PROCESIÓN DEL SANTO ENTIERRO, Nuestra Señora de los Dolores, Nuestro Padre Jesús, El Cristo de las Penas, Nuestra Señora de las Angustias, El Santo Entierro y Nuestra Señora de la Soledad.
TENGO FRÍO
Tengo frío,
por tu sangre tan divina
en el madero,
por mis culpas, mis ofensas,
mis desprecios,
tengo frío por los clavos
que te hirieron
desgarrando pies y manos
de tu cuerpo.
Como un río de dolor,
rojo sendero,
derramaste todo el cáliz
sin aliento,
bajo el sol de aquellos ojos,
los más tiernos,
de tu Madre Virgen Santa,
luz del cielo.
Tengo frío, mi Señor,
¡sin Ti me muero!,
¿Dónde estás mi Dios ahora?
¿No estás muerto?
¡Si la espera se me hace
insoportable!,
¡Si la noche se ha hecho dueña
de mis huesos!
¡Tengo frío...! ¡No te tengo!
Tengo frío y me he plegado
todo dentro,
embrión en el silencio,
sin consuelo,
aterrado por la escena
que contemplo.
Por la lanza en tu costado
tan abierto,
por la sed que no calmé,
- ¡mi Dios pidiendo! -
mis oídos fueron sordos,
tus lamentos...
resbalaron por mi alma,
ojos ciegos.
Tengo frío...
por tu cuerpo tan desnudo,
tan maltrecho,
y los brazos de Tu Madre,
tan deshechos,
abrazándote con fuerza
sin remedio.
¡Mi Señor!
¡No te vi ! ¡Pasé de largo
tanto tiempo!...
No te supe descubrir
en el hermano,
tan inmune a los muchos
sufrimientos;
me endiosaron mi soberbia
y más pecados.
Hoy el hielo de mis obras
me denuncia,
tengo frío, pero sé
que en tu regazo,
por tu sangre tan divina
derramada,
el calor de tu consuelo
me hace salvo.
¡Mi Señor!, ¡me has perdonado!
con tu gracia,
con tu entrega generosa
en el Calvario;
un amor tan desmedido,
¿Dónde hallarlo?
¡En tu cruz, mi Salvación!
¡No soy esclavo!
Marzo de 2015. - Mª Virtu Pardo
Lectura… Jorge García
Recitado el Viernes de Dolores en el Vía Crucis
Tengo frío,
por tu sangre tan divina
en el madero,
por mis culpas, mis ofensas,
mis desprecios,
tengo frío por los clavos
que te hirieron
desgarrando pies y manos
de tu cuerpo.
Como un río de dolor,
rojo sendero,
derramaste todo el cáliz
sin aliento,
bajo el sol de aquellos ojos,
los más tiernos,
de tu Madre Virgen Santa,
luz del cielo.
Tengo frío, mi Señor,
¡sin Ti me muero!,
¿Dónde estás mi Dios ahora?
¿No estás muerto?
¡Si la espera se me hace
insoportable!,
¡Si la noche se ha hecho dueña
de mis huesos!
¡Tengo frío...! ¡No te tengo!
Tengo frío y me he plegado
todo dentro,
embrión en el silencio,
sin consuelo,
aterrado por la escena
que contemplo.
Por la lanza en tu costado
tan abierto,
por la sed que no calmé,
- ¡mi Dios pidiendo! -
mis oídos fueron sordos,
tus lamentos...
resbalaron por mi alma,
ojos ciegos.
Tengo frío...
por tu cuerpo tan desnudo,
tan maltrecho,
y los brazos de Tu Madre,
tan deshechos,
abrazándote con fuerza
sin remedio.
¡Mi Señor!
¡No te vi ! ¡Pasé de largo
tanto tiempo!...
No te supe descubrir
en el hermano,
tan inmune a los muchos
sufrimientos;
me endiosaron mi soberbia
y más pecados.
Hoy el hielo de mis obras
me denuncia,
tengo frío, pero sé
que en tu regazo,
por tu sangre tan divina
derramada,
el calor de tu consuelo
me hace salvo.
¡Mi Señor!, ¡me has perdonado!
con tu gracia,
con tu entrega generosa
en el Calvario;
un amor tan desmedido,
¿Dónde hallarlo?
¡En tu cruz, mi Salvación!
¡No soy esclavo!
Marzo de 2015. - Mª Virtu Pardo
Lectura… Jorge García
Recitado el Viernes de Dolores en el Vía Crucis
Fotos... Paco García Rodríguez
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