, no puede seguir produciéndose.
Ser miembro de la Junta de la Virgen, figurar inscrito en las listas de le asociación, y cumplir puntualmente los deberes que tal condición lleva consigo, -entre ellos el de satisfacer, quien se encuentre en situación de hacerlo, una pequeña cuota mensual, para atender los gastos que el culto de nuestra Patrona exige-, creemos debe ser un preciado título para todo villenense que ame a su Virgen, que es tanto como decir para todo villenense en general. Pero es que, además de título de honor, lo consideramos, también, obligación ineludible. Y por ello, al comparar el pequeño número de socios con que contamos, con el muy crecido de villenenses ajenos a la asociación, y comprobar el absurdo de que, sólo unos pocos centenares, en una ciudad de veinte mil almas llenas de amor a su Virgen de las Virtudes, aparezcan queriéndose llamar públicamente hijos de Ella, y cumplidores de sus obligaciones filiales, queremos aprovechar el espacio que esta revista nos brinda, para hacer un llamamiento a los que en tan anómala situación se encuentran, y pedirles que cumplan con el deber de inscribirse en esta Junta dando así fin al absurdo que antes señalamos. Para ello solo tienen que dar su nombre y dirección a cualquiera de los sacerdotes de esta población, consignando la cuota que mensualmente quieran satisfacer. Tenemos los villenenses el orgullo de que nuestras Fiestas sean las mejores y mas fastuosas, queremos que las glorias de nuestra Patrona sean cantadas por los mas elocuentes predicadores, y que los actos de su culto revistan especial esplendor, deseamos también que, en nuestros templos, la Virgen se instale adornada de las mejores galas, y enmarcada con solemnidad y pompa que la Reina de los Cielos merece. Pero no olvidemos que todo ello cuesta dinero, que esta Junta debe pagarlo y que solo puede hacerlo si el apoyo de los hijos de Villena, inscritos en esta asociación y abonando sus cuotas, no le falta. Muy dignos de gratitud y muy valiosos resultan las ayudas y aportaciones que individualmente personas piadosas realizan, pero necesitamos, además el apoyo colectivo y regular de todos los que aman a la “Morenica”. A ellos ahora nos dirigimos con la seguridad de ser, una vez más, atendidos.
Por la Junta de la Virgen
El presidente - Alfonso Arenas García.
Revita de Fiestas de 1950
Entre las distintas asociaciones religiosas constituidas en esta ciudad, debiera merecer especial atención por todos los villenenses, la dedicada esencialmente a rendir el obligado culto a nuestra Patrona, sobre todo en estos días de Septiembre, en que se celebran las tradicionales fiestas en su honor y para su mayor gloria. Sin embargo, aunque el fervor de los hijos de Villena para su Santa Madre no disminuya, pocos de ellos son los que conocen, y menos los que pertenecen a aquella cofradía, comúnmente denominada Junta de la Virgen; que, en su consecuencia, padece dificultades económicas. que le imposibilitan el cumplimiento eficaz de sus honrosos fines. Y este hecho lamentable, demostrativo del individualismo de nuestros paisanos, no puede seguir produciéndose.
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Por la Junta de la Virgen
El presidente - Alfonso Arenas García.
Revita de Fiestas de 1950
Cedida por... Mercedes Pardo.
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