Modesto Martín González nos ha dejado. Con la discreción y elegancia de la que siempre hizo gala, se ha marchado sin aspavientos, casi sin hacer ruido. A sus 84 años este maestro de vocación, que antes estudió en el Seminario y que durante tres años fue militar, legionario a más señas en el tercio Juan de Austria, nos deja un profundo vacío a aquellos que tuvimos el enorme privilegio de conocerlo. Yo lo hice, de niño, durante cinco años, cuando en el Colegio Príncipe don Juan Manuel, aquel joven maestro recién llegado a la ciudad, enseñaba con los pocos medios de entonces, al numeroso grupo de alumnos, que en torno a los cuarenta, nos agolpábamos en un aula del piso segundo, escuchando con atención sus explicaciones, que fluían de su boca con la energía y entusiasmo de aquél que creía firmemente en la importancia y trascendencia de su mal pagada labor pedagógica.
Firme propulsor de la vida cultural de nuestra ciudad, fundó en el Círculo Agrícola Mercantil Villenense, la revista “Marquesado”.
Autor de cuatro libros de poesía, en el primero de ellos, “Poesía para la Escuela, esbozaba con sencillez y sensibilidad el mundo de los niños.
PARVULADAS
Su modestia hizo que sus obras apenas trascendieran, pese a que no fue un poeta cualquiera, sino, como muy acertadamente escribió Francisco Bravo en la introducción del que, a la postre, sería su último trabajo, Versos y poesía (para la mesita de noche), de 2008:
“Modesto es poeta del pueblo y para el pueblo, poesía sencilla y llana es lo que en este libro hoy presenta nuestro amigo Modesto, el cual tiene fondo y tiene alma”.
En el último poema de aquel libro, nos dejó escrito, con la lucidez y experiencia de una larga existencia vivida en paz con uno mismo y con los demás:
Modesto Martín, maestro, amigo, descansa en Paz.
José Sánchez Ferrández
No hay comentarios:
Publicar un comentario