1969 D. SALVADOR AMORÓS CERDÁ HIJO PREDILECTO DE LA CIUDAD

D. SALVADOR AMORÓS CERDÁ HIJO PREDILECTO DE LA CIUDAD

El día 23 de junio de 1969, D. Salvador Amorós Cerdán recibió el título de hijo predilecto de la Ciudad. Fue un acto a la vez sencillo y solemne. Sencillo, porque así lo había querido el propio homenajeado, y solemne, porque era toda la población villenense, representada por su Ayuntamiento, la que en aquel momento se hallaba presente en el bello y ceremonioso salón de actos del Palacio Municipal.

(Fotos Soli)

Presidiendo el estrado se hallaba el Alcalde, D. Pascasio Arenas López, quien sentó a su derecha al Sr. Amorós y a doña María Fernández de Amorós, esposa de D. Salvador. A la izquierda del Alcalde se sentaron D. Antonio Amorós, hermano del homenajeado, y D. José María del Barrio, Director del Colegio Salesiano, que tantos favores lleva recibidos del señor Amorós. Todos los miembros de la Corporación ocupaban sus respectivos sillones, y la tribuna pública se hallaba repleta de familiares y amigos de D. Salvador.

Autorizado por el Alcalde, el Secretario de la Corporación dio lectura al acuerdo oficial de nombrar hijo predilecto de Vi-llena a D. Salvador Amorós Cerdán, acuerdo tomado el 19 de julio de 1969, una vez finalizados los trámites del expediente iniciado el 1 de abril de 1968.

Acabada la lectura, D. Pascasio Arenas hizo entrega de un precioso ramo de claveles a doña María Fernández y de un conmemorativo pergamino a D. Salvador, obra del artista D. Blas Hernández, con el texto siguiente :

«La M. I. Corporación Municipal, interpretando el sentir del vecindario de la Ciudad, se honra en conceder a DON SALVADOR AMOROS CERDAN el título de HIJO PREDILECTO DE VILLENA, como público reconocimiento a los singulares méritos contraídos laborando en pro de los intereses espirituales y materiales de la ciudad de su naturaleza. En Villena, a 23 de junio de 1969».

D. Pascasio Arenas pronunció un breve y emotivo discurso en el que comenzó re-saltando que, por expresa voluntad del señor Amorós, no se había dado al homenaje la amplitud y solemnidad que tanto el Ayuntamiento como multitud de villenenses hubieran deseado. Recordó que, no hace mucho tiempo, todos los medios de difusión se hicieron eco de la distinción que una prestigiosa entidad internacional rindió en Madrid a D. Salvador Amorós en premio a su altruismo y magnanimidad, y que era ésta la primera vez que tan alta distinción se otorgaba a un ciudadano español. Enumeró los múltiples beneficios que Villena debía al señor Amorós, quien en toda ocasión se ha complacido en resaltar su condición de villenense. Si otra no hubiera, era ésta suficiente razón para el homenaje que se le dedicaba.

Una calurosa ovación acogió las palabras del señor Arenas, que se reprodujo cuando D. Salvador Amorós, con una emoción que no trataba de ocultar, dio las gracias por un homenaje que no acababa de comprender ya que, en realidad, si algo había hecho por su pueblo no era sino una mínima parte de lo que hubiera deseado y Villena se merecía. Su discurso Fue corto, y la emoción sólo le permitió cerrarlo vitoreando a la Ciudad.

No hubo en esta ocasión banquetes ni fiestas suplementarias. El acto terminó con la misma sencillez con que había comenzado, y D. Salvador Amorós, después de recibir el particular homenaje de simpatía de cada uno de los asistentes y de visitar la emisora de radio próxima a inaugurarse y el Museo Municipal, emprendió el viaje de regreso a la capital de la nación.

En el transcurso del acto, los ilustres villenenses Pedro de Medina, Joaquín María López, Ruperto Chapí y Ángel Hernández Menor, cuyos retratos adornan los muros del Palacio Municipal, parecían sonreír satisfechos de aquel justo homenaje tributado a un distinguido colega que bien podía ostentar el título de «Bienhechor de la Ciudad».

Extraído de la Revista Villena de 1969