6 jul 2023

1975 BODAS DE PLATA DE LA REVISTA "VILLENA"

BODAS DE PLATA DE LA REVISTA "VILLENA"
BOSQUEJO HISTORICO DE SUS ANTECEDENTES
Por… José Mª Soler García - Fotos de su autor.
«In memoriam»
Los veinticinco años de existencia de esta revista coinciden con un hecho doloroso: el fallecimiento de ENRIQUE MUÑOZ MARTINEZ, uno de los grandes impulsores de las publicaciones villenenses en su doble vertiente de colaborador asiduo en los periódicos locales y de impresor destacado, heredero de una de las más antiguas imprentas de la población. En las prensas de aquella imprenta, incorporadas a la que habría de llamarse «Casa Normu», anagrama de los dos apellidos MENOR y MUÑOZ, se imprimieron los seis primeros números de la revista, hasta que el excesivo trabajo acumulado en la empresa obligó, desde 1957, a gestionar su impresión en talleres ajenos a la localidad. Una penosa enfermedad apartó hace algún tiempo a ENRIQUE MUÑOZ de sus quehaceres habituales, sin que ello le hiciera perder su pronto ingenio, su peculiar agudeza y su contagioso entusiasmo para la organización de actos benéficos o culturales.
Quisiéramos dejar constancia en estas páginas de nuestra emocionada despedida a un amigo de la infancia, a un compañero de inquietudes y a un irreductible «villenero» que a manos llenas entregó siempre a su pueblo lo mejor de sus afanes.
1899
ANTECEDENTES
De 1884 a 1940
En el año de 1884, el Ayuntamiento de Villena celebró el IV Centenario de la Aparición de la Virgen de las Virtudes, el cual debió conmemorarse diez años antes, pero hubo de aplazarse a causa del mal estado sanitario de la ciudad por aquel entonces. El acontecimiento se anunció por medio de un pequeño «Programa» en octavo, reproducido en facsímil en esta misma revista el pasado año.
Estos «programas» oficiales editados por el Ayuntamiento desde 1890 no han sufrido más interrupción que la del año 1909, a causa de la guerra de Marruecos, y la de los años 1936 a 1938 en que, por motivo de la contienda civil, no hubo festejos.
Durante el período republicano (1931 a 1 935), estas publicaciones oficiales se refieren exclusivamente a los actos cívicos, reseñándose los religiosos en programas aparte editados por la Junta Administrativa de la Virgen de las Virtudes.
1902
En 1902 se observan dos importantes novedades. El «Programa Oficial» ya no es una rutinaria copia de los anteriores, pues incluye varios excelentes grabados y comienza con una sucinta relación de la Ciudad en la que se exaltan sus valores geográficos, monumentales y humanos.
Las imprentas entonces existentes se habían dado cuenta de que la venta del «programa» podría ser rentable, y es en este mismo año de 1902 cuando surge el primer «programa comercial» que, entre gran cantidad de anuncios, inserta también el de los festejos a celebrar. En el «comercial» de 1910 se incluyen unos breves «clisés» literarios en los que se glosan «La Entrada», «El Cine Público», «Una Embajada», «Las Verbenas» y «Las Campanas de la Virgen», firmados por Ricardo García Amorós. No deja de ser curioso el desenfado con que están escritos algunos de estos «clisés». El referente al cine público, por ejemplo, termina con este párrafo: «(...) al amparo de la oscuridad y del barullo, sonríe la musa retozona y picaresca de Hita y de Quevedo entre los mozos de ambos sexos que, sin levantar la vista más allá del telón de la película, suelen sorprender a las estrellas y a otros soles de más ardiente temperatura que el de a diario nos alumbra».
1907
En el de 1905, se iniciaron las portadas «Modern Style», generalmente con relieves irisados y multicolores, algunos de gran belleza, y en el de 1913, se observa otra novedad, pues junto a media docena de grabados, de peor calidad que los de los años anteriores, se insertan por vez primera fotos de las seis comparsas que entonces intervenían: «Moros Viejos», «Moros Nuevos», «Bando Marroquí», «Estudiantes», «Marineros» y «Cristianos», personificadas en sus respectivos capitanes. Son las mismas fotos que vemos agrupadas en el de 1916 junto a un dibujo de la de «Romanos».
De 1917 a 1926 impera la rutina. Es la época de las portadas, más o menos sofisticadas de Hermógenes, García Ferriz o Cortés, graciosas de estilo y de suelto dibujo.
