Villena, una ciudad que es un tesoro en Alicante
Publicado en... SALTA COMINGO
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Cuando uno piensa en la Comunidad Valenciana le vienen a la cabeza el sol y la playa, pero esa costa que sirve de reclamo para miles de turistas hace, al mismo tiempo, de cortina que oculta el interior. Eso es lo que le sucede a Villena, a poco más de cuarenta minutos de Alicante. Una desconocida para todos los pasajeros de Ryanair o del propio AVE, que se sorprenden cuando su tren para en una estación con ese nombre –atentos que, a pesar de que hay una estación de AVE, llegar a Villena desde ella requiere un poco de organización en forma de llamada a un taxi–.
Pero Villena es más que uno de los mayores centros de calzado infantil del país y la cuna del compositor Ruperto Chapí, es una ciudad con un imponente casco histórico con castillos, iglesias, torres… y muchas cosas que descubrir. Gracias a su pequeño tamaño –a pesar de ser uno de los términos municipales más grandes de Alicante– es posible recorrer todos los puntos turísticos de Villena en un cómodo paseo… aunque hay escaleras y cuestas.
¿Os venís a visitar Villena?
La plaza del ayuntamiento: el tesoro de Villena
Puede que nunca hayáis oído hablar del tesoro de Villena, pero hablamos del segundo tesoro de oro de la Edad del Bronce más grande de toda Europa. Nada menos que 59 objetos encontrados en una vasija de barro en 1963. Fue en el edificio del ayuntamiento donde se buscó un sitio al museo arqueológico José María Soler García, donde se muestran tanto las piezas de oro como la vasija reconstruida y, casi con tanta antigüedad el fragmento del NO-DO (también en YouTube) en el que se da la noticia del hallazgo. Sin olvidar la Dama de Caudete, pariente de la de Elche que está en el Museo Arqueológico de Madrid.
En la plaza del ayuntamiento está la iglesia de Santiago con sus curiosas columnas helicoidales que parecen atornillar el edificio al suelo y estar dispuestas a seguir incrustando aún más el techo de la iglesia con unos cuantos giros extras.
El Rabal
Más allá de la plaza del ayuntamiento comienza la antigua ciudad con su trazado medieval de calles estrechas y complicadas por las que es fácil desorientarse. Ahora lo vemos como un casco histórico bien cuidado y lleno de encanto, pero es gracias a sus vecinos que no se dieron por vencidos cuando la gente comenzó a irse a los nuevos barrios abandonando el centro. Los amigos del Rabal y de la ermita de San José han recuperado la zona y ahora es un placer pasear por aquí y subir hasta lo alto del campanario de la iglesia de Santa María con su reloj y su fantástica vista del castillo de Villena.
Si vuestra imaginación os hace pensar en la Edad Media al pasear por estas callejas, no os preocupéis, no estáis locos… es que le queda algo del ambiente de la época y, cada año, lo reviven en las Fiestas del Medievo de Villena (de las que hablaré próximamente).
El castillo de Villena, la Atalaya
Tierra de batallas, de conquistas, de sublevaciones, de luchas y de control… y ¿qué mejor forma de control que una atalaya en un castillo en la alto? Ninguna. Pero, eso sí, cada vez que tengáis que llegar al castillo pensareis que lo podían haber construido un poco más abajo. No se sabe con certeza la fecha de construcción del castillo pero está como el primer día –tal vez la rehabilitación-reconstrucción se les ha ido un poco de las manos, pero ¿quién no quiere ver un castillo en su máximo esplendor en pleno siglo XXI?–.
Puede que, después de saber que hay que subir hasta allí, estéis pensando que con verlo desde abajo, o desde el campanario de Santa María –que ya habéis subido– sea bastante, que suficientes rampas lleváis ya hoy en el cuerpo. Sería un error. Pero un grave error, porque lo mejor del castillo está en su interior. Y no os vas a encontrar con una exposición de objetos medievales, ni cuadros, tapices, alfombras… no. Lo mejor es la Atalaya Experience: una forma diferente de darle vida a la historia de Villena y de su castillo.
Desde el origen de la fortaleza hasta la guerra de sucesión, desde antiguas leyendas y pasajes de El conde Lucanor de Don Juan Manuel –príncipe de Villena– hasta juegos y bailes medievales. Impresionante la experiencia que acaba, si tenéis suerte ese día, con una puesta de sol desde lo alto de la atalaya digna de príncipe.
Dónde comer en Villena
Con tanta subida, tanta bajada y tanto paseo estaréis pensando que habrá que parar en algún sitio a reponer energías. Eso os pasa porque no habéis tomado el típico desayuno villenero esta mañana: huevos fritos, chorizo, morcilla, salchichas, pimientos, sardinas… sin olvidar los dulces y el plato estrella, la gachamiga. Puede que el aspecto no os atraiga mucho y saber que se trata de harina, agua y ajo tampoco os motive, pero os aseguro que está delicioso, al menos es que tomamos nosotros en el Hotel Restaurante Salvadora, el único hotel de la ciudad.
Vale, si no habéis desayuno fuerte tampoco hay problema. Son muchos los restaurantes de la ciudad y, además de la cocina tradicional, también hay mucha cocina fusión y moderna que elegir. Damos fe de ello en el Auroch Bar, el Titas Gastro Bar y la Teja Azul. Vamos, que hambre no vais a pasar y puede que subir al castillo sea la excusa perfecta para abrir el apetito.
Muchas gracias a Turismo Villena y BigBranding por descubrirnos la ciudad de Villena.
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