EL "TESORO DE VILLENA" Y EL "TESORILLO DEL CABEZO REDONDO"
Por José María Soler García - Delegado local del Servicio de Excavaciones
Si alguna fecha pudiera calificarse de áurea con entera propiedad, ésta sería para Villena la del año 1963. Fue en el mes de abril cuando surgió en el Cabezo Redondo un magnífico conjunto de joyas prehistóricas que hoy calificamos de "tesorillo" por razones de relatividad, pero que es ahora cuando adquiere su más trascendental importancia como elemento de dotación. Por otra parte, es muy posible que sin las circunstancias que concurrieron en la recuperación de este "tesorillo", no tendríamos hoy ocasión de comentar uno de los más sensacionales hallazgos arqueológicos de todos los tiempos, conocido ya en el mundo entero con la para nosotros entrañable denominación de "Tesoro de Villena".
Foto... Iñíguez
No podemos detenernos aquí en los detalles de su aparición, más o menos objetivamente divulgados por todos los medios de difusión, nacionales y extranjeros, aparte de que los interesados en estos pormenores podrán saciar muy en breve su curiosidad, pues no creemos se demore mucho la publicación de la detallada memoria del descubrimiento que hemos preparado para la Dirección General de Bellas Artes. Nos limitemos, pues, ya que el espacio de que disponemos tampoco presta para más, a destacar ante los ojos de los villenenses algunas de las circunstancias que hacen de estos hallazgos unos documentos históricos de valor excepcional.
Por lo que respecta al gran tesoro, no es posible asegurar con certeza si se trata de material de orfebre o del tesoro de un gran jerarca, robado o escondido en momentos difíciles. Nos hallamos, desde luego, ante una típica ocultación, efectuada en lugar recóndito y tan seguro que no lograron descubrirla ni los pastores moriscos que edificaron sus corralizas a pocos metros, en la inmediata ladera, y que tuvieron que hollar muchas veces el lugar del escondrijo.
Mayores precisiones aporta el "tesorillo", cuya pertenencia a un orífice queda perfectamente atestiguada por la presencia de piezas amortizadas y de un lingote en pleno proceso de utilización. Apareció, además, en un poblado que ha sido objeto de dos campañas oficiales de excavaciones y que puede ser fechado con bastante seguridad.
Foto... Iñíguez
La relación entre ambos conjuntos es evidente. Hay en el "tesorillo" sortijas que son réplicas en miniatura de los brazaletes del gran tesoro y un fragmento ornado con puntas que bastaría, sin más, para señalar una estrecha relación de parentesco. Esta afinidad no volvemos a encontrarla en ningún otro conjunto de los aparecidos dentro o fuera de la Península.
La consecuencia que de ello se desprende es clara y de la mayor trascendencia. Puede asegurarse que las joyas villenenses no son importadas, sino de fabricación local y que algunas piezas similares aisladas aparecidas muy lejos de nuestra comarca, con el famoso brazalete de Extremoz, deben considerarse importadas desde el foco villenense y fabricadas por un mismo orfebre. Más aún: los escasos paralelos encontrados para la pieza portuguesa en regiones ultrapirenáicas habrán de ser considerados desde ahora como tardías imitaciones del tipo Villena Extremoz en el centro de Europa.
A conclusión semejante se llega si se estudian los cuencos villenenses con decoración de puntos en relieve. No existen ejemplares semejantes en ningún otro lugar de la Península y solo el casco de plata de Caudete de las Fuentes, que ha sido fechado en el siglo VI a. de J.C., ofrece una decoración similar. En Europa, es famoso el cuenco áureo de Zurich, todavía sin fecha segura, pero aunque su decoración sea también de puntos, varía considerablemente en la técnica y especialmente en la temática. Hoy no es temerario afirmar que estos dos conocidas piezas pueden derivar de los cuencos villenenses.