El de 1928 se distingue por una curiosa portada de Menor que se adelanta en muchos años a los «posters» actuales, y por una serie de viñetas del mismo autor en cada página, con graciosas estilizaciones de cada una de las once comparsas entonces existentes.
Estos «programas», rutinarios en su contenido y más o menos acertados en las viñetas de sus cubiertas, prosiguen hasta el año de 1930.
De 1931 a 1935, el régimen republicano impone la dualidad de «programas», cívicos y religiosos, ya mencionados, y de 1936 a 1938 se desarrolla el trágico estallido de la guerra civil. Las fiestas no se reanudan hasta el de 1939. El «programa» de este año es tipográficamente modesto, con viñeta de Cortés en la portada y una patriótica introducción, y similares características presenta el de 1940.
1913
LOS «EXTRAORDINARIOS» DE FIESTAS
Una importante novedad se ha producido en los dos últimos años citados pues, aparte de los pequeños y tradicionales «programas» hace su aparición una casi lujosa publicación en folio que lleva por título «Villena Azul», que se autodefine como «Revista de Fiestas». Es el eslabón de enlace entre una añeja tradición de publicaciones festeras y las espléndidas revistas actuales. Esta tradición se encuentra en los números extraordinarios que, con motivo de las Fiestas, publicaban los semanarios de turno, tan abundantes durante los últimos años del siglo XIX y primer tercio del presente.
El más antiguo que conocemos es el editado por «El Bordoño» el 5 de septiembre de 1906, con artículos y poemas firmados por los más notables literatos locales de la época. Inserta también algunas curiosas fotografías y acude ya al auxilio de la publicidad. El mismo semanario publicó números extraordinarios de iguales características en 1907 y 1908, así como en el de 1913, ya en su segunda época.
Desaparecido «El Bordoño», fue sustituido por «Villena Joven» que, al igual que su antecesor, publicó, durante su primera época, números extraordinarios de fiestas en 1914 y 1915 y, durante la segunda, en 1928. El de 1915 luce un extraordinario dibujo de Hermógenes en la portada.
1915
Estas publicaciones habían logrado crear una inquietud y una necesidad, y así vemos que, en 1918, uno de los pocos años en que Villena careció de su habitual semanario, los escritores locales, ayudados por la imprescindible publicidad, lanzaron el 5 de septiembre un «Número-Homenaje a Fiestas», al que, con ingenio y cierto regusto irónico, denominaron «El Único». Al mismo concepto responde «El Periódico de Fiestas», editado también como «número único» en 1921.
En este mismo año de 1921, saltó a la palestra «La Corona», órgano de la comisión encargada de la «Coronación Canónica de la Virgen de las Virtudes», que no publicó número extraordinario hasta septiembre de 1922, y en 1929, surgió «Patria Chica», que en septiembre publicó su correspondiente extraordinario de Fiestas, uno de los más importantes de los editados hasta entonces y de entrañable recuerdo para el autor de estas líneas, que en él inició prácticamente su andadura literaria. Su contenido era amplio y ecléctico, ya que entre sus colaboradores figuraban los sacerdotes Archent y Nadal junto a los dirigentes socialistas Cañizares y Maruenda. En él se insertó también un recuerdo a «La Prensa Local de Antaño», con viñetas de Pepe Cortés, que en otra de las páginas aparece caricaturizado por el dibujante «Sirio», uno de los más famosos artistas de España por aquellos tiempos.
1916
No le fue en zaga el número extraordinario de 1930, en el que se dieron cita todos los escritores locales, presentes y ausentes, y muchos personajes de relieve que habían tenido alguna relación con nuestra Ciudad. Citaremos solamente al ilustre filólogo Tomás Navarro Tomás, que ya había colaborado en otros semanarios locales y que pronto alcanzaría la presidencia de la Real Academia Española. Hemos de reconocer a Joaquín Selva, director de aquel inolvidable semanario, una gran amplitud de conocimientos y una extremada habilidad para la obtención de colaboraciones. En los extraordinarios de «Patria Chica» tenemos ya el esquema de lo que habrían de ser todas las revistas posteriores.
El recuerdo de aquellos antiguos «programas comerciales» de principios de siglo, que intercalaban entre los anuncios breves artículos literarios, revivió en 1930 y 1931 con la edición de pequeños folletos, obra de Enrique Muñoz, que, bajo el título de «Fiestas», insertaban escritos de muy diversa temática, desde el emocionado recuerdo a la Coronación de la Virgen en 1923, hasta la propaganda del Centro Obrero de la U.G.T.
