Ese sillón vacío… (en memoria de Paco Prats)
Nadie sabe como los de casa el significado que tenía ese sillón para ti. Ese sillón impasible ante el continuo devenir del tiempo. Ese sillón nostálgico de su amo, que hace una semana ya que se fue de casa, y que al menos en cuerpo, no tornará.
Paco Prats, un hombre que bien querido en su familia, apreciado por sus amigos y reconocido por muchos villenenses dio parte de sí mismo poniendo en práctica la famosa frase de que tu mano izquierda no sepa lo que hace tu derecha.
Un asesor admirado por muchos a nivel personal y profesional, a la vez que un emprendedor y un trabajador como la copa de un pino, hasta el punto de que mientras pudo, en sus ratos libres, aún se iba a echar un ratico a su despacho. Pero Paco era mucho más que eso.
Un suegro que siempre me hizo sentir como un hijo casi desde que lo conocí. Ante todo, él quería que fuéramos felices y le emocionaba ver cómo su familia crecía y se mantenía unida, lo cual se hacía evidente unas veces por lo que decía con sus historias y frases repletas de melancolía, otras porque sus ojos se ponían vidriosos a la vez que no podía articular palabra.
Un padre que con sus debilidades, sus devaneos y sus luchas internas ante el paso del tiempo y el desgaste que una vida de 82 años supone, pudo ver cómo el fruto de su trabajo tuvo continuidad de la mejor manera que puede querer un padre: transmitiéndole todo lo que sabe a sus hijos para seguir con el mismo empeño y responsabilidad con ese gran proyecto de vida que supone llevar una pequeña empresa adelante.
Un abuelo que como fruto de la casualidad tuvo una prórroga en su vida hace casi dos años, pudiendo ver crecer a su nieta del alma hasta sus cinco años y pudiendo ver nacer a su segundo nieto, al cual pudo conocer y perseguir con la mirada mientras le decía eso de “a la boca no”.
Aún recuerdo Paco tus cada vez más cortas conversaciones sobre fútbol y el Real Madrid, pero lo que nunca olvidaré fue poder acompañarte hasta tu último suspiro junto a toda tu familia, un momento duro a la vez que especial.
Es curioso ver, ahora que no vuelves Paco, como nadie se sienta en tu sillón, porque como tú solamente habrá uno, Paco, mi suegro para siempre.
Julián Calero Belda
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