Foto... Miguel Flor
Ahora bien, si tanto a los brazaletes como a los cuencos es aún posible hallarles estas lejanas semejanzas, no ocurre lo mismo con la mayor parte de los objetos restantes y, en particular, con los frascos de oro y plata del gran tesoro. No hay nada en la Prehistoria europea que se parezca, ni de lejos, a estas maravillosas vasijas, que hemos de considerar como una gran creación del orífice villenense, verdadero genio de la orfebrería primitiva. Son realmente asombrosos tanto el concepto estético cómo la perfección técnica que estos vasos revelan, difícilmente concebibles hasta hoy en la artesanía hispano de tan lejanas épocas.
Porque hora es ya de decir que todos los datos manejados para la dotación de los tesoros villenenses, incluido el muy importante de la vasija utilizada para la ocultación, nos llevan a una fecha anterior al final del segundo milenario precristiano, época en que la etapa "argárica" de la Edad del Bronce no había llegado a transformarse en la cultura "ibérica" de la Edad del Hierro.
Ello quiere decir que mucho antes de que este último metal fuera profusamente utilizado en la fabricación de armas y utensilios, hubo una etapa en que el hierro era considerado como metal atesorable, al igual que el oro y que la plata, hecho no documentado en Europa hasta el presente, pero que tiene precedentes conocidos en el Mediterráneo oriental. Si en verdad son de hierro dos de las, piezas que forman parte del gran tesoro, cosa que sólo el análisis podrá determinar, no será esta la novedad menos importante que los hallazgos villenenses aporten a la ciencia prehistórica. Recordemos que, hasta el momento, los más antiguos hallazgos de útiles de hierro en la Península no han podido remontar los comienzos del siglo VII a. de J. C.
Foto... Miguel Flor
No podemos entrar aquí en los problemas que plantea la aparición de esta masiva cantidad de oro en una comarca jamás citada como productora del noble metal. Sólo el "tesorillo" del Cabezo Redondo, con sus escasos ciento cincuenta gramos de peso, supera en volumen al de todos los hallazgos juntos de los yacimientos "argáricos de Murcia y Almería. Por su parte, el "Tesoro de Villena', que alcanza cerca de los diez kilogramos excede en peso y cantidad de objetos al de todas las joyas conocidas del mundo "hallstáttico" centroeuropeo, con las que han querido compararse los hallazgos villenenses, infundadamente a nuestro juicio. Sólo minuciosos análisis y detenidos estudios podrán determinar la procedencia de tan extraordinaria cantidad de materia prima, cuya súbita aparición ha venido a confirmar la existencia de un riquísimo foco cultural en la comarca villenense durante la Edad del Bronce, capaz de irradiar su influencia hasta regiones muy alejadas. Aquí es donde parece comprobarse ahora la existencia de ese substrato indígena patente en la orfebrería tartésica y que, al estímulo de las colonizaciones orientales, ha dado al mundo las maravillas de La Aliseda, El Carambolo o el Cortijo de Évora.
Los tesoros villenenses que acaban de aflorar son, por ahora, el último eslabón de una serie de descubrimientos arqueológicos del más alto interés, muchos de los cuales se exhiben desde hace tiempo en las vitrinas de nuestro Museo Municipal. Gran responsabilidad podrá exigírsenos en el futuro a los villenenses todos si no somos capaces de valorar científicamente esta riqueza histórica y de contribuir con todos nuestros medios a la conservación de lo ya descubierto y a la exhumación de todas las maravillas que indudablemente encierra todavía el subsuelo de nuestra privilegiada y querida tierra.
Villena y Agosto de 1964
El Tesoro y el Tesorillo
Villena 1964
Visita del Excmo. Señor D. Jorge Vigón
Minisro de Obras Públicas
El Excmo. Sr. Ministro de Información y Turismo
D. Manuel Fraga Iribarne
admira el Tosoro de Villena con el Gobierno Civil de Alicante
Visita del Iltmo. Señor D. Gratiniano Nieto Gallo
Director General de Bellas Artes
Profesor D. José Camón Aznar y señora
Profesor D. Miguel Tarradell,
delegado de Zona del Servicio Nacional de Excavaciones
El ilustre pintor Benjamín Palencia
D. Fray Justo Pérez de Urbel,
Abad mitrado del Valle de los Caídos
Dr. Wilhelm Sechüle,
Profesor de la Universidad de Gotinga (Alemania)
Extraído de la Revista Villena de 1964
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