De 1931 a 1936, los periódicos republicanos, eminentemente políticos, no dedican gran atención al tema festero y tampoco publican los clásicos extraordinarios de septiembre. Pero en 1933 había aparecido «El Olivo», órgano de los Antiguos Alumnos Salesianos, que no dejó de editar en septiembre el tradicional extraordinario festero, forzosamente modesto, dadas las adversas circunstancias en que habían de moverse. El de 1934 es, pese a todo, muy interesante por los artículos de tema histórico debidos a la pluma de D. Gaspar Archent.
1918
Tras el paréntesis de la guerra civil, en 1939 y 1940 se reanuda la tradición con los dos números de «Villena Azul» que, como más arriba dijimos, se subtitularon «Revista de Fiestas», denominación que tardará en aceptarse, pues hay muchos todavía en la actualidad que siguen hablando del «programa», como si se tratara de aquellas modestísimas publicaciones de principios de siglo.
De 1941 a 1946 hay un evidente retroceso, pues se vuelve al tamaño en cuarto, con mucha publicidad y muy escasa literatura. Salvo en la tipografía, no llegan a igualar siquiera a algunos de aquellos antiguos «programas».
1928
De 1947 a 1950, se recupera el tamaño folio, y salvo el de 1948, que es el extraordinario de «Bodas de Plata», órgano que la comisión encargada de conmemorar la coronación canónica de 1923, y que a esta misión dedica casi todo su contenido, los restantes se titulan «Moros y Cristianos», pero aún llevaban en la portadilla el subtítulo de «Programa Oficial». La publicidad es en ellos abundante y la literatura todavía escasa, pero estamos ya en los prolegómenos de lo que habría de ser la revista a partir de entonces.
1929
LA REVISTA «VILLENA»
El n.° 1 de esta revista, concebida ya como tal, aparece en 1951, y ofrece la particularidad de añadir, como complemento a sus variadas secciones, el número extraordinario del boletín «Rataplán», órgano de la comisión organizadora del centenario de Ruperto Chapí. El editorial de este primer número es una verdadera declaración de principios. Se recuerda en él la evolución que esta clase de publicaciones había experimentado en lo que iba de siglo, y la necesidad de disponer de una verdadera revista anual en donde se recogieran todos los hechos notables acaecidos en la Ciudad durante el espacio de esta naturaleza, en la que el repertorio gráfico tuviese su debida proporción, sería de extraordinario valor, no sólo para los futuros historiadores, sino también para los simples curiosos de los acontecimientos locales, cada vez más numerosos. En la portada de este primer número, elegante y sobria, campea únicamente el escudo de la Ciudad entre láureas en relieve.
La dirección de la revista ha estado siempre vinculada al Ayuntamiento, ya en el Concejal o Teniente de Alcalde de Fiestas, ya en el de Cultura.
1931
La lista de sus directores es la siguiente:
Núm. 1 (1951): D. Alberto Pardo Caturla.
Núms. 2 a 4. (1952 a 1954): D. Ricardo Guillén Yáñez.
Núms. 5 a 10. (1955 a 1960): D. José García Galbis.
Núms. 11 a 13. (1961 a 1963): D. Bartolomé Amorós Belda.
Núm. 14. (1964): D. José Ibáñez Serrano.
Núms. 15 a 16. (1965 a 1966): D. Rafael Bonastre Menor.
Núms. 17. (1967): D. Faustino Alonso Gotor.
Núms. 18 a 20. (1968 a 1970): D. José Ibáñez Serrano.
Núms. 21 a 23. (1971 a 1973): D. Faustino Alonso Gotor.
Núm. 24. (1974): D. Augusto Vidal González.
En las portadas se observa también la evolución de los estilos. En los seis primeros números, impresos como dijimos en los talleres «Normu», imperan las pinturas de Menor y los montajes de Enrique Muñoz, y en los dos siguientes, números 7 y 8, reaparece Pepe Cortés, que en la de 1958 nos dejó una de sus más bellas y expresivas obras, reproducida como «encarte» en 1967, año de su muerte, en homenaje a la memoria de tan singular artista, colaborador en la prensa villenense desde el primer tercio de este siglo.
1931
Diversos artistas locales ilustran las portadas, con viñetas o montajes desde 1959 hasta 1962. Al año siguiente, n.° 13 de la revista, comienza su colaboración en ella el gran pintor Manuel González Santana, residente por entonces en nuestra población, que ilustra, con óleos de regusto impresionista, las cubiertas de los números 13 al 16 (1963 a 1966).
Otra bella portada es la del número 17, fragmento de un cuadro titulado «Moros en Villena», con el que su autor, Martínez Alcober, de ascendencia villenense y residente en Madrid, obtuvo el segundo premio «Pintores de África» en 1966. En el editorial de este mismo número, dirigido por Alonso Gotor, se anuncia como novedad que la revista piensa convertirse en mensual, con lo que el número de septiembre volvería a ser el antiguo «Extraordinario de Fiestas», fundamentalmente orientado a ensalzar y divulgar los festejos de «Moros y Cristianos»,
Tal y como se anunció en dicho editorial, el 1 de enero de 1968 salió a la luz el primer número del periódico mensual «Villena», que se subtituló «publicación cultural e informativa de la comarca». Editó solamente 11 números, ya que el correspondiente al mes de septiembre se convirtió en el 18 de la revista. Es en él en donde aparece, contra la añeja costumbre de cuadros y montajes en la portada, la primera fotografía en color, obra del entusiasta Miguel Flor, que llevaba publicadas muchas otras en las páginas interiores de las precedentes.
1933
Esta modalidad de las fotos prosiguió en los dos números siguientes, 19 y 20, con reproducción en este último del cartel editado por el Ministerio de Información y Turismo, en el que figura una espléndida panorámica de nuestro castillo.
De confeccionar el n.° 21 se encargó una agencia alicantina, que encomendó a uno de sus dibujantes profesionales la ilustración de la portada. Se decía en el editorial de este número que, aunque la aparición de la revista coincidía con la celebración de las fiestas en honor de la Virgen de las Virtudes, pues no en vano era la continuadora de aquellos antiguos «programas», ello no quería decir que había que dedicarse exclusivamente al tema de «moros y cristianos», el cual pudiera ser tratado específicamente en periódicos o boletines de más frecuente aparición, como sucede actualmente con el titulado «Día cuatro que fuera...», cuyo primer número vio la luz en enero de 1971 y lleva ya casi cinco años de ininterrumpida aparición mensual. Se recordaba nuevamente que, ya desde el principio, la revista pretendió ser algo así como los «Anales» de la Ciudad, y que había llegado a conseguir un estilo especial, pronto asimilado por otras publicaciones similares de la región, y se ponía como ejemplo la sección de «Efemérides» o «Hechos salientes de un año», de obligada inserción hoy, con diversos títulos, en casi todas las publicaciones de este tipo.
1940
Del montaje de los números 22 y 23, con fotos y dibujos en las portadas, se encargó el también dibujante Blas Hernández, colaborador en muchas otras ocasiones, y así llegamos al año de 1974, de singular importancia en la historia de la Ciudad, ya que en él se dieron cita varios acontecimientos, como la conmemoración del «V Centenario de la Aparición de la Virgen de las Virtudes»; del 350 Aniversario del Voto Corporativo a la Patrona, y la celebración del «Primer Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos». De la dirección de la revista en año tan singular se encargó el notario D. Augusto Vidal González, en su calidad de Concejal Delegado de Cultura en el nuevo Ayuntamiento que, desde el día 2 de febrero de 1974, preside el actual alcalde de la población, D. José García Galbis. Incluida la publicidad, el número 24 de la revista es, con mucho, el más voluminoso de la colección, y en la portada, lleva impresa en oro sobre el blanco satinado de papel, la medalla conmemorativa del V Centenario de aparición de la Patrona.
1950
Digamos por último, que, aparte de la revista, se publica anualmente el «programa» de los festejos, con portada especial a la que suele destinarse el cartel que obtiene el segundo premio cuando se elige por concurso público.
1951
UNA SUGERENCIA
Hemos llegado al final de nuestro trabajo que, como habrá observado quien haya tenido la paciencia de leerlo, se limita a una simple enumeración cronológica de los periódicos publicados con motivo de las Fiestas, y a un examen, muy somero, de sus características externas. Es evidente que no hemos podido detenernos a reseñar el contenido de estas publicaciones, rico en valores históricos, literarios y artísticos de todo tipo, pues ello hubiera desbordado los límites que no hemos tenido más remedio que imponernos.
A este respecto, quisiéramos hacer una última sugerencia. En 1984, que será dentro de nueve años, se habrá cumplido un siglo desde la aparición del primer «programa» editado con motivo de las Fiestas. Sería esta una magnífica ocasión para efectuar un serio y riguroso estudio de toda esta riqueza, en la que se haya acumulada gran parte de la vida de nuestra querida Ciudad.
Extraído de la Revista Villena de 1975

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